Betis-Aris Limassol | La previa

El Betis, ante el Aris, rotaciones sin la mínima distracción

La primera plantilla bética en pleno entrenamiento este miércoles.

La primera plantilla bética en pleno entrenamiento este miércoles. / Juan Carlos Muñoz

El Betis vuelve a ponerse sus ropajes europeos en busca de ir saldando, poco a poco, la deuda que mantiene con su inquebrantable afición, que merece ya paladear a qué saben unos cuartos de final de la Liga Europa. O no digamos una semifinal. O por qué no una final continental, si Espanyol, Mallorca o Alavés las jugaron, aun perdiéndolas. El Betis de Manuel Pellegrini tiene nivel para planteárselo y hace dos años percibió que si el Eintracht de Fráncfort, que lo apeó en la última jugada de la prórroga en Alemania, acabó coronándose en Sevilla, por qué no lo va a hacer él dentro de unos meses en Dublín, sede de la finalísima.

Para llegar al partido definitivo en Irlanda, primero hay que desbrozar el camino, limpiarlo y evitar un súbito descarrilamiento: volver a derrotar al Aris Limassol esta noche en el Benito Villamarín asegurará a los verdiblancos afrontar como líderes las dos últimas jornadas y con serias opciones de acabar así y evitar ese incómodo play off de febrero. Hay que reparar en que el Glasgow Rangers, su rival más cualificado, aún debe pasar por Heliópolis, además.

La dinámica de empates de sabor demasiado ácido la rompió el Betis precisamente en Chipre hace dos semanas y desde entonces disfruta en la cresta de una ola victoriosa. Ganar estimula más que cualquier sustancia dopante conocida y por eso todo es buen rollo en el cubil verdiblanco hoy. Que en la secuencia de cuatro triunfos hayan caído Aris, Osasuna, Hernán Cortés y Mallorca no va a quebrar la sonrisa del bético ni deslucir el momento de un equipo que necesitaba una bocanada de autoestima y de confianza en el cuarto proyecto con Manuel Pellegrini al frente. Ganar hace creer. Y el Betis vuelve a creer en lo que hace. Y mucho.

Ocurre que el partido de hoy está condicionado de forma irremisible por el siguiente envite, que es en el Ramón Sánchez-Pizjuán, nada menos, el próximo domingo. Los jugadores, que salen a la calle y tienen oído, están recibiendo durante estos días toda suerte de mensajes de ánimo y arengas para volver triunfales de Nervión y hundir al vecino. El factor de distracción es meridiano.

Hace dos temporadas (los últimos años, la moda del calendario condicionado siempre coloca el primer derbi de cada Liga en noviembre), Pellegrini dejó en el banquillo a Pezzella, Álex Moreno, Canales y Juanmi en Leverkusen, el Betis perdió 4-0 y tres días después, volvió a perder ante el Sevilla en Heliópolis (0-2). De poco le sirvieron las reservas y pensar más allá del inminente partido. La pasada campaña, en cambio, el decorado invitaba más a rotar. El partido europeo previo al partido de rivalidad local fue la visita a Sevilla del débil HJK Helsinki y el Betis despachó a los fineses 3-0 antes de empatar ante el vecino en el Villamarín.

El pelaje del partido de hoy es similar al de los nórdicos y lo normal es que Pellegrini aproveche para dar descanso a Bellerín, Miranda, Guido (Marc Roca tendrá que jugar de central de nuevo), Isco, Assane o Ayoze, para que al mismo tiempo los Ruibal, Abner, Luiz Henrique, Rodri e incluso Borja (Fekir debe ir jugando más minutos también) cuajen un buen partido y se reivindiquen para que el abanico de la competitividad se abra aún más.

Que entre un grueso de jugadores deseosos de ganar terreno y convencer a Pellegrini ayudará a que el Betis, antes de chutar, controle la pelota y asegure el tiro. Que antes de ir a hacerle sangre al Sevilla, amarre tres puntos que despejen muy mucho ese frente europeo en el que tantas cosas tiene que decir aún un equipo que, ahí es nada, no pierde desde septiembre y enlaza diez partidos sin morder el polvo.

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