Si no va al ataque sin reservas, no es el Betis

Betis-Chelsea | Informe técnico

Ese paso atrás tras el descanso, quizás inconsciente, hizo que Palmer apareciera y en cinco minutos se le fue la final

Así jugaron los futbolistas del Betis ante el Chelsea

Los jugadores del Betis, hundidos tras la final.
Los jugadores del Betis, hundidos tras la final. / Juan Carlos Muñoz

Este admirable Betis de Manuel Pellegrini y de Isco Alarcón debe volver a Sevilla con la cabeza alta y con orgullo. Si no lo hace con su primer trofeo continental fue por ese fatídico paso atrás que dio tras el descanso. El rival también juega, claro, pero esa leve renuncia a la mirada de frente y sin reservas a la portería contraria hizo que apareciera Cole Palmer con esos dos centros que fueron dos puñaladas al corazón de un equipo con un corazón exageradamente grande. Admirable Betis pese a su súbito hundimiento.

Defensa

Fantástica puesta en escena de todo el equipo, plantando la línea de presión lejos de Adrián, con Johnny como eje con la ayuda de Fornals y, sobre todo, esa barrera de cuatro muy arriba, con Antony, Isco, Bakambu y Abde muy atentos y ordenados para dificultar la salida de balón del Chelsea. Enzo Maresca quiso sorprender con el lateral derecho Malo Gusto incrustado en zonas interiores para sacar la pelota, en previsión de que los verdiblancos fijaran a Caicedo y Enzo Fernández, y lo que provocó fue un enorme agujero en el costado derecho de la defensa inglesa que aprovechó el Betis en sus fulgurantes salidas tras recuperación.

Con el inicio de las jugadas de los Blues muy trabado desde atrás, Adrián no tuvo en la primera parte más que un tiro flojo y centrado de Palmer (6’). Sabaly y Ricardo Rodríguez anduvieron muy eficaces cuando la pelota le llegaba a los extremos Madueke y Pedro Neto, siempre en situaciones posicionales, nunca en transiciones rápidas.

Ese leve repliegue de la segunda parte, junto con la lesión de Abde, le quitó salida al Betis e hizo que Palmer apareciera con la ayuda de Reese James, que mejoró muchísimo a Malo Gusto. Las líneas se fueron separando y ahí emergió el enorme poderío físico de Enzo Fernández y de Moisés Caicedo. Jadon Sancho por la izquierda también le dio un plus ofensivo a los londinenses. Había inquietud con el poderío del banquillo de los Blues y quedó justificada.

Ataque

El partido que Manuel Pellegrini planteó fue el que brotó hasta el descanso. El Chelsea se destapó atrás cuando el lateral derecho Malo Gusto se metía hacia dentro para iniciar el juego, la presión bética recuperaba la pelota y Abde entraba como un torpedo. Así llegó el gol y varias jugadas más de verdadero peligro.

Faltó algo de serenidad y finura en la definición para marcar un segundo gol en esa fase en la que la zaga azul estaba ciertamente incómoda y descolocada e Isco pululaba cerca del área o dentro para servir balones cargados de veneno.

La lesión de Abde le cortó las alas al Betis por la izquierda, ya que el chaval Jesús Rodríguez no pudo nunca con el potente y experto Reese James, que elevó muchísimo las prestaciones con respecto a Malo Gusto.

Virtudes

Cuando el Betis fue fiel a su ideario y a su forma de interpretar este juego llamado fútbol, tuvo la final en sus manos.

Talón de Aquiles

Cuando dio ese paso atrás y encima el Chelsea mejoró con los cambios, el equipo se desmoronó con estrépito.

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