Disfagia: cuando no puedes hacer algo tan sencillo como tragar alimentos

El 12 de diciembre se celebra el Día Mundial de la Disfagia, una enfermedad que se caracteriza por la dificultad para tragar desde la boca hasta el estómago, en cualquier punto del recorrido y que a afecta a dos millones de personas en España.

Es una patología poco tratada y para la que los pacientes tragar hasta la propia saliva se hace un mundo. Suele aparecer como secuela de alguna enfermedad y su incidencia aumenta con la edad. De hecho, entre el 10% y 30% de los mayores de 65 años presenta algún tipo de dificultad en su deglución que es el proceso en el que los alimentos pasan desde la boca, son empujados por la lengua, hacia la faringe y después pasan por el esófago. En relación a la población anciana institucionalizada, afecta a un 68%, y en los hospitales, el 34,2% de los pacientes ingresados por neumonía padecen esta patología.

Hay dos tipos de disfagia según la causa. Por un lado, la disfagia neurológica, en la que se altera la función de los músculos implicados en la deglución. Y por otro, la mecánica que ocurre porque se ha producido por alguna obstrucción o dificultad de tránsito a lo largo de ese recorrido del bolo alimenticio.

Síntomas

En función de la localización, la disfagia puede ser orofaríngea que es cuando el problema está entre la boca y el inicio del esófago o esofágica, cuando se localiza entre el esófago y el inicio del estómago. Cada uno tiene unos síntomas diferentes:

Orofaríngena

• Tos al deglutir
• Voz húmeda
• Reflujo nasal
• Dificultad para iniciar la deglución
• Atragantarse con líquidos
• Saliva excesiva y babeo
• Pérdida gradual de peso
• De inicio abrupto (ACV) o progresivo y desapercibido

Esofágica

• Sensación de atasco
• Dolor retroesternal
• Acidez estomacal
• Problemas con alimentos sólidos
• Rápida progresión
• Rápida pérdida de peso

Conviviendo con la disfagia

Muchas personas desarrollaron disfagia a raíz de haber enfermado de Coronavirus. La intubación para ayudar a respirar aceleró la aparición de esta patología en las primeras etapas de Covid-19. Según declaró en su día Pere Clavé, director de Investigación del Hospital de Mataró, del Consorcio Sanitario del Maresme, en Barcelona, y presidente fundador de la Sociedad Europea de Trastornos de Deglución para el portal CuídatePlus: “Si perdemos la capacidad del gusto y la percepción en la faringe, creemos que también podemos perder la capacidad de controlar bien los mecanismos de deglución, que son muy complejos. Por eso, pensamos que un elemento que podría justificar esta elevada frecuencia de disfagia al ingreso es la afectación de una vía que conduce la sensibilidad de la orofaringe hasta el cerebro”.

Desde entonces, para las personas que padecen disfagia, cada día de su vida supone un verdadero reto en muchos aspectos ya que se tienen que enfrentar a situaciones muy incómodas, por lo que el paciente puede verse envuelto en una sensación de pérdida, sobre todo, si aparece de forma repentina.

Aunque haya que cambiar la forma de alimentarse, se puede aprender a sobrellevar la disfagia de manera normal, aun siendo considerada la nueva pandemia del siglo XXI. Hay preocupación al respecto porque está repercutiendo en gran parte de la población y es una enfermedad muy poco conocida y que afecta mucho a la calidad de vida.

Cuando la persona que tiene disfagia no llega a los niveles nutricionales y de hidratación suficientes, es cuando se habla de alteración de la eficacia en la calidad de vida se ve afectada ya que las dificultades deglutorias comprometen el disfrute o la gestión de la alimentación.