La Consejería de Educación ha remitido este semana a los colegios e institutos de Andalucía una instrucción que limita el uso del móvil en los mismos. Salvo excepciones justificadas, las restricciones afectan a todo el horario escolar, incluidos los recreos y las actividades. El teléfono sólo podrá emplearse por motivos pedagógicos. Es una normativa que facilita un soporte legal a las direcciones de los centros educativos, muchos de los cuales ya venían aplicando esta prohibición. La norma administrativa contempla todo el proceso que debe seguirse en el caso de que un profesor decida requisar el móvil a un alumno, el lugar donde debe permanecer el dispositivo que se retira y la entrega del mismo sólo al tutor responsable del estudiante. Resulta evidente que el móvil se ha convertido en un problema en los colegios, con niños que lo emplean desde edades cada vez más tempranas pese a que los expertos insisten en desaconsejarlos. Según un informe del último año del Defensor del Profesor, un 21% de los docentes confiesa que sufre falta de respeto por parte del alumnado y un 23% admite problemas para dar clase. El móvil merma significativamente la atención en las aulas. En ocasiones, los profesores dedican su esfuerzo a descubrir las añagazas de los jóvenes para enviarse mensajes durante las mismas, con lo que se crea un ambiente incompatible con el que debe presidir la impartición de la docencia. Incluso los recreos se convierten en un culto a las pantallas, con niños que optan por conectarse y que renuncian a los juegos o a practicar deportes. Y, lo más grave, la utilización de estos dispositivos en los centros educativos para amplificar todo tipo de conductas incívicas, como los casos de acoso. Son éstas razones de peso para respaldar las restricciones decididas por la Junta. Los escolares se encuentran localizados durante su estancia en las escuelas. Los móviles sólo contribuyen a sembrar la discordia.