Borja Quiroga, nefrólogo, sobre la retención de líquidos: "La solución podría ser realizar ejercicios posturales para drenar el exceso de líquido"

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La retención de líquidos puede ser un síntoma de condiciones médicas más complejas

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La solución podría ser realizar ejercicios posturales para drenar el exceso de líquido
La solución podría ser realizar ejercicios posturales para drenar el exceso de líquido / Freepik

La retención de líquidos, también conocida como edema, es una condición en la que el cuerpo acumula una cantidad excesiva de agua en los tejidos. Esta acumulación puede presentarse en diversas partes del cuerpo, como las piernas, tobillos, abdomen o manos y suele generar hinchazón, sensación de pesadez, incomodidad e incluso dolor. Aunque puede parecer un problema menor o simplemente un malestar pasajero, la retención de líquidos puede ser un síntoma de condiciones médicas más complejas que requieren atención.

Muchas personas experimentan retención de líquidos de manera ocasional, especialmente durante los meses más calurosos del año, después de estar mucho tiempo de pie o sentadas, o debido a cambios hormonales. Sin embargo, cuando este fenómeno ocurre de forma persistente, es importante identificar su causa. Las razones pueden variar desde factores hormonales y alimenticios hasta enfermedades cardíacas, renales o hepáticas.

También ciertos medicamentos o un estilo de vida sedentario pueden contribuir significativamente al problema. Comprender las posibles causas de la retención de líquidos es fundamental para poder abordarla de manera adecuada, ya sea a través de cambios en la alimentación, mayor actividad física o tratamientos médicos específicos.

A continuación, se exploran las causas más frecuentes de este fenómeno, agrupadas en dos grandes categorías: las relacionadas con el estilo de vida y las derivadas de condiciones médicas.

Factores relacionados con el estilo de vida y hábitos diarios

Una de las causas más frecuentes de la retención de líquidos tiene que ver con los hábitos cotidianos. La alimentación juega un papel central en este proceso. El consumo excesivo de sal, por ejemplo, es una de las principales razones por las que el cuerpo puede empezar a acumular agua. El sodio, presente en grandes cantidades en alimentos procesados, snacks y comidas rápidas, provoca que el cuerpo retenga más líquido del necesario para equilibrar su concentración en la sangre. Además, una dieta pobre en proteínas también puede contribuir al edema, ya que las proteínas ayudan a mantener el equilibrio de líquidos dentro y fuera de las células.

Otro aspecto relevante es la falta de actividad física. Permanecer mucho tiempo en la misma posición, ya sea de pie o sentado, puede dificultar el retorno venoso y linfático, especialmente en las extremidades inferiores. Esto provoca una acumulación de líquido en piernas y tobillos, algo común en personas con trabajos sedentarios o con poca movilidad razón por la cual el nefrólogo Borja Quiroga manifiesta en el podcast Comiendo con María que la solución podría ser realizar "ejercicios posturales para drenar el exceso de líquido". Además, el calor puede exacerbar este problema, ya que las venas se dilatan y permiten que el líquido se filtre con mayor facilidad hacia los tejidos circundantes.

Los cambios hormonales también son responsables de muchas formas de retención de líquidos. Durante la menstruación, el embarazo o la menopausia, los niveles de estrógeno y progesterona son muy cambiantes y pueden afectar la forma en que el cuerpo regula el agua. Esta es la razón por la que muchas mujeres notan hinchazón en los días previos a la menstruación o durante el embarazo.

El consumo insuficiente de agua puede parecer una causa contradictoria, pero la deshidratación también puede generar retención de líquidos. Cuando el cuerpo percibe que no está recibiendo suficiente agua, activa mecanismos de defensa que incluyen la conservación de líquidos, lo que puede traducirse en inflamación o hinchazón.

Condiciones médicas y efectos de medicamentos

Cuando la retención de líquidos se convierte en un problema persistente, es posible que esté relacionada con una condición médica. Las enfermedades cardíacas, por ejemplo, son una causa común de edema. En casos de insuficiencia cardíaca, el corazón no puede bombear la sangre de manera eficaz, lo que provoca una acumulación de líquido en diversas partes del cuerpo, especialmente en los pies, piernas y abdomen. De forma similar, las enfermedades renales también pueden alterar el equilibrio de líquidos y electrolitos en el organismo, dificultando la eliminación adecuada del exceso de agua a través de la orina.

El hígado también juega un papel importante en la regulación de líquidos y patologías como la cirrosis pueden provocar una disminución en la producción de proteínas como la albúmina, esenciales para mantener el equilibrio osmótico. Cuando este equilibrio se rompe, los líquidos tienden a escapar hacia los tejidos, causando hinchazón, especialmente en el abdomen (ascitis) o en las extremidades.

Por otro lado, algunos medicamentos pueden inducir retención de líquidos como efecto secundario. Entre ellos se encuentran los antiinflamatorios no esteroides (AINEs), ciertos medicamentos para la presión arterial como los bloqueadores de los canales de calcio, tratamientos hormonales y algunos antidepresivos. También los corticoides, utilizados frecuentemente en tratamientos antiinflamatorios o inmunosupresores, pueden causar hinchazón al alterar el metabolismo del sodio y el agua.

Además, trastornos del sistema linfático, como el linfedema, pueden provocar acumulaciones localizadas de líquido debido a una mala circulación de la linfa. Este problema puede surgir tras intervenciones quirúrgicas, tratamientos contra el cáncer o infecciones y suele requerir terapias específicas de drenaje linfático y compresión.

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