ÚLTIMA HORA
Muere la actriz y cantante francesa Brigitte Bardot a los 91 años

Con esa 'torrija' lo lógico es perder (1-2)

La crónica

El Betis salió al campo como si no se jugara nada y eso fue aprovechado por el Granada para dejar casi sentenciado todo antes del descanso. El intento de reacción verdiblanco sólo le sirvió para coquetear con el empate al final.

Con esa 'torrija' lo lógico es perder (1-2)
Francisco José Ortega / Sevilla

29 de enero 2012 - 14:02

Atasco inesperado en el Betis. El equipo de Pepe Mel no pudo comenzar la segunda vuelta como arrancara el campeonato allá por agosto en Granada por la sencilla razón de que su rival supo aprovechar la desidia mostrada por los verdiblancos en el arranque del encuentro. Como si con el derbi del pasado domingo se le hubiera ido todo el gas, el cuadro de Heliópolis salió al terreno de juego con una torrija, permítase el término, de considerables proporciones y eso lo condujo a estar todo el encuentro a remolque. Valga un dato clarificador, el porcentaje de posesión de los granadinistas durante el primer periodo superaba con claridad a unos anfitriones siempre amigos de tener el esférico en su poder.

Aunque no sea una estadística fiable del todo, pues el tiempo que puede tardar un guardameta en poner el balón en juego, le cuenta también como posesión, sí es un argumento que gustan de manejar los entrenadores conforme les vaya interesando. Y el Betis, más allá de esos números, se vio dominado por un Granada bien puesto sobre el campo, capaz de tocar en corto a través de paredes y triangulaciones para evitar una presión verdiblanca más aparente que efectiva. A partir de ahí se iba a construir el edificio de los visitantes durante un primer periodo que luego sería ya definitivo.

Todo partió, además, de un error de Mel a la hora de plantear el juego, y es un fallo desde el mismo momento en que fue asumido por el propio entrenador con el cambio que ordenó en el intermedio. Mel apeló en el arranque a Salva Sevilla en lugar de Jefferson Montero, habitual en el extremo en los últimos tiempos. La idea, cabe suponer, sería fortalecer el centro del campo para tener más la pelota. El resultado, evidentemente, fue todo lo contrario, pues fue Nyom, un lateral muy profundo y fuerte físicamente, quien tuvo una verdadera autopista para apoyar a los suyos en sus salidas.

El Betis, mientras, parecía no creerse lo que estaba sucediendo. Los encargados de recuperar la pelota, habitualmente Iriney, incluso Beñat y también Mario a la hora de dar el paso adelante desde la defensa para apoyar a los centrocampistas en esos robos al rival, siempre llegaban tarde al poseedor del esférico. Lógicamente, esto lo aprovechaba un Granada que se limitaba a jugar un rondito en el centro del campo, pero no exento de profundidad a la hora de tirar hacia arriba y buscar a los puntas.

Eran cuestiones que ya se percibían desde el primer minuto, pero que se verían reflejadas en el marcador con prontitud, concretamente en el minuto 12. El Betis no defendió bien un saque de banda en la línea de medios del rival y eso fue aprovechado por Martins, el jefe del centro del campo hasta que le aguantaron las fuerzas, para romper las líneas, avanzar ante la pasividad de todos los que acudieron a buscarlo y dejar finalmente la pelota a Ighalo. El nigeriano se vio extrañamente solo y lanzó un semipunterazo más propio del fútbol sala para ponérsela imposible a Casto.

Mal pintaban las cosas para el Betis, pero aún restaba un mundo por delante, sólo se habían consumido 12 minutos de juego y ni siquiera habían roto a sudar del todo los actores. Cabía esperar, pues, una recomposición del equipo, una reacción en un partido que era trascendente con vistas al rumbo que tomaría este segundo tramo del campeonato. Pero no, el Betis siguió ausente, sin la más mínima tensión a la hora de hostigar a un Granada que se sentía tremendamente cómodo en el estreno de Abel en su banquillo. Apenas un disparo de Salva Sevilla poco antes de la media hora del juego. Muy poco.

El Granada, por el contrario, había seguido con su misma idea de tirar hacia arriba y ya advirtió de nuevo un par de veces hasta que concretaría un 0-2 cercano a definitivo. Y ahí también cabe cuestionar por qué el Betis no fue capaz de parar un contragolpe que casi nace en el banderín de córner de los visitantes. La pelota fue conducida hasta Martins a través de toques, éste combinó con Jara y ahí también colaboró Casto. 0-2 en el descanso, mala cosa.

Mel, entonces sí, metió a Pozuelo en busca de cosas que no le daba Salva Sevilla. El rival sí dudó ahí, pero se recompuso y volvió a dominar hasta que el técnico sorprendió con la salida de Rubén Castro, aunque éste no estuviera en su mejor día, para jugar con las dos torres, Jorge Molina y Santa Cruz. Por ahí sí iba a sufrir algo más el Granada, pero al Betis le falló entonces la puntería. Sólo Jonathan Pereira, con su oportunismo, invitó a pensar en normalizar las cosas, como en otra mañana ante la Real, pero ya era muy tarde y el Betis iba a pagar cara su desidia inicial.

26 Comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último