La microbiota, según la comunidad científica, hace referencia a la totalidad de los microorganismos, como las bacterias, las arqueas o los virus, presentes en una zona de nuestro cuerpo.

Mantener nuestra microbiota intestinal bien cuidada es muy importante para alejar las enfermedades que afecten a esa zona de nuestro organismo, además de para mantener una buena salud general. Ya que un mal estado de esta microbiota está detrás de problemas como la obesidad, el asma o incluso de trastornos mentales.

Vamos a ver unos consejos para cuidar nuestra microbiota intestinal:

Ingerir alimentos de origen vegetal

Para impulsar el crecimiento de las bacterias beneficiosas que se encuentran en nuestro intestino, se recomienda consumir a la semana alrededor de 30 porciones de alimentos de origen vegetal, entre los que encontramos la fruta, las verduras, los frutos secos, las legumbres o los cereales integrales.

Consumir probióticos

Los probióticos aportarán a nuestro organismo microbios beneficiosos, por lo que alimentos como el yogur natural, kombucha, miso o soja fermentada, kimchi, los encurtidos, el pan de masa madre, el suero de mantequilla o el queso crudo son algunas opciones muy interesantes para añadir a nuestra dieta.

Los simbióticos

Son los que mezclan los dos puntos comentados anteriormente y, además de los beneficios que nos aportan a nuestra zona intestinal, hay que destacar también otros puntos a favor como el mantenimiento de una rica salud dermatológica.

Llevar una 'vida sana'

Algunos expertos coinciden en que para mantener una buena microbiota intestinal es importante evitar situaciones que nos generen estrés, así como no fumar ni tomar alcohol y llevar un estilo de vida activo, en el que realicemos actividades físicas con regularidad.

Estos últimos consejos también sirven para combatir la depresión, que según algunas investigaciones puede estar directamente relacionada con la microbiota intestinal.

La serotonina es muy importante en nuestro organismo, ya que está presente en algunos aspectos como el apetito, la temperatura corporal, la secreción de melatonina o el sistema vascular. Unos niveles bajos de ella está asociada a una de las principales causas de la depresión. Sobre esta sustancia química han tratado Elaine Y. Hsiao y Thomas C. Fung en un trabajo publicado en la revista Nature Biology.

Su investigación ha sacado a la luz que un 90% de la serotonina de nuestro organismo se genera en el intestino. Además, descubrieron que las bacterias Turicibacter sanguinis y Clostridia hacen que las células intestinales 'fabriquen' más serotonina.

En un estudio con ratones, alteraron su genética para que carecieran de estas bacterias y vieron como la producción de serotonina en sus intestinos cayó mas de un 50%.