Tragedia en Alcalá

La Policía cree que los alimentos de Alcalá se contaminaron de manera accidental

  • Los investigadores descartan las hipótesis del suicidio y del envenenamiento intencionado. La Policía vuelve a inspeccionar el piso de la familia.

Los alimentos ingeridos por la familia Caño Bautista la noche del viernes pudieron contaminarse de forma accidental. Esta contaminación se habría producido en el domicilio de la familia, en la calle Pesadora de Alcalá de Guadaíra, con alguna sustancia química o toxina que se hallaba en el piso y que todavía no ha podido ser identificada. Antes de que se mezclara con este agente químico, la comida estaría en buen estado y apta para el consumo, según explicaron ayer a este periódico fuentes del caso.

Ésta es, al menos, la principal línea de investigación con la que trabaja la Policía Nacional, que trata de esclarecer qué fue lo que causó las muertes de Enrique Caño, de 61 años; Concepción Bautista, de 50; y la hija mayor de ambos, de 14 años. Otra hija de 13 también sufrió una intoxicación, pero se recupera en el hospital del Virgen del Rocío y no se teme por su vida.

La investigación -que dirige el juzgado de Instrucción número 2 de Alcalá de Guadaíra- la está llevando el grupo de Policía Judicial de la comisaría la Policía Nacional en esta ciudad. Los agentes de esta unidad volvieron ayer a inspeccionar el piso para comprobar los productos químicos que se encontraban en el interior y hacer una relación de posibles causantes de las muertes. El domicilio ya fue inspeccionado apenas unas horas después de las defunciones por especialistas de la Policía Científica en busca de restos y pruebas que ayudaran a encontrar el agente contaminante. Los alimentos encontrados en el piso estaban todos en buen estado.

La Policía está a la espera del informe definitivo de las autopsias, ya que el preliminar no esclareció las causas de la intoxicación. Muestras biológicas de los fallecidos han sido enviadas a los laboratorios del Instituto Nacional de Toxicología Sevilla y Madrid para su análisis. Una vez se detecte cuál es la sustancia química presente en los cuerpos de las víctimas, la Policía podrá comprobar cuál de los productos encontrados ayer en la vivienda podría haber contaminado los alimentos.

La familia cenó la noche del viernes 13 de diciembre cazón en adobo, flamenquines y jamón. Todas las sospechas se centran en el pescado, ya que la niña pequeña optó por un bocadillo de jamón y apenas comió pescado. El cazón o el aliño se habría mezclado por accidente o por error con alguna sustancia química, como algún producto de limpieza o insecticida que hubiera en la casa.

En principio, salvo que aparezcan nuevos datos que obliguen a cambiar el rumbo de la investigación, la Policía ha descartado la hipótesis del suicidio colectivo. Los investigadores no tienen constancia de que Enrique Caño hubiera intentado quitarse la vida recientemente, ni siquiera de que estuviera sufriendo una depresión derivada de la precaria situación económica de la familia, que vivía con los 426 euros del salario social y que tenía incluso su piso embargado. Ningún familiar ha asegurado a los agentes que existiera un antecedente de intento de suicidio en la familia, lo que contrastaría además con las dos llamadas al servicio de emergencias sanitarias del 061 que hizo el matrimonio Caño Bautista a las 2:55 y a las 9:09 del  sábado 14 de diciembre.

En la primera de ellas, alertaban de la intoxicación que sufría la hija mayor de la familia, que padecía un cuadro de náuseas y vómitos. En la segunda llamada, la niña ya estaba en parada cardíaca y los padres sufrían una intoxicación grave. La menor falleció minutos después y los padres murieron a las 17:15 y las 18:00 en el Hospital Virgen de Valme, adonde habían sido trasladados por la mañana. La Fiscalía también descartó la hipótesis del suicidio al considerar que no hay indicios fundados para ello.

Otra teoría que los investigadores han desechado ya es que la contaminación alimentaria se haya producido de manera intencionada, es decir, que hubiera existido un envenenamiento por parte de alguno de los miembros de la familia hacia el resto. Para la Policía, la única línea de investigación sólida actualmente es la de una contaminación por accidente o por error, no de manera intencionada.

Mientras se averigua qué fue lo que causó las muertes, en el barrio de Rabesa, donde residía la familia, los rumores se han disparado en los últimos días. La asociación de vecinos del barrio emitieron ayer un comunicado a través del cual mostraron su "repulsa e indignación ante los falsos rumores, calumnias y especulaciones". Para ellos "lo primordial" para aclarar el origen de estas muertes "es la prudencia y dejar que la Justicia realice su trabajo para que se clarifique la verdad de los hechos".

"Rabesa es un barrio digno habitado por muchas familias que, con su trabajo y esfuerzo diario, salen adelante como lo hacen muchas otras de este país. El nuestro es un barrio extenso que ha visto cómo en los últimos años ha mejorado con importantes infraestructuras", añade el comunicado de los vecinos.

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