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No son solo palabras. Pedir perdón lleva un trabajo interno de lidiar con las propias emociones. Es enfrentarte al miedo, a dejar a un lado el orgullo y a reconocer que te has equivocado, pero una vez que se hace, hay un crecimiento dentro de ti que te genera mucha satisfacción personal y que mejora la convivencia con la pareja.
Cuando se lleva cierto tiempo de relación, es inevitable que surjan roces y conflictos. La diferencia está en saber solucionarlos y en hacerlo de una manera constructiva. Pero eso solo puede darse si las dos partes están de acuerdo en perdonar, en asumir su parte de responsabilidad y en olvidar para continuar adelante.
Es una manera de estrechar los lazos de la confianza que ya sabemos que es el pilar de toda relación de pareja. Hablar abiertamente de lo que cada uno siente o de cómo se sintió con las acciones del otro crea un acercamiento emocional con la pareja y desarrolla la empatía porque se pueden comprender mejor los sentimientos de la otra parte de la pareja cuando estás aportando una escucha receptiva.
El perdón es un proceso de voluntad y de sanar heridas propias para perdonar sin rencores con la que recuperar la armonía y el bienestar emocional de la relación. De lo contrario, es probable que nada vuelva a ser como antes.
Todos cometemos errores en una relación y en la vida en general, pero debemos tener responsabilidad afectiva y compromiso con nosotros mismos para que nuestra propia mejoría se vea reflejada en el otro. De esta forma, se puede perdonar.
Uno de los puntos a favor que tienen las parejas y que facilita mucho el perdón es la comunicación en la que se practique una escucha activa y no en un esperar que le otro calle para hablar o, más bien, para reprochar lo que tienes guardado dentro de ti desde hace tiempo.
Para que la confianza y la comunicación puedan ir por buen camino es necesario que haya también un compromiso con la palabra y un cumplimiento de las promesas que es un aspecto muy importante dentro de una relación de pareja con el que indicas que tienes un respeto hacia la otra persona, hacia su vida independiente de la tuya y su tiempo.
Por eso, si has tenido un comportamiento negativo con tu pareja: le has hablado mal, le has faltado al respeto de alguna manera o le has mostrado indiferencia, no estaría de más pedir perdón por todas esas conductas. Si no se corrigen, pueden volver a pasar y terminar con la relación.
Hay personas a las que no les resulta fácil perdonar. También depende de dónde esté el daño, el punto en el que esté la relación y de si se trata de un hecho puntual. Hace falta cuestionar la gravedad de los actos y meditar si el enfado es proporcional al hecho en sí.
A veces se necesita tiempo y distancia para digerir la conversación que has tenido. Se necesita poner en orden las ideas y valorar el conjunto de las cosas para llegar a una conclusión y si se decide perdonar, que sea de verdad. Para ello, tendrás que desterrar de tu cabeza aquello de "lo volverá a hacer".
Para tener una relación constructiva es imprescindible perdonar y seguir adelante. Es una sensación de alivio y bienestar interior cuando se perdona a la persona a la que quieres y con la que quieres tener una relación de pareja saludable.
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