Betis-Getafe | Análisis del rival

Nueve en la escala de Mohs

  • Bordalás da otro giro de tuerca en el fútbol físico que llevó al Getafe a las puertas de Europa

  • La pólvora de Mata lo ha elevado un estrato más

José Bordalás, entrenador del Getafe, silba en el área técnica del Coliseum Alfonso Pérez.

José Bordalás, entrenador del Getafe, silba en el área técnica del Coliseum Alfonso Pérez. / Kiko Huesca (Efe) (Madrid)

El Getafe, que la pasada temporada se quedó a las mismas puertas de las competiciones europeas, ha perfeccionado su plan hasta el punto de que, consumidos dos tercios del campeonato, se planta en el Benito Villamarín como cuarto clasificado, en puesto de Champions. Si la pasa campaña tenía un ocho en la escala de Mohs, la que mide la dureza de los materiales, hoy luce un nueve y va camino del diez. Pocos equipos más duros de pelar que estos zapadores azules.

El entrenador alicantino ha logrado que su equipo actúe con la misma intensidad con que él vive los partidos en su área técnica. Tensión extrema. Sublimación del colectivo y negarle los caminos al contendiente: el año pasado hizo 673 faltas en la Liga, el que más de largo. Supone una falta cada cinco minutos. Así estuvo luchando hasta la última jornada por esa séptima plaza que le hubiera abierto las puertas a Europa. En esta Liga, fuera de casa sólo cayó ante el madrid y el Atlético. Todo un aviso.

Sin balón

La línea de cuatro zagueros es la misma que tan buen rendimiento dio la pasada campaña. Laterales con colmillo y oficio para guardar sus esquinas y saber cuándo proyectarse en ataque, como son Damián y Antunes –el luso, sancionado, será una seria baja hoy–, y centrales agresivos en la marca y la anticipación que son conscientes de sus limitaciones técnicas: Djene y Leandro Cabrera o Bruno. El primero fue una de las revelaciones defensivas de la última campaña.

Esa línea defensiva está atenta a no ceder metros con la pareja de zapadores que suele tener por delante. La pasada campaña solían ser Arambarri y Mikel Bergara, pero el vacío del segundo, con sus problemas físicos, lo cubre con éxito Maksimovic.

La clave de la competitividad de este Getafe es su coordinación extrema para ir arriba a apretar la salida del balón del rival, recuperar la pelota y sorprender en pocos toques o, en caso de que el enemigo salga de la trampa y trate de sorprender, replegarse con rapidez.

Las dos líneas de cuatro también basculan con solvencia a un lado y otro con la ayuda de los puntas, que también deben remar en galeras.Son unos maestros en cortarle el ritmo al rival.

Con balón

El Getafe, si ve que puede robar arriba y llegar al área en pocos toques, no lo va a dudar. Pero fuera de casa se fía más a su solidez con las dos línea de cuatro bien pertrechadas. Damián Suárez tiene buen golpeo en largo y no duda en buscar la rapidez de Ángel al espacio o la capacidad de Jorge Molina o Mata para recibir de espaldas, aguantarla y lanzar al que llega de atrás: Amath, Portillo... El Getafe huye de toques superfluos y simplifica los ataques, busca la portería del modo más directo.

Lo mejor

El coriáceo bloque que ha armado Bordalás cuando el rival tiene la pelota. Salvar la barrera es un reto: fue la pasada Liga el tercer equipo al que menos goles le hicieron desde dentro del área, sólo 30. Al Barcelona le hicieron 25 y 20 al espejo en el que se mira la tropa azul: el Atlético.

Lo peor

La calidad técnica no sobra a pesar de que han llegado numerosos refuerzos. Y si se pone en desventaja, le cuesta mucho.

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