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Joaquín Moreno Gutiérrez | Procurador

“El barrio de la Feria es la cuna de la modernidad en Sevilla”

  • Activista de la historia, cervantino de alma, cofrade racimo... este patriota de Omnium Sanctorum es mantenedor de la memoria de uno de los barrios con más personalidad de la ciudad

Joaquín Moreno Gutiérrez, durante la entrevista.

Joaquín Moreno Gutiérrez, durante la entrevista. / Juan Carlos Muñoz

Joaquín Moreno Gutiérrez (Cruz Roja de Capuchinos, 1963) no es historiador, pero habla del pasado y sus cosas con la pasión de un Heródoto de barrio, siempre dispuesto a recuperar cualquier fragmento del pretérito de su collación de Omnium Sanctorum. Cervantes, un motín de carestía del siglo XVI, el “primer templo protestante de España”... todo es para él motivo de curiosidad siempre que se cumplan dos condiciones: que ya esté envuelto en la niebla del pasado y que suceda en ese microuniverso que es el barrio de la Feria. Como buen sevillano antiguo apenas gana para pagar las cuotas de todas las hermandades a las que pertenece, pero en su corazón mandan dos devociones: la Virgen del Rosario de Montesión y Nuestra Señora de Todos los Santos. Tanto su despacho de procurador como la abacería familiar que comparte con sus hermanos se encuentran en la casa que pertenece a su familia desde hace más de 100 años, en la esquina de la Plaza Calderón de la Barca con la calle Amargura. Durante la entrevista no para de acercarse gente a saludarlo y él nos recita los nombres de las familias viejas de Feria como si fuesen los linajes más rancios de Castilla: los Burgos, los Salido, los Ávila, los Peña, los Luque… la aristocracia del barrio.

–“El príncipe de los ingenios españoles, Miguel de Cervantes Saavedra, menciona a los vecinos del barrio de la Feria en tres de sus obras: ‘Rinconete y Cortadillo’, ‘El rufián dichoso’ y ‘Don Quijote de la Mancha’ (Capítulo XVII)”... Ha quedado bien el azulejo y no desmerece a los de Gestoso.

–Lo ha hecho Antonio Hermosilla, el mismo que restauró los que se colocaron por iniciativa de José Gestoso en 1916 para conmemorar el III centenario de la muerte de Cervantes. En total, se pusieron 25 de estos azulejos que recuerdan los lugares de la ciudad que aparecen en la obra del escritor. Pero ya sólo quedan 19 de los originales. Hermosilla lo ha hecho con la misma técnica antigua de los de Gestoso, a la cuerda seca, aunque éste es un poco más pequeño.

–¿Y el azulejo original que hacía mención al barrio de la Feria estaba justo aquí, en esta esquina de la plaza Calderón de la Barca con la calle Amargura?

–No, estaba ahí enfrente, en un edificio que acogió unos juzgados y, posteriormente, la casa de Hermandad de la Sacramental de Omnium Sanctorum y su pequeño cementerio. Esa construcción se derribó en el año 1923 para agrandar el mercado de Feria y del azulejo no se supo más. En realidad, no sabemos qué ponía exactamente, pero lo lógico es que recogiese una referencia a Rinconete y Cortadillo, novela ejemplar en la que se habla del mercado que, desde el siglo XIII, se organiza todos los jueves en esta zona.

–Entonces el barrio era, claro, muy distinto.

–Si ve el dibujo que John Ford hizo de la plaza en el siglo XIX observará que no tenía nada que ver. Además, en la época de Cervantes había mucha menos población en esta zona, porque existían dos industrias que generaban mucha peste: unas almonas (fábrica de jabón) y una fábrica de seda. Es normal que Cervantes se fijase en el mercado del jueves, porque atraía a todo tipo de pícaros. Recuerde la frase de Rinconete y Cortadillo: “Por las mañanas, a la Carnicería y a la plaza de San Salvador; los días de pescado, a la Pescadería y a la Costanilla; todas las tardes, al río; los jueves, a la Feria”. Aunque lo que más nos entusiasma a los vecinos es que el barrio aparece en El Quijote, aunque lo hace como “la Heria”. Es el único que menciona de Sevilla.

Queremos reponer todos los azulejos cervantinos de Gestoso que desaparecieron

–Concretamente en el capítulo XVII, según consta en la placa, ¿no?

–Sí, cuando mantean a Sancho. Espere, que aquí tengo la cita [busca entre unos papeles]: “Quiso la mala suerte del desdichado Sancho, que entre la gente que estaba en la venta se hallasen cuatro perailes de Segovia, tres agujeros del Potro de Córdoba y dos vecinos de la Heria de Sevilla, gente alegre, bien intencionada, maleante y juguetona”.

–Qué maravillosa es la prosa de Cervantes. ¿Qué será los “agujeros”?

–Los que hacían las agujas y, los perailes, cardadores de paño. Se solían reunir debajo del acueducto de Segovia.

–Bueno, pues ya sólo nos falta la mención de Feria en ‘El rufián dichoso’, como pone en el azulejo.

–Espere, que la busco. Ahí va: “Porque me alegro y me espanto/ de lo que con hombres vale./ ¿Hay más que ver que le dan/ parias los más arrogantes/ de la heria los matantes,/los bravos de San Román?”

–¿Y cómo le dio a usted por recuperar este azulejo cervantino?

–Yo fui al colegio San Francisco de Paula y al Instituto San Isidoro. En el primero, cuando estudiábamos a Cervantes, nuestro profesor don Luis González nos animó a fijarnos en los azulejos de Gestoso. Con el tiempo me fui preguntando cada vez más por qué no había ninguno en el barrio de la Feria, cuando sale tantas veces mencionado. Le planteé la posibilidad al Distrito y conseguí firmas de todo el barrio. En el Ayuntamiento me dijeron que no había dinero, que si yo quería pagarlo... Así que fui ahorrando de las propinas del bar hasta que tuve el dinero suficiente. Hermosilla me hizo un precio de amigo. Me ayudaron muchísimo también el escritor Antonio Molina Flores, el arquitecto Pedro Barrero, el bibliófilo José Luis Garrido Peña y Martín Carlos Palomo, que fue el que redactó el texto que consta en el azulejo.

–Usted, además de procurador, es uno de los propietarios del negocio familiar Abacería Gutiérrez, en cuya fachada se ha puesto el azulejo.

–La tienda se remonta al siglo pasado, pero mi abuelo la compró en los años veinte del XX. La familia lleva más de un siglo viviendo en esta casa. Cuando se hizo una reforma, en los años cincuenta, mi abuelo se encargó de que los balcones tuviesen las dimensiones necesarias para que pudiese pasar la Macarena por la calle Amargura. Abelardo, el famoso capiller de la hermandad, vino a medirlos. Esas columnas que usted ve dentro del bar son de 1535.

La iglesia de San Basilio fue el primer templo protestante. Su pastor creó un jarabe contra la tosferina

–¿Las compraron?

–Es muy posible que perteneciesen a las caballerizas del Palacio de los Marqueses de la Algaba, que dicen que estaban ubicadas aquí. Aunque también pueden ser de acarreo.

–El Palacio de los Marqueses de la Algaba ahora acoge un museo del mudéjar, pero durante mucho tiempo estuvo abandonado.

–Cuando yo era niño era una casa de vecinos. Vivía muchísima gente, entre ellos mi amigo Andrés Bernabé. Dicen que aquí nació doña María Coronel. Cuando estaba en ruinas di mucho la lata al Ayuntamiento para que se restaurase: mandé escritos, llamaba... Estuve muy pesado. Un día me llamó la alcaldesa: “¿Joaquín Moreno? Soy Soledad Becerril, le llamo para decirle que vamos a restaurar el palacio”. Fue un detalle.

–Ahora el de Feria es un barrio de referencia para cierta modernidad sevillana.

–Sí, hay muchos vecinos nuevos, pero sigue viviendo mucha gente de toda la vida: los Burgos, los Salido, los Ávila, los Peña, los Luque…

–También es barrio de cofradías históricas.

–Yo he sido miembro de las juntas de hermandad de la Amargura y Montesión. Además, soy hermano de la Sacramental de la Virgen de Todos los Santos, de la Divina Pastora de Santa Marina y de la Macarena. Cuando Cervantes estaba en Sevilla, de todas estas vírgenes las únicas que existían eran las del Rosario de Montesión y la de Todos los Santos. Ahora mismo, y mientras no aparezca un nuevo documento que diga lo contrario, Montesión es la Virgen más antigua que sale bajo palio en Sevilla.

–No se le cae Cervantes de la boca.

–Ahora, con Rafael Raya como principal impulsor, estamos intentando crear una asociación para fomentar el cervantismo en Sevilla. También queremos recuperar las cinco placas cervantinas que faltan.

–¿Y dónde se encontraban estos azulejos ya desaparecidos?

–En la fachada de la antigua Aduana (calle Tomás de Ibarra); en la Iglesia de San Hermenegildo, la de la Puerta de Córdoba; en la calle Monsalves, 26, antigua Cruz de la Parra; en la calle Alfalfa, 12; y en Castelar, antes calle de la Laguna. Otro proyecto que tenemos es el del Pendón Verde.

–El motín del Pendón Verde, en 1521… parece que se ha puesto de moda.

–Hace tres años me di cuenta de que se iba a cumplir el quinto centenario. Lo hablé con Paula Garvín, que suele venir por aquí, y lo empezó a mover. Como recuerda Joaquín Agudelo en un artículo, el historiador y notario de Bujalance Juan Díaz del Moral la calificó como la revuelta más antigua que se produjo en España durante la Edad Moderna, perteneciendo a lo que él llamaba la prehistoria de las agitaciones sociales de Andalucía. En el motín tuvo que ver mucho una hambruna producida por el aumento del precio del pan. Se llama así porque los amotinados enarbolaron un pendón de color verde que se encontraba en la Capilla del linaje Cervantes de Omnium Sanctorum. Aquello acabó en carnicería. Pero no hubo nada político, entonces no había ni derechas ni izquierdas.

Hay que restaurar la torre de Omnium Sanctorum, que es el verdadero símbolo del barrio

–Por lo que se ve, el barrio de la Feria da para mucho.

–El barrio de la Feria es la cuna de la modernidad en Sevilla. Aquí fue la primera revolución social. También aquí nació y se bautizó Belmonte, que revolucionó el toreo, y Joselito el Gallo vivió en la calle Relator. Ahora que quieren levantar el monumento de Joselito en la Macarena, nosotros queremos poner una placa en la casa que nació Belmonte. De esta manera seguirían estando parejos estos dos grandes toreros. La Hermandad de Montesión también fue revolucionaria en el mundo de las cofradías: fue la primera que tuvo un paso de misterio, en 1578, el del manierista Jerónimo Hernández, y como dijimos antes, el primer palio que se conoce fue el de la Virgen del Rosario. Era de cuatro varales y se realizó en 1592. También tenemos la iglesia protestante más antigua de España.

–Reconozco que eso sí me ha impresionado.

–La iglesia de San Basilio. Se remonta a 1871 y su primer pastor se llamó Francisco Palomares. Fue un hombre importantísimo en el protestantismo europeo, fundador de la Iglesia Española Reformada Episcopal y benefactor de los pobres. Doctor en Medicina, creó un medicamento contra la tosferina que la gente llamaba “el jarabe del protestante”. Algunos se lo pedían de tapadillo para que no se dijese. Es curioso, porque el templo se levanta en el solar del desaparecido Convento de San Basilio, que fue el sitio donde se fundó la Macarena, a finales del siglo XVI. El escudo de la columna ardiente que llevan los nazarenos de la Macarena es el de los basilios. Es decir, que la Macarena se funda en la collación de Omnium Sanctorum y no es hasta 1624 cuando se va a San Gil.

–Parece muy interesado en recuperar la historia del barrio.

–Hombre, es que estaba muy abandonada. Por ejemplo, poca gente sabe que la parroquia de Omnium Sanctorum tiene dos veces el título de real. Por Castilla y por Portugal.

–Por Castilla lo entiendo, ¿pero Portugal?

–Don Dionis de Portugal dio mucho dinero para el templo, por eso, como recogen varios documentos, las armas de Portugal estuvieron sobre una de sus puertas. Es una pena que en la Guerra Civil quemasen la iglesia y, con ella, los archivos.

–¿Y quién quemó la Iglesia?

–No sé, los que sean.

–A veces parece que las iglesias se quemaron en el 36 por combustión espontánea.

–[Risas] Este barrio siempre ha sido muy revuelto. Hay que pedir a la Junta y al Ayuntamiento que restauren la torre de Omnium Sanctorum, que es el verdadero símbolo de nuestro barrio junto a la Virgen de Todos los Santos, que la hizo Roque Balduque en 1554. También las campanas, que son muy valiosas.

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