El santuario natural en El Castillo de las Guardias

La Reserva Andalucía participa en programas de conservación de varios animales como las jirafas o el asno somalí, que está en peligro crítico de extinción

Uno de los animales que se acercan al coche en la Reserva de El Castillo de las Guardas
Uno de los animales que se acercan al coche en la Reserva de El Castillo de las Guardas / Antonio Pizarro

El Castillo de las Guardas es un pequeño municipio de la comarca del Corredor de la Plata, en la provincia de Sevilla, que apenas tiene 1.500 habitantes repartidos en el núcleo urbano más diez aldeas. La localidad encierra un valor natural impresionante. Y no sólo por la riqueza de su suelo, que fue explotado por los ingleses hasta mediados del siglo pasado. Precisamente una de estas minas abandonadas es ahora refugio de animales salvajes, muchos de ellos en peligro de extinción o solo vivos en cautividad. Desde hace tres años hay un nuevo equipo al frente de este espacio.

Un nuevo impulso que continúa con la idea de proteger la naturaleza y la biodiversidad. Investigación, educación y conservación son las tres columnas que sostienen la filosofía del parque. Además de los programas de cría en cautividad existentes, está el programa de recogida de animales provenientes de decomisos, convirtiendo esta inmensa fina de El Castillo de la Guarda en un centro de bienestar animal en una apuesta efectiva por proyectos de conservación.

Los chimpancés al sol en la Reserva de El Castillo de las Guardas.
Los chimpancés al sol en la Reserva de El Castillo de las Guardas. / Antonio Pizarro

La relación de los animales de la Reserva con sus cuidadores es casi familiar. Tanto que los llaman y acuden o no, dependiendo de si son quienes les da de comer o los vacunan. Curioso es como los tigres responden a su nombre mientras los leones pasean entre eucaliptos. Adrián Román es biólogo aunque él prefiere considerarse un técnico de bienestar animal. Su trabajo es que cada uno de los animales que viven en este paraje natural estén casi como en libertad. “En los 12 años que llevo trabajando en la Reserva esto ha evolucionado mucho desde la idea de un parque zoológico para disfrute de los visitantes hasta más tarde, trabajando con el departamento de Educación, ser además un centro de visitantes donde también se aprende sobre los animales y el medio ambiente. Todo esto ha llevado a un cambio en la metodología de las visitas, sobre todo cuando son guiadas”, explica el biólogo. Unos talleres donde se trabaja mucho la conciencia a la hora de tener mascotas, sobre todo teniendo en cuenta la nueva ley de bienestar animal.

La reserva es un pequeño santuario para las jirafas.
La reserva es un pequeño santuario para las jirafas. / Antonio Pizarro

Entre los programas que llevan a cabo en la Reserva el más llamativo es el de las jirafas. Actualmente tienen 11 ejemplares machos pertenecientes al programa de cría de sementales genéticamente perfectos. Se les realizan controles semanales y cuando algún zoológico o reserva necesita algún ejemplar para la reproducción, o bien son cedidos, o son las hembras quienes viajan hasta El Castillo de las Guardas. “Esta es una actividad que no recibe ayuda, sino que todo está realizado por el parque de El Castillo de las Guardas”, explica el biólogo. Desde la Reserva también se ceden animales a otros parques y reservas. En El Castillo de las Guardas hay jirafas que han llegado desde Alemania, París o el Bioparc de Valencia. A todos los ejemplares se les hace el correspondiente seguimiento sanitario y el control de dieta.

La Reserva trabaja con el EPP (Programa Europeo de Especies en Peligro) y la EAZA ( la Asociación Europea de Zoos y Acuarios) y hace un seguimiento genético para la conservación de la especie en cautividad puesto que con este sistema se evita la consanguinidad y se garantiza la conservación de la especie, que con un número determinados de individuos se pueden volver a introducir en el medio natural.

Una cría de dromedario de apenas unos días.
Una cría de dromedario de apenas unos días. / Antonio Pizarro

Una de las especies que vive en el parque es el asno somalí, una subespecie que está en peligro crítico de extinción. Existen menos de 1.000 animales de esta subespecie de asno africano en libertad. Desde el Programa Europeo de Especies en Peligro se está trabajando con esta especie en cautividad. Se han conseguido varios ejemplares, pero aún no el número suficiente para reintroducirlos. Actualmente hay muy pocos parques que tengan asnos somalíes.

“La Eaza está formada por varios departamentos, uno de ellos el de coordinación de especies que busca el lugar más idóneo para estos programas de cría en cautividad”, explicó Adrián Román. “Estos animales necesitan mucho espacio para correr y aquí tienen todo el que quieran”, añadió. En la Reserva de El Castillo hay nueve asnos entre machos y hembras. “Un alto porcentaje de los animales que tenemos son del continente africano por lo que soportan las temperaturas del verano bien. Además, aquellas especies que lo necesitan tienen las cuadras acondicionadas”, afirmó.

El órix blanco es una de las especias extintas en libertad que se pueden ver en el parque.
El órix blanco es una de las especias extintas en libertad que se pueden ver en el parque. / Antonio Pizarro

El órix blanco está extinto. Solo es posible verlo en cautividad y la Reserva de El Castillo de Las Guardas tiene el mayor número de ejemplares en España, más de 30. “Hace poco aparecía la noticia de que en el zoo de Barcelona había nacido uno, aquí es algo que vemos con cierta frecuencia”, explicó Adrián Román. La labor realizada en la Reserva con los programas de cría en cautividad está muy reconocida en círculos internacionales, pero pocos sevillanos saben que esto se hace en un pequeño pueblo de la provincia. Estos órix pueden caminar prácticamente por toda l a finca por lo que sus condiciones son bastante similares a las que tendrían en libertad, salvo porque no existe el peligro de la caza furtiva para conseguir sus cuernos. Son casi 300 hectáreas donde animales como los watusi o los siempre curiosos guanacos y dromedarios no dudan en acercarse a los coches de los visitantes e intentan meter la cabeza dentro. Mención aparte merecen las cebras, siempre al lado del camino, mirando curiosas pero desafiantes.

Uno de los tigres.
Uno de los tigres. / Antonio Pizarro

Más difícil es de ver el rinoceronte blanco, uno de los pocos ejemplares que se conservan. Lleva muchos años en El Castillo de las Guardas, tanto que casi es castillero. El parque colabora con el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y la Fundación Biodiversidad y para el rescate de animales con (CITE), la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres. Entre sus proyectos a muy corto plazo y que ya están cumpliendo en una fase inicial está en albergar a especies provenientes del comercio internacional de especies. Son especies procedentes del decomiso o de particulares que no tenían a los aniumales en las condiciones adecuadas. “Aquí las rehabilitamos y las que están en condiciones de volver a su hábitat, lo hacen. Las que no, como ocurre con algunas rapaces, las utilizamos para charlas formativas”, explicó Román.

Un espacio donde llama la atención la colonia de lémures y que comparte espacio, junto pero no revueltos, con las numerosas cigüeñas que anidan cada año en esta reserva natural.

La Reserva Andalucía abre todos los días de 10.30 a 16:30 aunque se puede permanecer en el parque hasta las 18:00.

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