El otro partido Betis - Valencia

Con el espíritu de Lorenzo

  • El Villamarín disfruta del mejor partido de la temporada con una fiesta que se trasladó de la grada al césped

  • Serra Ferrer presenció el encuentro desde el palco de Caro Ledesma

Lorenzo Serra Ferrer junto al exconsejero Joaquín Caro Ledesma en un palco privado del Benito Villamarín.

Lorenzo Serra Ferrer junto al exconsejero Joaquín Caro Ledesma en un palco privado del Benito Villamarín. / Antonio Pizarro

La explosión de júbilo que siguió al gol de Sergio Canales fue la culminación de un día de fiesta en el Benito Villamarín. Si en los prolegómenos pareció que se asistiría al entierro de Rubi, el técnico salió reforzado con el mejor partido bético del año, precisamente cuando Lorenzo Serra Ferrer regresó a casa. El espíritu del balear, ese gen ganador y exigente que siempre significó éxitos para el Betis, se trasladó de la grada al césped hasta desembocar en ese tanto de Canales que devolvió la ilusión al beticismo.

Los tímidos cánticos contra la directiva y a favor de Serra Ferrer, pitados por parte de la grada de Preferencia, que se produjeron tras el gol de Maxi Gómez quedaron en una anécdota ante la comunión que se produjo entre la afición y el equipo. Ante un Valencia timorato y sin ideas, los jugadores béticos respondieron con orgullo a los ánimos de una grada que acabó enchufando a los suyos para obtener tres puntos que devolverán cierta calma al entorno del equipo.

Joaquín celebra el tanto del empate. Joaquín celebra el tanto del empate.

Joaquín celebra el tanto del empate. / Antonio Pizarro

Rubi, ante la mirada de Serra Ferrer, uno de los responsables de traer al catalán a Heliópolis pero con el que apenas pudo entrar en contacto después, tomó decisiones de entrenador y, esta vez, con la fortuna de un resultado positivo. Desde la inclusión de Édgar, que debutaba en Primera División, como pivote o tercer central según demandase el partido a la ubicación de Joaquín en la banda izquierda, para que su sociedad con Álex Moreno supusiera un quebradero de cabeza para Jaume Costa, ese improvisado lateral derecho elegido por Celades ante su falta de confianza en Correia.

Si esa pizarra de Rubi mejoró la versión futbolística de su Betis, la lectura del partido con los cambios también demostraron la pericia del técnico, que volvió a ser valiente para buscar esos tres puntos que llegaron en la última jugada del partido. También debe agradecer Rubi la ayuda de Joaquín y de Canales, dos de los hombres más unidos a Quique Setién, y que fueron los artífices de la victoria con sus aciertos en los goles.

Rubi, en el área técnica, durante el partido ante el Valencia. Rubi, en el área técnica, durante el partido ante el Valencia.

Rubi, en el área técnica, durante el partido ante el Valencia. / Antonio Pizarro

No había sido una semana fácil de gestionar para Rubi, que, además de la falta de apoyo público del club, se encontró con esa noticia del misterioso viaje a Bilbao de Ángel Haro y José Miguel López Catalán. "A medida que acumulas noticias y vas escuchando ese momento te afecta un poco más", llegó a decir el entrenador verdiblanco en la previa para reflejar esa soledad con la que llegó hasta la cita ante el Valencia.

Quizá Rubi contaba con esa protección que significaba la visita del cuadro ché para los entrenadores béticos en el alambre. Canales se vistió de Rubén Castro, que en 2011 salvó la cabeza de Mel con dos goles en la prolongación, para aumentar el crédito de Rubi, al que también favoreció el espíritu de Lorenzo, un nombre que siempre acaba vinculado a las alegrías de los béticos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios