Desde mi córner

El Betis, ante un sueño indudablemente legítimo

  • Es natural el nirvana que disfruta la entidad tras una travesía tan rica en decepciones

Estamos viviendo en un estado que va de un nirvana feliz a la inquietud de notar como un revoloteo de mariposas en el estómago. Tiempo hacía que el fútbol según Sevilla no protagonizaba un fin de campaña tan apasionante como éste y hora es de disfrutarlo. Con el Sevilla bien asentado para la consecución de vivir un año más en Champions, congratula comprobar cómo el Betis vive la posibilidad, remota pero posible, de lograr lo mismo.

Entra de lleno en el terreno de lo utópico ver al Betis en Champions, como pasa lo mismo con que el Sevilla vaya a ser despojado de un lugar que ha disfrutado a lo largo y ancho de una campaña que fue triunfal hasta que dejó de serlo. Pero lo más sorprendente de este estado de cosas es ver cómo el Betis, tras asegurar en la Cartuja continuar en el concierto europeo, opta, aun remotamente, a un lugar al sol que más calienta, que no es otro que Champions.

Y así el panorama se nos viene a la sesera la película, trágica en muchas ocasiones, que narra la vida del sevillanísimo club de las trece barras con corona real desde que recobró la libertad. Llegó, como la falsa moneda, de ir de mano en mano sin que nadie acertase a devolverlo a su vida natural. La muerte de Juan Manuel Porrúa, el voluntarismo de Rafa Gordillo, lo que pudo ser y no fue con Miguel Guillén y la feliz aparición de dos jóvenes que pusieron orden en el caos.

Y ahora, cuando estamos a sólo dos fechas para el final, el Betis, mientras acaricia con mimo y delectación la plata del 23-A, ve que el eterno rival se ha convertido en el señuelo a perseguir. Sólo un punto le falta al Sevilla para que las cosas sean como han venido siendo año tras año, pero es legítimo, indiscutiblemente legítimo, que el RealBetis Balompié disfrute la posibilidad de volver a lo que ya disfrutó en 2005. Y es que soñar es tan barato...

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