Osasuna-Betis | El otro partido

A Rubi le vienen más nubes

  • El Betis evitó la tormenta en Pamplona, pero continúa arrastrando los males de jornadas anteriores y no parece mejorar

Joel y Bartra se elevan para defender uno de los nueve saques de esquina de Osasuna.

Joel y Bartra se elevan para defender uno de los nueve saques de esquina de Osasuna. / Jesús Diges / Efe

Restaba menos de una hora cuando el gris del cielo de Pamplona ya empezaba a intimidar al Betis. Las previsiones avanzaban que en un momento u otro empezaría a caer agua sobre El Sadar. Y no iba a ser precisamente un goteo. Con alerta naranja en todo el territorio navarro y amenazas de hasta treinta litros de agua por metro cuadrado, conforme se acercaba el pitido inicial se amontoban las fotografías de las nubes que iban encapotando el cielo. Y sin embargo, al final la lluvia sólo fue atrezzo en el último tramo. Y el Betis, que sufrió de lo lindo, puntuó. Eso sí, si los heliopolitanos siguen por esta senda, a Rubi lo van a perseguir las nubes.

Osasuna no doblaba la rodilla en su estadio desde el 1 de abril de 2018, pero el cuadro verdiblanco no estuvo siquiera cerca de hacer que los rojillos agachasen la cabeza. Sin Carvalho, los béticos estuvieron más encallados que de costumbre con la pelota y fueron zarandeados como de costumbre en las últimas jornadas. Los hombres de Rubi siguen concediendo a sus oponentes la oportunidad de probar a Joel. Por fortuna para ellos, el madrileño estuvo fino bajo los palos esta vez.

Mostró mucho arrojo el cuadro pamplonica. Y personificó mejor que ningún otro esa insistencia el impertinente Chimy Ávila. Las acciones del argentino, que no paró de buscar las cosquillas a los centrales del Betis, encendieron poco a poco a sus compañeros. Y también al graderío.

Entre tanto, Canales dejó claro que no es el distribuidor que pueda reemplazar a Carvalho. Tampoco Javi García estuvo a la altura en lo que respecta a tareas defensivas, incapaz de sujetar a los atacantes rojillos. De alguna manera debe corregirse a sí mismo este Betis, porque en la medular tiene un agujero cualitativo muy notorio.

Aun lidiando con ese desacierto de la secretaría técnica, se le debe exigir más a Rubi, pues el equipo está rindiendo muy por debajo de lo que debería. Como cualquiera en el cargo, el entrenador de Vilasar de Mar merece un tiempo para encarrilar su idea matriz. Pero a 21 de septiembre y después de cinco partidos es difícil que los béticos no se acuerden de Setién. Ha perdido el Betis toda la iniciativa que tenía con el cuero. Una iniciativa que cada vez le hacía más inofensivo para sus rivales, pero que le servía para tener cierto control. A este nuevo equipo capitaneado por Rubi parece faltarle una hoja de ruta, un leitmotiv sobre el que sentar sus comportamientos sobre el campo. Ni se le ve la claridad en ataque que se echaba en falta en mayo, ni demuestra la solidez que necesita un candidato a los puestos europeos.

Por si no estaba siendo suficiente el bombardeo de Osasuna, que lanzó nueve saques de esquina, a mediados del segundo acto se retiró con molestias Fekir. La ausencia del futbolista más determinante de la plantilla el próximo martes ante el Levante puede forzar a Rubi a hacer cambios en su estructura. Aunque viéndolo desde otro prisma, también puede ser una oportunidad. Cambios que el Betis necesita como agua de mayo, pues por ahora está dejando mucho que desear.

El papel de Borja Iglesias ayer es otro de los reflejos del estado del equipo. El delantero compostelano apenas tocó la pelota en la primera mitad. Desasistido y en clara inferioridad ante los centrales osasunistas, el flamante refuerzo verdiblanco quedó en nada en El Sadar. Tampoco lució hace seis días ante el Getafe.

Incapaz de servir ayudas a sus mejores hombres –Fekir lleva cinco partidos recibiendo el esférico con su marca encima–, el Betis sólo suma cinco puntos de 15 posibles. Y la sensación de que no mejora crece jornada a jornada.

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