Osasuna - Betis | Los nombres propios

De la libertad y el compromiso de Fekir a las piernas de Ruibal

Fekir trata de escapar del lateral derecho de Osasuna, Roncaglia.

Fekir trata de escapar del lateral derecho de Osasuna, Roncaglia. / Jesús Diges (Efe)

El Real Betis, en Pamplona, se rebeló ante la deriva tan peligrosa que estaba tomando su Liga. Todo el equipo jugó como eso, un equipo, y por fin exhibió competitividad y carácter en un partido de pierna dura y exigencia física por el correoso rival y por las condiciones climatológicas. Fekir al fin recordó al jugador que brilló a veces en el pasado campeonato. Con Aitor Ruibal a la derecha, el francés tuvo más libertad y con su compromiso, marcó diferencias. Él, Ruibal y Borja Iglesias montaron una primorosa contra que decidió en el minuto 75.

Fekir

Con Ruibal en la derecha, el galo fue más decisivo por dentro. Volvió el Fekir del inicio de la pasada temporada y eso es decir mucho. Pudo ponerlo todo de cara muy pronto, a los cinco minutos, pero el portero Sergio Herrera sacó un brazo recio a su obús con la izquierda. Luego participó más de lo que era habitual en esta Liga, moviéndose por terrenos interiores, sobre todo, aunque yendo por todo lo ancho del campo, adonde su instinto le dictaba. Tener a Ruibal a su derecha lo invitó a ello. Y con el joven catalán más Borja Iglesias, el campeón del mundo dibujó un contragolpe de manual que devolvió al Betis a la senda de los ganadores.

Aitor Ruibal

Al equipo le vienen de perlas sus piernas frescas para trabajar esa banda. Le faltaba fuerza al Betis en la zona ancha y el catalán se la dio en un partido de mucha exigencia física, tanto por el rival como por las condiciones climatológicas y del terreno de juego. Ruibal no se ahorró una sola carrera, fue al choque con valentía, se desdobló con Emerson y aunque le faltó claridad en alguna ocasión, como un tiro muy alto en una llegada franca en la segunda parte, la frescura de sus piernas y su extraordinaria visión gestaron ese primoroso contragolpe que decidió el partido. Pellegrini valoraba su trabajo en el día a día y le está devolviendo esa confianza.

Víctor Ruiz

Una trayectoria como la suya es por algo. Después de su decepcionante partido en Bilbao, el central tenía una muy incómoda papeleta ante dos delanteros que lo iban a moler a golpes, Budimir y Enric Gallego. Y Víctor Ruiz, al que un resbalón le pudo jugar una mala pasada, se impuso en la mayoría de los balones colgados y estuvo muy atento a los controles de sus pares, muchas veces largos e imprecisos, para reaccionar y cortar el ataque. Le dará mucha confianza.

Borja Iglesias

Lo tuvo clarísimo y los demás lo vieron. A nadie en el Betis le hacía más falta un gol, y de los que tienen su peso específico, que a Borja Iglesias. Sólo tuvo que empujar la pelota a puerta vacía, pero tan propicia situación se originó en su clarividencia para accionar el contragolpe con su apertura a Ruibal al primer toque y su invitación a sus compañeros a correr como posesos. Su movimiento y los de Ruibal y Fekir fueron prodigiosos. 

V

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