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joséfina cruz villalón. catedrática de geografía humana

"Las empresas de obras públicas tienen una gran capacidad de presión"

  • Como política ha destacado por un trabajo riguroso en el ámbito de las infraestructuras y la ordenación del territorio; como universitaria forma parte de la escuela andaluza de geógrafos

Joséfina Cruz Villalón, en la Fábrica de Tabacos, durante un momento de la entrevista.

Joséfina Cruz Villalón, en la Fábrica de Tabacos, durante un momento de la entrevista. / fotoS: josé ángel garcía

Josefina Cruz Villalón (Huelva, 1949) tiene fama de tecnócrata, pero sólo hace falta hablar con ella un rato para caer en la cuenta de que es una mujer con convicciones políticas. Pocas, pero firmes. Como "gestora política" -le gusta llamarse así- llegó a ser, entre otros cargos, directora general de Planificación en el Ministerio de Fomento o Consejera de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía. A su trabajo se deben hitos importantes como la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía (2002) y el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte (PEIT) 2005-2020. Como universitaria, pertenece a una generación pionera de geógrafos que creó una escuela andaluza que ha dejado una profunda huella en materias como la ordenación del territorio, la agricultura o el transporte. Actualmente, es catedrática de Geografía Humana en la Hispalense. De trato sencillo y con un punto de timidez, cuentan de ella, sin embargo, que no se amilanaba cuando los alcaldes (incluidos Jesús Gil) se presentaban en su despacho para presionarla. Casada con el constitucionalista Javier Pérez Royo, pertenece a una familia oriunda de Morón que ha dado importantes profesionales, como sus hermanos Pedro y Antonio, prestigiosos jurista y arquitecto, respectivamente. El secreto, como ella dice, está en el "esfuerzo personal"

-Pertenece a una familia muy brillante intelectual y profesionalmente. ¿Cuál es el secreto, la genética, el ambiente...?

-La verdad es que estoy muy satisfecha de eso. Este mes, el colegio Portaceli, donde estudiaron mis hermanos, les va a hacer un homenaje por sus trayectorias. La familia de mi padre también era brillante y consolidada profesionalmente en Sevilla. Tuvo un hermano notario en Canarias, otro médico muy temido por sus alumnos y querido por sus enfermos... Algunos unieron el apellido y sus hijos se llaman Cruz-Auñón, pero mi padre se negó y dijo que esperaba que el nuestro, Cruz Villalón, fuese algún día igual de conocido. En cierta medida creo que lo hemos conseguido. ¿Las causas? Puede haber algo genético, pero en mi casa nos educaron en el trabajo, en la sencillez y en el no creernos nada. Nos dejaron claro que todo dependía del esfuerzo personal.

-Su tesis doctoral fue sobre la evolución de la propiedad agraria en Carmona entre los siglos XVIII y XX. Es decir, sobre el tránsito entre el Antiguo y el Nuevo Régimen. Un tema apasionante.

-Llegué a ella por el profesor Benito Arranz y el medievalista Manuel González Jiménez, que es de Carmona, y que me comentó que en Carmona se conservaban los libros del Catastro de Ensenada referidos a esta ciudad, documento en el que se detallan todos los propietarios de las tierras y una pequeña descripción de las mismas. Me pasé meses en el archivo de Carmona leyendo uno por uno esos documentos y a partir de ahí monté mi tesis. Tenía la foto fija de la propiedad agraria tradicional y feudal en el siglo XVIII y, a partir de ahí, podía estudiar cómo había evolucionado.

-¿Y cómo evolucionó?

-En el XVIII había dos grandes propietarios en Carmona, la Casa de Alba y el Arzobispado. Gracias a una serie de amillaramientos (registros de la propiedad) posteriores al Catastro de Ensenada y que llegan hasta el siglo XX pude ver cómo fue la transición de la propiedad feudal a la propiedad burguesa. La nobleza va desapareciendo como clase propietaria y va naciendo una clase burguesa agraria que se consolida en el siglo XIX. Muchos de estos burgueses habían sido los arrendatarios de las tierras de los nobles que figuraban en el Catastro de Ensenada.

"En casa nos educaron en la sencillez y el trabajo. Nos dejaron claro que todo dependía de nuestro esfuerzo"

-Estamos hablando de ese gran proceso que fue la desamortización. Todavía hay un cierto debate sobre si fue positiva o negativa. ¿Dónde se sitúa usted?

-Para mí la desamortización fue un proceso de modernización de la sociedad y la economía. En este sentido me sitúo en positivo. Quienes iniciaron los procesos desamortizadores fueron los liberales, nunca los conservadores. Tenga en cuenta que las tierras estaban en manos muertas, los nobles se podían endeudar, pero no respondían con sus bienes. Gracias a la desamortización, las tierras entran en la competencia económica y en el mercado agrícola. Esto es muy importante, porque en aquella época el poder y el dinero todavía estaban en la propiedad de la tierra. Fíjese en las ciudades como Carmona, Osuna, Écija... Cuando vienen mis compañeros catalanes a estos lugares se sorprenden de su prestancia, de su patrimonio histórico... Eso se debe a que entonces Andalucía era muy rica porque tenía mucha agricultura.

-¿Y por qué entonces la polémica?

-Porque junto a la desamortización civil existe la de la Iglesia y la de los Bienes Comunales. Los ayuntamientos perdieron muchos recursos y propiedades que eran usadas por el común del pueblo (para leña, para llevar al ganado a pastar...) y eran muy importante para su subsistencia. Cuando esos bienes se desamortizaron y se vendieron, los ayuntamientos perdieron poder y los vecinos se empobrecieron aún más.

-Es entonces cuando nace uno de los temas centrales del debate público en España durante el siglo XIX y buena parte del siglo XX: la Cuestión Agraria. El problema todavía coleaba a principios de la democracia. Andalucía llegó a sacar una Ley de Reforma Agraria... ¿En qué quedó todo eso?

-Fíjese en una cosa: el primer Estatuto de Autonomía de Andalucía hablaba de la Reforma Agraria, pero en el segundo ya no se menciona. También en el primero se hablaba de emigrantes, y en el segundo de inmigrantes. Las cosas han cambiado mucho. La Ley de Reforma Agraria se quedó en nada, porque hoy el campo se gestiona como una empresa agrícola, con todas las tareas muy mecanizadas, sin apenas empleados. El debate de la tierra para el que la trabaja, hoy por hoy, ha desaparecido. Tenemos una Política Agraria Común (PAC) que es actualmente la que mantiene la agricultura, tanto de los grandes propietarios como de los chicos.

"La tierra sigue dando estatus y capacidad de relacionarse. Esto pasa sobre todo en Sevilla, que es punto y aparte"

-El que dicen PER de los ricos.

-Así le llaman.

-Pese a que ya no da mucho dinero comparado con otros sectores, la posesión de la tierra sigue dando prestigio social.

-Sí, es normal que personas que hayan hecho dinero adquieran fincas que suelen ser dehesas. La tierra sigue dando estatus y capacidad de relacionarse. Esto pasa sobre todo en Sevilla, que es punto y aparte en muchas cosas. Es cierto que la tierra es también un capital refugio. No da mucho dinero, pero sí estabilidad.

-Todo indica que Andalucía será especialmente castigada por el cambio climático. ¿Estamos preparando nuestra agricultura para esto?

-Andalucía está en la frontera con la zona subdesértica, por lo que la pérdida de cien o cincuenta milímetros de precipitaciones puede condicionar que haya o no vida agrícola. Creo que no se están dando los pasos necesarios para adaptar nuestra agricultura a esta circunstancia, para que cultivos herbáceos como el cereal o el girasol se puedan seguir dando en secano. Seguimos mirando al cielo esperando a que llueva.

-¿Y recursos como la desalinización?

-Puede ser una solución para el consumo urbano, pero actualmente no tiene capacidad para regar los campos.

-Pasemos a su actividad como política. Usted tiene fama de tecnócrata, ¿se siente cómoda con este adjetivo?

-No me molesta. Yo siempre digo que no me considero política, sino una persona que ha hecho gestión política. Si he estado en muchos puestos es porque me han llamado.

Joséfina Cruxz Villalón, durante la entrevista Joséfina Cruxz Villalón, durante la entrevista

Joséfina Cruxz Villalón, durante la entrevista

-¿Es usted militante del PSOE?

-No, siempre he intentado mantener mi independencia. Cuando joven estaba más cercana al PCE, lo votaba en las elecciones y era anti OTAN. Luego evolucioné hacia el PSOE, procurando no pasar más allá. Creo que he colaborado con lealtad con el PSOE.

-En política, siempre se habla de los tecnócratas con cierto retintín. Ojalá tuviésemos más, porque algunos políticos no dan ni mucho menos la talla, algo que genera desafección en los ciudadanos.

-Es verdad que, en muchos momentos, en ciertos cargos políticos he echado en falta personas con un perfil mucho más técnico, con más conocimientos de los contenidos de los asuntos y de las decisiones que éstos conllevan. Todo no puede ser la oportunidad política y las elecciones más próximas.

-Su labor política ha estado muy vinculada a la ordenación del territorio, al urbanismo. ¿Hay un urbanismo de derechas y otro de izquierdas?

-Sí, hay una manera de ocupar el territorio más especulativa y otra menos especulativa; de darle más importancia a los valores ambientales o, por el contrario, de dársela al negocio inmobiliario... En la planificación urbanística hay mucha ideología. En general, las leyes urbanísticas en España han defendido el interés general. De hecho, el urbanismo es la lucha del interés general con el particular en el uso del suelo. Si tenemos escuelas, parques o avenidas anchas es porque el urbanismo lo determina así.

"En ciertos cargos políticos he echado en falta personas con un mayor conocimiento técnico de los asuntos"

-Andalucía lleva décadas gobernada por el PSOE, un partido de izquierdas. ¿Usted cree que las ciudades están bien ordenadas?

-Han mejorado mucho. En España, en general, se empezó a hacer un urbanismo que atendía a las verdaderas necesidades sociales con la democracia. Hay un paralelismo entre alcaldes demócratas y un urbanismo más ordenado y atento al interés general. La primera ley del suelo de España, de 1956, era muy buena, pero no se respetaba. Ahora el problema del urbanismo está en el campo, en las urbanizaciones y viviendas ilegales. Las ciudades están muy controladas. Se construye lo que el plan dice, otra cosa es que éste sea bueno o no. Además, se ha mejorado bastante en la protección y conservación del patrimonio histórico.

-Pero la proliferación de todas estas urbanizaciones rurales ilegales son también responsabilidad de los alcaldes democráticos.

-También. Ha habido una permisividad tremenda. El problema es que la cultura urbanística ha llegado sólo al suelo urbano. Cuando haces un plan de ordenación, determinas dónde quieres crecer -suelo urbanizable- y donde no quieres crecer -suelo no urbanizable-. Es a este segundo tipo de suelo a dónde no ha llegado la cultura urbanística, por eso han surgido todas esas urbanizaciones ilegales. Ahora se ha empezado a tomar conciencia del problema, pero tiene muy difícil solución. "¿Cómo no voy a hacer yo lo que quiera en mi parcela?", te suelen decir en el campo. Eso no pasa en la ciudad. Al respecto, hay dos tipos de problemas: las urbanizaciones ilegales, modelo Carmona y los entornos de ciudades como Chiclana o Córdoba; y, luego, las casitas sueltas, más del estilo de la Axarquía en Málaga. Piden permiso para hacer un cuarto de aperos y hacen un chalé... Los alcaldes te dicen: "Vosotros en Sevilla no sabéis lo que le interesa a mi pueblo... Es muy fácil hablar desde un despacho".

-Como provocación, suelo decir que el franquismo se cargó los cascos históricos y la democracia el litoral. Nos estamos quedando sin costa. ¿Hay que pegar el cerrojazo?

-El problema es que el litoral no está acogiendo el crecimiento demográfico, como el Aljarafe en Sevilla, sino el turismo y la demanda de segunda residencia. Andalucía ha pasado de ser una economía agraria a una economía turística. Siendo directora general, los promotores y los alcaldes me decían que existían 800.000 alemanes que demandaban una residencia en la Costa del Sol y que teníamos que responder a esa necesidad. Hay una presión muy fuerte de sectores empresariales y políticos que entienden que la prioridad es el desarrollo del sector turístico y, por lo tanto, el consumo de suelo, sobre todo en el litoral. Con Luis Planas la Junta planteó un plan de protección del litoral, pero habrá que ver en qué queda cuando llegue un nuevo ciclo de desarrollo económico.

"Los puertos tienen que estar bien conectados por ferrocarril y, en España, no lo están"

-¿Pero cuál es su opinión? Hay que parar esa expansión.

-Ahora mismo, una de las claves del urbanismo sostenible está en la rehabilitación. Por ejemplo, es mejor arreglar los pisos del casco antiguo que seguir expandiéndose con adosados. Eso se puede extender también al litoral. Hay mucho ya urbanizado. Alguien me dijo una vez: "Quiera usted o no quiera, en la Costa del Sol se van a instalar cinco millones de personas". Y yo le contesté: "Quiera yo o no quiera, no caben". Hay dos maneras de responder ante esto: admitir todo lo que se nos pide o ser selectivos en lo que se nos pide. Pienso que hay mucho espacio ya urbanizado y que hay que pensar antes en su recualificación que en su expansión. Otra cosa es el modelo de ocupación. En Andalucía se ha ido más hacia un modelo de segunda residencia: kilómetros y kilómetros de costa con construcciones vacías durante gran parte del año. Ahí están Cádiz, Huelva... El modelo de segunda residencia ocupa mucho territorio y tiene un escaso valor productivo.

-Como experta en infraestructuras, ¿qué opina del pago de peaje en la autopista Sevilla-Cádiz? Existe la sospecha de que el Gobierno lo conserve cuando recupere la concesión.

-Cuando alguien me plantea esta cuestión le respondo con otra pregunta: ¿usted quién prefiere que pague la autopista, el usuario o el contribuyente? Porque si la paga el contribuyente la pagamos todos.

-En general, siempre hay una demanda continua de infraestructuras, nadie está contento nunca con las que hay.

-Desde Bienvenido Mr. Marshall, en España se asocian las infraestructuras con el desarrollo. Es cierto que las infraestructuras son importantes, pero no suficientes. Pueden ser un punto de partida, pero se necesitan también cabezas, empresarios, ganas de trabajar... Las infraestructuras son punto de partida, pero no de llegada. En la proliferación de infraestructuras tiene también mucho que ver el desarrollo en nuestro país de un potente sector de las obras públicas que tiene mucha capacidad de presión.

-Una última pregunta sobre algo que es vital para la economía andaluza: la conexión del Puerto de Algeciras con Bobadilla, algo fundamental para nuestro crecimiento que, incomprensiblemente, no se termina de acometer, dicen que sobre todo por la presión de los levantinos.

-Digan lo que digan los valencianos, el primer puerto de España es el de Algeciras, y tiene un cuello de botella en su conexión con Bobadilla, que debería ser salvado. Uno de mis grandes pecados en política fue no haber impulsado este proyecto cuando estuve en Madrid. Ahora bien, tiene un problema, hay que pasar por el Parque de los Alcornocales, por lo que puede haber conflictos, como ya ocurrió con la autovía. Los puertos tienen que estar bien conectados por ferrocarril y, en España no lo están. Es una de nuestras asignatura pendientes.

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