La Puerta del Arenal estaba situada al final de la calle de la Mar (García de Vinuesa) en su confluencia con Arinas (Harinas), Molbiedro (Castelar) y la del Pescado (Arfe), según consta en el Plano de Olavide de 1771. Constituía un acceso de carácter comercial con mucho tránsito de bienes y personas, pues conducía de modo directo al puerto de Sevilla a través de una calzada que se construyó sobre la arena de la playa fluvial. Esta puerta era una de las pocas que se mantenían abiertas de noche, incrementando el caos de una zona degradada por la cercanía de los principales prostíbulos de la ciudad en el entramado de callejuelas conocido como Compás de la Laguna o de la Mancebía. En época andalusí recibe el nombre de bab al-Faray y su arquitectura corresponde entonces a una torre-puerta con barbacana. Sería reedificada por Hernán Ruiz el Joven, que incluye un arco de medio punto con frontón triangular: “Esta puerta grandiosa /.../ adornada de labores, estatuas y escudos, se puso así en la renovación que en ella se hizo el año 1566” (Félix González de León). Recibe diversas restauraciones posteriores y en 1864 es demolida. La encantadora acuarela pintada por Adrien Dauzats en 1836 nos muestra el Arenal y su puerta al fondo, obra perteneciente al Museo del Louvre.
El pescado representaba una de las principales mercancías que atravesaban la Puerta del Arenal, lo cual derivó en el establecimiento de lonjas y pescaderías en sus proximidades. Las primeras se situaron en las Reales Atarazanas antes de pasar a la calle extramuros adosada a la muralla entre la Puerta del Arenal y el Postigo del Aceite, surgida al formarse el barrio de la Carretería. La primitiva vía medieval recibirá distintos nombres a lo largo del tiempo: plaza del Arenal; calle de Pescaderías, de Pescadores y del Pescado desde el siglo XVIII; el rótulo de Arfe se coloca en 1859 en honor del maestro orfebre renacentista Juan de Arfe y Villafañe, autor de la espléndida custodia en plata que guarda la catedral hispalense. En la misma centuria se abre el paso cubierto que comunica Arfe con la antigua calle Bayona (Federico Sánchez Bedoya), mientras que en la siguiente se instala en su extremo sur un mercado de abastos repleto de pescaderías que se transforma décadas después en Lonja de Artesanía. Junto al Postigo del Aceite se levantaba un retablo con la talla de un crucificado, el cual podría ser el Cristo de la Sangre (s. XVI) venido del Nuevo Mundo que se venera desde el siglo dieciochesco en la Capilla del Baratillo. Frente a la lonja artesana se abre en fechas recientes un túnel que desemboca en la bellísima Plaza del Cabildo, donde nos sorprende un lienzo de la muralla interior que discurría muy cerca de la mezquita mayor almohade y de la posterior Catedral de Sevilla. Al entrar en dicho pasadizo, a la derecha y tras una reja, podemos admirar un tramo de la primitiva cerca urbana andalusí con piedras milenarias casi olvidadas por propios y extraños.