Tribuna

Tomás Torres Peral

Comandante de caballería Academia de Ciencias y Artes Militares

La carga de Taxdirt

El autor cree que, según refleja la prensa de la época, España no poseía un plan de actuación definido para llevar a cabo este nuevo colonialismo en el norte de África 

Acto en Capitanía para rendir homenaje a los Cazadores del Taxdirt

Acto en Capitanía para rendir homenaje a los Cazadores del Taxdirt / José Ángel García

Taxdirt es una aldea situada en Marruecos, concretamente en la península del Cabo de las Tres Forcas, a unos 15 kilómetros al oeste de Melilla. Fue el lugar donde la tarde del 20 de septiembre de 1909, el 4º Escuadrón del Regimiento de Cazadores Alfonso XII, de Caballería, al mando del teniente coronel Don José Cavalcanti, ejecutó brillantemente tres cargas contra unos 1.500 rifeños armados, que acosaban una posición defendida por tropas españolas logrando hacerles huir, consiguiendo una brillante victoria que coadyuvó determinantemente a la pacificación del norte de la mencionada península.

Antes de que España superara las consecuencias del desastre del 98, se vio envuelta en una nueva aventura colonial, esta vez en Marruecos, sin que nuestro Gobierno ni la sociedad española tuvieran una idea clara de las razones que habían llevado a España a participar en este nuevo empeño colonial. Empezando por participar en la Conferencia de Algeciras.

Según refleja la prensa de la época, España no poseía un plan de actuación definido para llevar a cabo este nuevo colonialismo en el norte de África. El resultado fue la incomprensión general de la sociedad española que determinaron, en parte, del devenir ciertamente impopular en, al menos, el inicio de nuestra acción en Marruecos.

El Acta Final de la Conferencia, de 7 de abril de 1906 satisfacía las pretensiones alemanas, sin embargo, las restantes estipulaciones favorecían los intereses franceses, al otorgar a dicha Potencia, compartidos con España, los medios para ejercer un dominio preponderante sobre la economía, las finanzas y las labores de policía en los puertos marroquíes.

Previamente, Reino Unido y Francia firmaron la Declaración del 8 de abril de 1904, origen de la entente cordial anglo-francesa, en la que reservaba a España un papel en la costa mediterránea de Marruecos, concretamente en la zona entre Ceuta y Melilla. Este reconocimiento a España nacía de la desconfianza mutua anglo-francesa: los franceses no deseaban que Inglaterra, que ya poseía Gibraltar, se hiciera con el control de las dos orillas del Estrecho, y los ingleses preferían no tener a Francia asentada frente al Peñón, prefiriendo la opción de España.

Este reparto fue aceptado por el Gobierno español mediante la firma de la Declaración y Convenio hispano-franceses de 3 de octubre de 1904, por el que España se adhirió al tratado anglo-francés de abril, por el que se delimitaron las zonas de influencia española y francesa en Marruecos.

Sin embargo, la autoridad del Sultán de Marruecos se encontraba cercenada por la existencia de jefes locales, quienes con mayor o menor éxito, se imponían en sus respectivos territorios, como fue el caso de El Rogui, establecido en Zeluán, cerca de Melilla.

España mantenía, con disgusto del Sultán, una relación fluida con El Rogui, quien concedió a España los derechos de explotación de unas minas de hierro situadas a unos 30 kilómetros de Melilla. Para ello se constituyeron dos compañías mercantiles y se inició la construcción de un ferrocarril hasta el cargadero de mineral de Melilla.

El Sultán, cansado de la ilegitima autoridad de El Rogui, ordenó a sus tropas capturarlo y llevarlo a Fez junto con algunos partidarios, donde fueron pasados por las armas. La desaparición de El Rogui causó un vacío que dejó al descubierto las diferentes opiniones acerca de la explotación de las minas, de manera que unas cabilas la consideraban beneficiosa, frente a otras que la consideraba perjudicial. La situación empezó a complicarse con sabotajes de diferente importancia, hasta que en la mañana del 9 de julio de 1909, un capataz y trece trabajadores españoles fueron tiroteados cuando iniciaban la jornada laboral, con el fatal desenlace de cuatro muertos.

A finales de julio de 1909, tras los sucesos del Barranco del Lobo y la Semana Trágica, España vivía unos difíciles momentos. Esta delicada situación obligó a reaccionar al Gobierno, que decidió enviar a Melilla la 2ª Brigada de Cazadores (del Campo de Gibraltar), a la que se agregó un Escuadrón expedicionario del Regimiento de Caballería Alfonso XII, de guarnición en Jerez de la Frontera.

A la vista de las circunstancias, el Comandante de la zona, general Marina, decidió pacificar la península del Cabo de las Tres Forcas, y con esa finalidad inició su maniobra el 20 de septiembre de 1909. Para ello dividió sus fuerzas en dos columnas: una se dirigió al noroeste, con dirección a Taxdirt donde los rifeños habían acumulado fuerzas para su defensa.

Se emprendió la marcha a primeras horas de la mañana con el escuadrón del Regimiento Alfonso XII en extrema vanguardia. Cuando los exploradores del escuadrón tomaron contacto con el enemigo, y tras intensos y duros combates, el general Tovar decidió que el teniente coronel Cavalcanti, dirigiera el escuadrón, con tan solo 65 caballos, para intentar poner a la fuga tal masa de enemigos. La misión se cumplió con éxito. Se necesitaron tres cargas, la ultima con 20 caballos, sufriendo el Escuadrón numerosas bajas.

Al Teniente Coronel Cavalcanti se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando, y como curiosidad se ha de indicar que se casó con María de las Nieves Quiroga Pardo Bazán, hija de la famosísima escritora Doña Emilia Pardo Bazán.

El 27 de junio de 1910, el Escuadrón volvió a Jerez en olor de multitud, según cuentan las crónicas de la época, siéndole otorgada la Corbata de la Cruz de San Fernando, que le fue impuesta por el rey Alfonso XIII en Sevilla, a las once de la mañana del miércoles 23 de noviembre de ese mismo año.

En 1917 el regimiento se traslada a Sevilla hasta su fusión con el Regimiento Sagunto 7 de guarnición en Sevilla. Aun hoy, 114 años después de la hazaña de Taxdirt, se celebra anualmente, cada 23 de noviembre, un solemne acto, inicialmente en el cuartel del Regimiento de Caballería Sagunto 7, como heredero que fue del Regimiento de Cazadores de Alfonso XII, y desde su desaparición en 1995, en el patio del Cuartel General de la Fuerza Terrestre en Sevilla (Capitanía General). En ese solemne acto se rinden honores a los Cazadores de Taxdirt y se canta su bello y vibrante himno.

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