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Mueren tres sevillanos en Francia

El asesino fue denunciado por malos tratos

  • Compañeros de Manuela Morales aseguran que las agresiones comenzaron cuando tuvieron el hijo

Silencio. A las once de la mañana de este miércoles el mutismo fue el protagonista en la Plaza de Belén y en la de la Corredera. Ambas situadas en Pilas y Arahal, respectivamente. Dos pueblos sevillanos –uno situado en el Aljarafe y otro en la Campiña– unidos por la violencia de género. El crimen cometido el día anterior en la ciudad francesa de Pau había dejado tres víctimas relacionadas con dichas localidades. En la primera de ellas los vecinos mostraban su repulsa por la muerte de José Morales, de 65 años; de su hija Manuela, de 36; y del hijo de ésta, Joseph, de sólo dos años. Padre e hija eran de Pilas, mientras que el niño nació en el país galo. En Arahal se guardaba también un minuto de silencio por Dolores Reina, pareja de José Morales y oriunda de esta localidad, pese a llevar muchos años residiendo en la capital andaluza. Todos ellos fueron presuntamente asesinados el martes por el marido de Manuela Morales, un francés de origen marroquí, que fue denunciado por malos tratos en el país vecino. El consulado de Francia ya ha confirmado que se trata de un nuevo crimen machista.

Un gran crespón negro presidía ayer la fachada del Consistorio pileño. Hasta allí se desplazó más de un centenar de vecinos de este municipio. Desde que el martes se supo que dos de las víctimas del crimen de Pau eran de esta localidad, no se ha hablado de otra cosa en Pilas. Los familiares más directos se enteraron al ver las fotos de los asesinados en televisión. Así le ocurrió a Manuel Morales, primo de José, quien había acudido a Francia para visitar a su hija.

“Estaba preocupado por la situación en la que se encontraba Manuela. Sabíamos que había problemas en el matrimonio, pero nunca llegamos a imaginar que podía suceder algo así”, explica Manuel Morales. Esta afirmación es corroborada por otros familiares, quienes califican al presunto asesino –de 32 años– como una persona “tímida” y que “no se integraba” en las reuniones que celebraban cuando José y Manuela se encontraban en el pueblo. Añaden que la relación empezó a “complicarse” cuando tuvieron a Joseph, el niño de dos años que también falleció en el incendio provocado por su padre.

Manuela se casó con su marido en 2004. Lo hicieron en Pilas. Luego se marcharon a Francia. El último año estuvieron en Pau, donde ella trabajaba como profesora de español. Cuando en 2016 nació Joseph el comportamiento del esposo cambió por completo. Comenzaron las agresiones, apuntaron ayer a varios medios franceses los compañeros de trabajo de Manuela. Esta situación le llevó a denunciar a su marido por malos tratos ante las autoridades galas. José Morales habría viajado a Pau para acompañar a su hija e intentar traérsela con su nieto a España, al tener conocimiento de la violencia que estaba sufriendo. Un plan al que presuntamente puso fin su yerno al cometer un crimen múltiple en el que murieron cinco personas. Entre ellos, él mismo, que se suicidó tras incendiar el piso.

Cuatro de los cadáveres presentaban signos de violencia. De hecho, los vecinos del bloque de piso donde vivían alertaron a los bomberos de que, además de humo, por debajo de la puerta salía sangre. El único cuerpo que no presentaba síntomas de violencia era el de niño de dos años, que falleció a consecuencia del incendio. El de Manuela se encontraba amordazado en la bañera. Pese a que llevaba muchos años fuera de Pilas, esta víctima de la violencia de género –que no contabilizará como tal en las estadísticas de España al residir en el extranjero– era recordada ayer por las compañera de colegio.

Una de ellas es Ana, una joven que durante la concentración de repulsa de permaneció todo el tiempo con unas gafas de sol con las que intentaba ocultar el dolor que le había producido el asesinato de su amiga. La última vez que estuvieron juntas fue el pasado agosto, cuando Manuela aprovechó las vacaciones para venir al pueblo. “Era una joven alegre, muy vital, a la que no le importó marcharse de aquí para formar una familia y desarrollar su profesión”, refiere esta pileña, quien asegura que Manuela conoció a su marido en el país vecino, afirmación, sin embargo, que otros vecinos ponen en duda, al apuntar que la relación entre ambos pudo comenzar en el pueblo. “Él estuvo trabajando un tiempo en un taller de tapicería, con mi hijo”, afirma otra pileña.

Inés era vecina de José y Manuela. Ambos vivían en un piso otorgado por el Patronato de Viviendas Sociales, a pocos metros de la parroquia de Nuestra Señora de Belén. Inés recuerda que el último verano que vino Manuela instalaron el aire acondicionado. “Él le daba una vuelta, de vez en cuando, al piso. Tenía auténtica pasión por su nieto”, recuerda.

José fue carpintero, oficio del que se jubiló hace varios años. Estuvo casado con Josefa Ponce, madre de Manuela, la cual sufrió un ictus que la mantiene en estado dependiente tras las graves lesiones que le causó. El tío materno de Manuela regenta el Bar Central, bajo los soportales del Ayuntamiento de Pilas. José Morales rehízo su vida en la capital hispalense, donde conoció a Dolores Reina, de 62 años, también jubilada y quien había trabajado de enfermera en el Hospital Virgen Macarena. Nacida y criada en Arahal, llevaba bastante tiempo residiendo en Sevilla.

Este pueblo de la Campiña ha decretado tres días de luto por la muerte de Dolores, quien se encontraba acompañando a José en el momento en el que el marido de Manuela cometió el crimen múltiple. Visitaba con asiduidad Arahal, donde vive un hermano. Su familia no viajará a Pau porque una amiga de la fallecida ya ha reconocido su cadáver.

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