Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas

El diagnóstico precoz de las cardiopatías congénitas cambia la calidad de vida del paciente

Embarazada en una sesión de ecografía.

Embarazada en una sesión de ecografía.

La llegada de un bebé siempre es motivo de alegría, pero también de incertidumbre. Muchas veces la tranquilidad, desde que sabes que vas a traer una nueva vida al mundo, llega una vez que el bebé está fuera del útero y te dicen que "todo está bien". Sin embargo, ante una persona tan indefensa el porcentaje de complicaciones es alto. 

Uno de los momentos más emotivos cuando tienes un bebé dentro de ti es cuando le escuchas por primera vez el latido del corazón. El problema es que ese momento único, tan especial y tan esperado por los progenitores puede verse enturbiado cuando a través de la ecografía se detecta alguna anomalía cardíaca en el feto. Es lo que se conoce como cardiopatía congénita

A partir de este momento, todo da un giro que no esperabas, pero que tiene solución y que no tiene por qué tener graves consecuencias, si se detecta a tiempo. Cuando el ginecólogo, a través de la ecografía, ve esta irregularidad, pone a la embarazada en manos de un equipo médico especialista en cardiología fetal. 

Si se confirma el diagnóstico, este equipo, que suele estar compuesto por ginecólogos, cardiólogos pediátricos, neonatólogos y cirujanos cardiacos infantiles, informa a los progenitores sobre qué tipo de malformación tiene el feto, cuál es su pronóstico, qué opciones de tratamiento existen y, lo que es muy importante para las familias, ofrece una visión de cómo será el parto y de las primeras semanas y meses de su vida.

Cómo es la vida de una persona con cardiopatía congénita

En España, un 8,5 por cada 1.000 nacidos y un 3,3 de cada 1.000 nacidos son portadores de cardiopatías congénitas mayores y es muy importante el diagnóstico prenatal para garantizar la supervivencia.

En la actualidad, los centros médicos disponen de muchos avances tecnológicos que hacen más fácil el diagnóstico de las cardiopatías en la gestación de manera muy precoz. En este sentido, la detección puede darse entre la semana 14 y la 16 (4 meses de embarazo), aunque la anatomía cardiaca se visualiza mejor en la semana 20. 

La ecocardiografía fetal “básica” y “básica extendida”, que se suele realizar entre las 18 y 22 semanas del embarazo, con los equipos ultrasonográficos adecuados y con personal entrenado, contribuye a detectar cardiopatías congénitas. Una vez que está localizada, el equipo médico decidirá el tratamiento que se debe realizar, así como también, dado el caso, hacer una intervención quirúrgica al feto. 

Si el diagnóstico es temprano y todo se desarrolla con normalidad bajo los protocolos establecidos, el 85% de los niños que nacen con cardiopatías congénitas sobreviven hasta la vida adulta. Eso sí deberán cuidarse mucho y llevar un estilo de vida saludable, en el que la práctica de ejercicio es una buena manera de hacerlo ya que reduce el riesgo de complicaciones y de mortalidad. Antes de poner en marcha cualquier práctica deportiva, se debe consultar con un profesional. 

Muchas veces el diagnóstico llega cuando el paciente se encuentra en la etapa adulta, por lo que la noticia les supone un shock, acompañado de muchos miedos y preocupaciones. Por el contrario, los niños que han conocido siempre que tenían esta enfermedad acaban normalizándola y su vida no gira en torno a ella. De ahí, la importancia del diagnóstico precoz.

Desde el punto de los profesionales, es muy importante que tanto paciente como sus familiares mantengan una actitud positiva con la enfermedad porque contribuye a mejorar la calidad de vida. Con los niños es más fácil porque son positivos por naturaleza, estás llenos de energía y tiene una sorprendente capacidad de adaptación y de salir adelante.

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