Panorama

Separadas por la pancarta

Irene Montero y algunas dirigentes de Podemos, en la manifestación de Madrid.

Irene Montero y algunas dirigentes de Podemos, en la manifestación de Madrid. / fernado díaz / EP

El movimiento feminista se manifestó ayer, Día Internacional de la Mujer, por separado en las calles de algunas de las principales ciudades del país tras la fractura abierta por la ley trans y la reforma de la ley del solo sí es sí como consecuencia de la rebaja de penas a agresores sexuales.

En Madrid, Valencia, Sevilla, Valladolid y León se celebraron marchas diferentes, mientras que en Barcelona las feministas abolicionistas caminaron en la convocatoria unitaria pero de forma distanciada.

Las ministras socialistas y la de Igualdad, Irene Montero, acudieron a la convocada por la Comisión 8-M en Madrid tras pancartas separadas, mientras que la ex vicepresidenta del Gobierno y presidenta de la Comisión de Igualdad del Congreso, Carmen Calvo, participó en la manifestación de Córdoba.

Las ministras del PSOE, con su propia pancarta. Las ministras del PSOE, con su propia pancarta.

Las ministras del PSOE, con su propia pancarta. / juan carlos hidalgo / efe

En Madrid, miles de mujeres se manifestaron en Madrid para celebrar el Día Internacional de la Mujer y reivindicar la lucha feminista, con dos marchas separadas ante la fractura que ha generado la ley trans y con las grietas abiertas por la reforma de la ley del solo sí es sí. En la manifestación tradicional, convocada por la Comisión 8-M, participaron las ministras socialistas y también la ministra de Igualdad, en dos bloques diferentes cada una tras su pancarta. Las políticas del PP optaron por sumarse a la marcha organizada por el Movimiento Feminista de Madrid, contrario a la ley trans y que comenzó a andar entre gritos de "Irene Montero dimisión", "No es un sentimiento ser mujer" o "Las mujeres no tienen pene".

En Barcelona, miles de personas, la inmensa mayoría mujeres, se sumaron a la marcha convocada por la plataforma feminista unitaria Assemblea 8-M, bajo el lema Las mujeres movemos el mundo, ahora lo pararemos.

Sindicatos, organizaciones de estudiantes, mujeres comunicadoras, mujeres pensionistas, el sindicato de kellys y las asociaciones de mujeres migrantes y LGTBI participaron en la movilización, a la que también se sumaron representantes de los partidos políticos y diversas autoridades, entre ellas el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

También estuvieron las feministas abolicionistas que, sin embargo, marcharon por separado del resto del movimiento, para reclamar el fin de la prostitución, la pornografía, los vientres de alquiler y el género,

En Valencia varias decenas de mujeres se cortaron el pelo en una céntrica plaza de la ciudad como gesto simbólico de solidaridad con las mujeres que protestan contra el Gobierno de Irán por la muerte de la joven iraní Mahsa Amini tras ser detenida por llevar mal puesto el velo.

Esta acción colectiva, convocada por la Coordinadora Feminista de Valencia bajo el lema Tijeretazo al patriarcado, se llevó a cabo antes de la manifestación convocada por la Coordinadora Feminista de València.

Por separado, se manifestaron la Assemblea Feminista de València con el lema Front al capital violent, feminisme dissident (Frente al capital violento, feminismo disidente).

En Castilla y León, el 8M se celebró también en un ambiente marcado por el debate nacional de la ley trans, que provocó que en ciudades como León se produjeran dos manifestaciones diferentes, aunque las contrarias a esta ley fueron minoritarias.

También discurrieron de forma separada en Valladolid, pero por una cuestión sindical y no relacionada con esta ley, las manifestaciones por el 8-M, donde se pudieron leer pancartas como "Gallardo, escucha nuestro latido", en alusión al polémico protocolo que anunció la Junta encaminado a disminuir los abortos en la comunidad mediante la escucha del latido fetal.

Miles de mujeres también salieron a las calles de Bilbao, Cádiz, Huelva, Logroño, Mérida, Palma, Segovia o Zaragoza, en estos casos de forma conjunta, en una jornada en la que sí ha habido un grito unánime: igualdad real de mujeres y hombres y no a la violencia machista.

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