Tribuna

Francisco j. Ferraro

Miembro del Consejo Editorial del Grupo Joly

Grandes empresas proponen reformar el capitalismo

Grandes empresas proponen reformar el capitalismo Grandes empresas proponen reformar el capitalismo

Grandes empresas proponen reformar el capitalismo

Las grandes empresas en EEUU se encuentran muy cuestionadas por algunos escándalos empresariales, el aumento de los beneficios mientras se deterioran los salarios, su responsabilidad en la crisis climática, la captura por los lobbies de congresistas y reguladores y por el creciente poder de las grandes empresas tecnológicas, lo que está provocando un creciente malestar ciudadano hacia un sistema codicioso que se aleja de su promesa de un futuro mejor para la humanidad. Este malestar se está expresando en nuevas propuestas políticas, como las de los candidatos presidenciales por el Partido Demócrata Bernie Sanders y Elisabeth Warren, que cuestionan algunas de las bases del capitalismo de las últimas décadas y exigen a las grandes empresas nuevos compromisos y contribuciones sociales.

En este escenario, la asociación Business Roundtable, un lobby empresarial que agrupa grandes empresas, como Apple, Amazon, Bank of America, BlackRock, Goldman Sachs, IBM, JP Morgan, Exxon, Ford, KPMG o Pfizer, y que emplea a más de 15 millones de trabajadores, emitió el pasado 19 de agosto una declaración que supone un cambio radical de las motivaciones empresariales de las últimas décadas, dominadas por el único fin de maximizar los beneficios a corto plazo, para incluir también entre sus objetivos el bienestar de los clientes, trabajadores, proveedores, la protección del medio ambiente y, en general, el apoyo a la sociedad.

La declaración ha despertado un amplio debate en Estados Unidos. Mientras algunos se muestran satisfechos con el reconocimiento de nuevos contenidos en la responsabilidad social de las empresas, otros se preguntan por las motivaciones de la declaración. Entre estos últimos se esgrimen argumentos variados, como la conveniencia de primar la creación de valor a largo plazo en un entorno de incertidumbre, la creciente importancia de la reputación social para las empresas, la incorporación de nuevos líderes empresariales más sensibles con preocupaciones valores sociales en ascenso, y otros opinan que es puro tacticismo, y que con esta declaración los firmantes tratan de sintonizar con las sensibilidades en ascenso de la nueva socialdemocracia americana.

En este marco, la prestigiosa revista The Economist publicó el 22 de agosto un artículo editorial en el que, tras reconocer que "el capitalismo no funciona como debiera", afirma que "esta nueva forma de capitalismo colectivo terminará haciendo más daño que bien" por dos razones. Por una parte, porque los dirigentes empresariales no tienen legitimidad social para interpretar los intereses de la sociedad en su conjunto. Y, por otro, porque esta forma de capitalismo colectivo es una amenaza para la prosperidad a largo plazo porque frena el cambio, ya que las empresas se encontrarían con restricciones para abandonar producciones obsoletas y reasignar capital y trabajo a nuevas actividades.

Por ello propugna que para que el capitalismo funcione mejor para todos no hay que limitar la responsabilidad y el dinamismo de las empresas, sino mejorarlos, lo que requiere que los objetivos de las empresas no los definan sus ejecutivos, sino sus propietarios, que en su mayoría estarán interesados en maximizar el valor de las empresas a largo plazo. Para ello es recomendable extender la propiedad de las empresas en la sociedad (lo que puede alentar el sistema tributario) y favorecer la participación de los pequeños accionistas, partícipes en fondos de inversión y en planes de pensiones en las decisiones empresariales en detrimento de los altos ejecutivos y los gestores de fondos.

Asimismo, plantea que la rendición de cuentas sólo funciona si hay competencia, lo que impediría mantener beneficios anormalmente altos, y llama la atención sobre la pertenencia a sectores oligopólicos de gran parte de los firmantes de la declaración, poco interesados en reducir las barreras de entrada. También abogan por reformas y un Gobierno efectivo para una economía sana y competitiva. Un Gobierno "para hacer cumplir las normas antimonopolio, para acabar con el cabildeo y el amiguismo excesivos de hoy, para hacer frente al cambio climático".

Si bien en España la declaración de la Business Roundtable ha pasado casi desapercibida, es relevante para todo el mundo que las grandes empresas estadounidenses se hayan incorporado a un debate público alimentado por valores sociales emergentes, como los relacionados con el papel social y laboral de la mujer, la desigualdad, el bienestar animal, los hábitos alimentarios o el cambio climático, valores que están cobrando relevancia por la inmediatez en que la reprobación pública (favorecida por las redes sociales) impacta en la reputación de las empresas.

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