Se mantiene viva como buenamente se puede la llama del toreo, pero hay que seguir defendiéndose, no cabe otra salida ante la posición en cuanto a la Fiesta del comunismo rampante que nos amenaza. Mientras el inefable Rodríguez Uribes, inculto ministro de Cultura, le niega el pan y la sal al sector, la sociedad se defiende como puede. Ayer reiniciaba José Enrique Moreno sus mano a mano en Cajasol y hoy estaremos en el convento de Santa Clara divagando sobre Gallito, mientras continúa el entusiasmado boca a boca que propala la faena de Juan Ortega la otra tarde en Jaén. Nos defendemos como podemos, pero el año de 2021 no puede discurrir como éste y las principales plazas han de abrirse, más que nada para evitar la muerte por consunción del espectáculo más nuestro. Porque seguro que el toreo vivirá y los Rodríguez Uribes de turno dejarán de mangonear.
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