Hubo muchos que cuando en 2005 se confirmó la muerte del papa Clemente (Domínguez Gómez, el contable sevillano que fundó la Iglesia de los Carmelitas de la Santa Faz, alrededor del lentisco en el que unas niñas de El Palmar de Troya aseguraban haber visto a la Virgen) vaticinaron el declive de esta entidad religiosa, según está reconocida por el Ministerio de Justicia desde 1988. Se dudaba de que duraran mucho las misteriosas donaciones que hacían adinerados alemanes o americanos, siempre rodeadas de secretismo, y con las que se fue alzando el imponente templo que proyectó al mundo este poblado de Utrera, que aspira a constituirse ahora en ayuntamiento independiente y en el que se asentaron durante la Guerra Civil familiares de presos políticos desplazados para construir el Pantano del Águila.

Pero, casi diez años después, con algunas escisiones internas y un tercer papa ya, Gregorio XVII -un ex militar murciano-, lejos del declive, el exterior del templo luce remozado tras más de un año de intensas obras, que arrancaron antes del verano de 2013, cuando se colocaron los andamiajes. Tanto la cúpula como las nueve torres -con modificaciones posteriores, el diseño original del arquitecto utrerano Juan Luis de Quinta Frutos se inspiró en la Basílica del Pilar- se han teñido de marrón y blanco, los colores del Carmelo, y su perfil se ha poblado de estatuas de gran porte, una decena.

Entre todas ellas, hay una que resulta especialmente llamativa: la del general Francisco Franco, vestido de militar y con corona de santo dorada -está canonizado por esta iglesia-, que aparece junto a las figuras de San Miguel, San Francisco de Asís, San Pedro (en el centro de la cúpula); San Francisco de Paula; San Fernando y otros personajes también canonizados por la Iglesia de El Palmar de Troya, como el Cardenal Cisneros, Cristóbal Colón o Don Pelayo. La linterna sobre la cúpula se ha coronado con una Virgen del Carmen y, bajo San Pedro, se ha colocado un medallón con la Santa Faz.

Según vecinos de la zona, las esculturas no llevan más de un mes colocadas y hasta que los periodistas no han empezado a curiosear sobre la presencia de Franco entre ellas y a difundirse por las redes sociales no se habían percatado que se trataba del general. Desde lejos, es difícil distinguirlo, salvo con los teleobjetivos de las cámaras. Al acercarse, los muros que rodean el templo anulan la perspectiva.

En cierta medida, no les sorprede, porque saben de la tendencia de una iglesia que también tiene canonizados a José Antonio Primo de Rivera y a Carrero Blanco, entre otros. No tienen dudas de que en el interior del templo ya habrá imagenería del mismo tipo, como la que ahora se ha sacado a la fachada y que empieza a levantar suspicacias, aunque afirman que nadie del pueblo ha trabajado ni en estas obras de ahora ni en otras anteriores y que no la han visto. La iglesia de El Palmar siempre ha estado cerrada a la población, de unos 2.000 vecinos, y que nada tiene que ver con el carácter de la misma.

Incluso los seguidores llegados de fuera que se han ido instalando extramuros, en alguna casa del núcleo urbano, tienen siempre las puertas de sus viviendas cerradas. Ni la compra de lo más básico -apuntan algunas fuentes consultadas- las hacen en tiendas de la zona. Al ubicarse fuera del casco urbano de El Palmar, es el propio Ayuntamiento de Utrera,y no la Entidad Local Autónoma (ELA) con la que se autogestiona la pedanía en algunos aspectos, quien tiene competencia en cuanto a la licencia de las obras. Este diario ha intentado sin éxito recabar más información en el Consistorio. Según algunas fuentes, el proyecto completo y todavía inacabado -tendrá que ser en otras fases- podría incluir hasta 40 imágenes, al menos cuatro por cada una de las torres.