Betis

La enésima vía de escape

  • Los dirigentes se mueven entre el cambio de rumbo previsto para el próximo año y la incertidumbre sobre el futuro de Rubi tras el nuevo fracaso del proyecto

Ángel Haro y López Catalán durante un acto del Betis.

Ángel Haro y López Catalán durante un acto del Betis. / Antonio Pizarro

El Betis 2019-20 no funciona. Así de rotunda es la conclusión de los dirigentes sobre el trabajo de esta temporada cuando aún falta el último tercio del campeonato liguero por disputarse, por lo que desde hace semanas se vienen preparando cambios en el área deportiva para el próximo año. Tras el viraje del pasado verano, con las salidas de Quique Setién y, sobre todo, Lorenzo Serra Ferrer, el Betis pretende un nuevo giro para la 2020-21. Es la enésima huida hacia delante de un proyecto iniciado en 2015 y que no acaba de consolidarse entre los grandes del fútbol nacional, pese al incremento de su presupuesto y la mejora en sus infraestructuras.

Este plan para el próximo año está afectando a la actual temporada. Con Rubi amortizado y sin confianza por parte de los dirigentes, su continuidad en el banquillo se debe más al deseo de tener libertad para elegir otro entrenador el próximo verano que a un apoyo real sobre el cuerpo técnico, aunque el apartado económico también está presente. Rubi firmó un contrato por tres temporadas, por lo que su destitución tendría que ser negociada entre las partes, lo que supondría otro gasto añadido para la actual temporada.

Nombres que gustan como el de Marcelino García Toral o el de Manuel Pellegrini, o bien no pueden entrenar en esta temporada en España, como es el caso del asturiano tras su paso por el Valencia, o bien prefieren iniciar un proyecto desde cero, como sucedería con el chileno y con otros técnicos que ya han sido contactados por los dirigentes en estas últimas semanas.

En esa corta lista de técnicos también aparecen algunos con disponibilidad y experiencia. Son los casos de Javi Gracia, con un alto caché y que exigiría un contrato de larga duración, o Quique Sánchez Flores, sin equipo desde su destitución esta temporada en el Watford, donde precisamente sustituyó a Gracia. Ambos aparecen dentro de las posibilidades en el caso de una destitución inmediata de Rubi, aunque en el club también se valora la opción de que hombres de la casa –Alexis Trujillo y Marcos Álvarez– se pudieran sentar algún partido en el banquillo.

Con ocho puntos de distancia sobre el descenso, los dirigentes confían en que Rubi sea capaz de alcanzar la permanencia sin apuros y sólo en una situación susceptible de complicarse se produciría su despido. Una victoria del Mallorca el pasado domingo hubiera colocado el descenso a sólo cinco puntos, con lo que las alarmas se hubieran disparado en Heliópolis, donde nadie quiere verse inmiscuido en una pelea por la salvación para lo que no se diseñó esta plantilla.

"No te puedo decir lo que va a pasar en el futuro. De cara a este partido el cuerpo técnico es el más capacitado. Semana a semana valoramos la situación. En el Real Betis Balompié no hay nadie imprescindible, los resultados en el fútbol son los que marcan las pautas", expuso Alexis Trujillo, coordinador del área deportiva, el martes, dejando en el aire la continuidad de Rubi más allá del duelo del domingo.

La visita del Real Madrid al Benito Villamarín del próximo domingo también servirá de termómetro para medir el estado de los aficionados. Si ante el Mallorca se escucharon cánticos contra el palco, también silbados por otros sectores de la grada, el enfado de los hinchas ha ido en aumento tras lo sucedido en Valencia, tanto por una nueva derrota como por la ausencia de los dos máximos dirigentes, que una vez más no acompañaron al equipo.

José Miguel López Catalán, carpeta en mano, en un acto. José Miguel López Catalán, carpeta en mano, en un acto.

José Miguel López Catalán, carpeta en mano, en un acto. / Antonio Pizarro

Precisamente, la nueva reestructuración del área deportiva para la próxima temporada no sólo incluirá un nuevo entrenador, sino que la idea pasa por incorporar también un director deportivo o similar que permita a los dirigentes dar un paso al lado en sus comparecencias públicas cuando toque hablar de fútbol. La salida de Serra Ferrer dejó al club sin un referente para enviar los mensajes necesarios durante una temporada, una vacante que se ha comprobado que es necesario cubrir de cara al próximo año.

Nombres como el de Pablo Longoria, habitual ojeador que trabaja con Marcelino, Fran Garagarza, director deportivo del Eibar, o Sergio Fernández, con contrato en el Alavés, están sobre la mesa de los dirigentes béticos, que también tienen apuntado a Mateu Alemany, aunque en este caso su función va más allá de la habitual de un director deportivo.

"Nuestro objetivo era luchar por estar en Europa, y ahora estamos a una distancia bastante importante. Estamos muy preocupados y entendemos que los béticos deben estarlo, el equipo no está funcionando como deseamos", apuntó Alexis, en un preludio de la enésima escapatoria de Haro yCatalán.

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