Análisis del derbi

Betis: Una resaca presente mirando al futuro

Pellegrini, en el banquillo antes de comenzar el derbi.

Pellegrini, en el banquillo antes de comenzar el derbi. / E.P.

El día después del empate del Betis en el derbi dejó diferentes lecturas en el análisis en cuanto al resultado y la imagen que ofreció el Betis en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

Sin duda, el punto dejó un excelente sabor de boca en los verdiblancos de cara a ese objetivo global de jugar por tercera temporada consecutiva la Europa League, algo que en pleno 2023 debería ser una anécdota para un club de la categoría como el de Heliópolis pero que será la primera vez que lo haga en su historia. Y es que con una victoria mañana ante el Getafe, el cuadro de La Palmera habrá certificado su billete europeo sin tener que depender de ningún otro marcador.

Por tanto, un botín de gran valor conseguido en Nervión pero con algunos matices, los cuales tienen que ver con la pobre imagen que el Betis ofreció. Un punto cimentado en una sólida defensa, con Bravo y la pareja de centrales, Luiz Felipe y Pezzella, a buen nivel y un Guido extraordinario, siendo el pivote argentino el mejor de su equipo por su jerarquía y por demostrar cómo hay que disputar este tipo de partidos.

Luiz Felipe y Guido frenan a Pape Gueye en el centro del campo. Luiz Felipe y Guido frenan a Pape Gueye en el centro del campo.

Luiz Felipe y Guido frenan a Pape Gueye en el centro del campo. / José Manuel Vidal / Efe

Pero al Betis le faltó valentía, colmillo. Ningún tiro a puerta y ni una ocasión en noventa minutos, marchándose del derbi sin haber probado a Dmitrovic. Un planteamiento pírrico a más no poder, por momentos hasta con posesiones largas para que no pasara en el partido. Ni en la primera parte con un rival que cambió hasta ocho futbolistas en su once inicial ni después en la segunda parte. No dio nunca el Betis un paso adelante de verdad y en los pocos acercamientos al área sevillista nada de peligro real por parte de Luiz Henrique, Borja Iglesias y Canales. Salvo algunos arreones detalle de Ayoze y algún chispazo de Rodri, en ataque no existió el Betis en el derbi. Y con uno menos llegó el sufrimiento, pero el cuadro verdiblanco pudo sobrevivir y acabó llevándose el punto que buscaba.

Un punto muy válido para dejar casi amarrada la sexta plaza, estando seis puntos por encima del Athletic (séptimo, 56) y ocho sobre el Girona (octavo, 48) y el Sevilla (noveno, 48). El objetivo global en una temporada siempre es lo más importante, pero en el recorrido para llegar a esa meta hay dos paréntesis durante el campeonato (derbis) y ahí el Betis sigue teniendo un problema evidente: no termina de saber jugar los derbis. Y los datos son más que evidentes, pues con el del domingo suma, en la Liga, nueve partidos de la máxima rivalidad hispalense sin ganar. Una estadística sonrojante salvo en los paréntesis con la figura de Lorenzo Serra Ferrer –el balear sí que entendió nada más llegar a Sevilla, allá en los primeros años de la década de los 90, cómo encarar, disputar y vivir estos enfrentamientos más allá de los objetivos globales de una temporada–.

Y como última reflexión del derbi, y ya mirando al futuro una vez que el cuadro verdiblanco certifique su billete para Europa, bien haría el Betis en llevar a cabo una profunda renovación de la plantilla actual, que prácticamente viene siendo la misma de hace tres años, con sus baluartes cumpliendo temporadas y sin recambios, y perdiendo nivel esta temporada de forma escalonada a partir de la salida de Álex Moreno. La necesidad de mover el árbol, la entrada de aire nuevo, de mimbres de nivel para que Pellegrini pueda intentar llevar al Betis a dar un paso más en cuanto a crecimiento y que no aparezca la frustrante sensación de haber tocado techo por no haber crecido en cuanto a nivel de aptitud en el plantel. Sobre todo, para que en los días señalados, como por ejemplo en la Liga Europa, el Betis rompa de una vez esa barrera de octavos de final sin que tenga por ello que repercutir en la Liga.

En conclusión, no correr el riesgo de seguir exprimiendo el milagro deportivo de Pellegrini, que esta temporada ha vivido el capítulo 3.0. Una resaca del derbi aún presente en Heliópolis con vistas a mejorar en el futuro.

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