La lesión muscular de Claudio Bravo, que probablemente le impedirá volver a jugar esta temporada con el Betis, le dio una nueva oportunidad a Rui Silva, el portero que más partidos ha disputado esta campaña, pero que había sido relegado por el chileno en las últimas semanas.

La respuesta del portugués fue perfecta. Desde su primera gran intervención, cuando desvió al larguero un testarazo de Araujo, hasta las que hizo en el segundo tiempo, sobre todo un mano a mano a Ferran Torres tras un mal despeje de Sabaly, que dejaron con vida a los verdiblancos.

"Era difícil entrar con el partido corrido, por lo menos esa parada me ayudó a coger confianza. Son importantes esas primeras acciones", comentó el propio Rui Silva, que en estos últimos partidos de Liga tendrá más ocasiones para demostrar sus condiciones en la que ha sido su primera campaña como verdiblanco.

"Está siendo un año diferente, de aprendizaje, junto a Claudio (Bravo) y Joel (Robles). Tenemos una competencia muy sana, máximo respeto diario y eso te ayuda a estar comprometido. Intento dar lo mejor de mí y estar preparado para cuando me toca jugar", añadió el meta portugués, una bala de oro en la recámara para la portería heliopolitana.