Jaramagos en las Atarazanas

Ni la muralla ni sus restantes elementos se han restaurado, salvo que se ha excavado hasta el arranque de la barbacana

Abundante vegetación en la muralla islámica de las Atarazanas.
José Ángel García
José García-Tapial León - Arquitecto

Mi primera constancia de la existencia de un fragmento de la muralla islámica de la ciudad en el interior de las Reales Atarazanas, entonces todavía cuartel y Maestranza de Artillería, se remonta al lejano otoño de 1983. Acompañaba al primer gerente de la Gerencia Municipal de Urbanismo, José Luis Palomino, y el motivo de la visita era conocer el monumental edificio, evaluar sus condiciones y potencialidades puesto que, la intención del Ministerio de Defensa era abandonarlo y cedérselo al Ayuntamiento. Luego, cuando llegó el momento de la cesión, las circunstancias políticas habían cambiado y fue otro el destinatario. Los mandos militares conocían la existencia y situación, no solo de la muralla sino incluso, de algún trozo de barbacana. Posteriormente, durante el decenio de obras de investigación, consolidación y reformas llevadas a cabo bajo la dirección de Antonio Barrionuevo y Julia Molino, el equipo arqueológico integrado por Fernando Amores y Cruz Agustina Quirós, amplió estos conocimientos.

Con estos datos y tras un complejo proceso jurídico-administrativo, que llegó a paralizar la intervención, en diciembre de 2017, se firmó el Convenio entre la Junta de Andalucía, la Fundación La Caixa y la Asociación Adepa para desbloquear las obras en el Astillero y que, entre otros aspectos, concedía gran importancia al tratamiento del recinto amurallado para el que establecía las siguientes normas de intervención: “Por ello la intervención contemplará: La excavación, restauración y puesta en valor del fragmento del recinto amurallado islámico de la ciudad que comprende la muralla, la barbacana, la torre y la puerta acodada almohade, situados en la medianera oriental del edificio, hasta el nivel del siglo XIII. Asimismo, se procurará excavar una franja de respeto y contemplación, de una anchura no inferior a los siete metros, espacio que deberá ser acesible para los visitantes".

Los condicionantes exigidos para la intervención en el recinto amurallado eran, fundamentalmente: la excavación, la restauración de la muralla, la barbacana, la torre y la puerta acodada almohade, la puesta en valor de este conjunto de fortificaciones y la accesibilidad al interior del mismo por parte de los visitantes. En el día de la inauguración pude comprobar que nada de esto se ha cumplido ni respetado.

Abundante vegetación en la muralla islámica de las Atarazanas.
Abundante vegetación en la muralla islámica de las Atarazanas. / José Ángel García

En primer lugar, ni la muralla ni sus restantes elementos se han restaurado. Salvo que se ha excavado hasta el arranque de la barbacana, sus restantes elementos se encuentran igual que en nuestra visita de mayo de 2017, meses antes de firmarse el Convenio, y años antes, por tanto, de iniciarse las obras. Por ejemplo, no se han eliminado las fábricas de ladrillo añadidas que siguen rellenando la liza y, montando sobre muralla y barbacana, dificultan la identificación por separado de las mismas. Tampoco se ha avanzado en la identificación y recuperación de la puerta acodada almohade inmediata al Postigo del Aceite.

En repetidas ocasiones y medios he denunciado que, desde la lluviosa primavera de 2023, el recinto amurallado se encontraba totalmente inundado, además por aguas fecales, según el informe emitido por empresa especializada. Situación que era reconocida por la Dirección Facultativa en su informe de 27 de junio de 2024.y así ha permanecido a lo largo del pasado año. El oscurantismo que ha rodeado esta obra ha impedido conocer hasta qué momento se ha mantenido o corregido la situación, ni las medidas adoptadas .

De aquella inundación aún quedan charcos visibles. Con independencia de los daños que estas aguas hayan producido en los muros medievales, la prolongada inundación ha favorecido la aparición y arraigo de una abundante vegetación parásita (la que denominamos como jaramagos) que invade la liza y zonas exteriores. Que se haya permitido este largo período de inundación y que, ni siquiera para el día de la inauguración se haya eliminado y adecentado este recinto monumental pone de manifiesto el escaso interés que los responsables, técnicos y políticos, han mantenido respecto el espacio más antiguo y valioso de las Atarazanas.

Abundante vegetación en la muralla islámica de las Atarazanas.
Abundante vegetación en la muralla islámica de las Atarazanas. / José Ángel García

Ante esta situación de no restauración, abandono y manifiesto desinterés por parte de los responsables de la intervención ¿cómo podemos esperar que se haya cumplido con la exigencia de “puesta en valor” del recinto amurallado? Si ni siquiera se le ha dotado de una iluminación singularizada. ¿Es admisible esta actitud negligente de la Junta con un monumento de su propiedad cuando se trata de una administración tan estricta y exigente en lo arqueológico cuando a un particular le aparece en su obra un resto ni lejanamente similar?

Pero lo que, a mi juicio, resulta más injustificable es la intencionada imposibilidad de que los visitantes puedan acceder a este recinto. Ya hemos visto como era una de las condiciones del Convenio y así lo recogía el proyecto primitivo, cuando la altura a salvar era de más de cinco metros. ¿Y ahora que es solo dos metros y medio no es posible?

Veamos la “justificación" de la Dirección Facultativa en el citado informe: “Este recinto es accesible, aunque no se puede considerar como acceso al público en general dado que la no excavación de la nave 7 ha impedido la introducción del sistema de elevación normativo para las Personas de Movilidad Reducida, de obligado cumplimiento”

En una obra que ha introducido cuatro escaleras mecánicas para acceder a unas plantas donde apenas hay algo de interés histórico, ¿no es capaz de instalar una rampas o plataforma para esas personas discapacitadas? ¿Ni tampoco una escalera normal para que el común de visitantes, puedan acceder y recorre uno de los espacios más fascinantes de nuestra ciudad? ¿De verdad que es imposible? ¿Por qué no se ha hecho? ¿Cuál es la verdadera razón de querer impedir el acceso?

Inundación del recinto amurallado de las Atarazanas.
Inundación del recinto amurallado de las Atarazanas. / D. S.

A este respecto hay que recordar que la muralla no es un elemento ajeno al astillero. La muralla es parte de las Atarazanas, es su origen, su “muro maestro” al que se adosan y se apoyan los grandes arcos, y además es su cerramiento posterior. Ignorar o disimular su importancia equivale a dar a entender que el edificio estaba abierto por ese extremo, cuando era exactamente lo contrario. El objetivo de toda restauración monumental es facilitar el conocimiento y comprensión del edificio y de su historia. Pero ha de ser en su integridad. Porque como establecía el Convenio en el párrafo final del anteriormente transcrito:

“Como quiera que el modificado del proyecto de rehabilitación de las Atarazanas prevé la recuperación de su nivel original en esta zona, será una magnífica oportunidad para apreciar la verdadera escala, dimensión y características del más antiguo e inalterado testimonio monumental de nuestra historia: la muralla islámica de Sevilla”.

Así se acordó y, por el bien de Sevilla, así debe cumplirse.

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