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La pregorexia: miedo a engordar en el embarazo que afecta a madre y a bebé

Investigación y Tecnología

El mayor detonante de la pregorexia es la presión social y querer encajar en los cánones de belleza establecidos

La pregorexia suele darse en mujeres con antecedentes de otros trastornos alimentarios

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Embarazada haciendo ejercicio.

Puede ser una de las mayores preocupaciones de una mujer cuando se queda embarazada. La ganancia de peso es inevitable, pero tampoco es saludable subir de peso repentinamente. En cualquier caso, el problema no está en la subida o bajada de peso, sino en las prácticas "peligrosas" que se llevan a cabo para conseguirlo.

Por ejemplo, en el terreno de la alimentación en el que muchas veces una embarazada se ve presionada socialmente por intentar encajar dentro de los cánones de belleza establecidos y en el que, habitualmente, el entorno no ayuda con sus comentarios "negativos" acerca de lo grande que está la barriga o lo mucho que has engordado. Son comentarios poco acertados que, en el caso de que la embarazada sea un poco más vulnerable mentalmente, puede tener consecuencias negativas y derivar en patologías como la pregorexia.

Si bien es cierto que la presión social es el principal detonante de esta enfermedad, no se debe dejar caer todo el peso de la responsabilidad en ellos ya que las bases estaban asentadas con anterioridad. La psicoterapeuta, Marisa Navarro, explica para el portal Infosalus que "es frecuente que este desorden se presente en aquellas mujeres que tienen antecedentes de otros trastornos alimentarios o aquellas que, aunque no los hubieran desarrollado antes, se encontrasen muy cerca de hacerlo. Pero también es posible que se presente en mujeres que nunca habían desarrollado ningún tipo de afección".

Riesgos para la vida del bebé

Los síntomas de la pregorexia no son siempre perceptibles y si no se vigilan, pueden darse casos más graves. Esta enfermedad se caracteriza porque la embarazada presenta déficit de nutrientes, pudiendo llegar, incluso, a la desnutrición en los casos más severos. Esa es la base que provocará una serie de reacciones en cadena de eslabones que conforman patologías como la hipertensión arterial, pérdida de cabello, descalcificación de los huesos, piel deshidratada y frágil o arritmias. Además de una pérdida de los niveles de líquido amniótico o un desprendido de la placenta, poniendo en riesgo la vida del futuro bebé.

Esta patología no solo tiene consecuencias durante el embarazo, sino que también provoca el nacimiento prematuro del bebé que nacen con muy poco peso, desencadenando otras patologías en él como insuficiencias respiratorias, aumentando la posibilidad de que padezcan alteraciones cardíacas y neurológicas o hiperactividad. Esto en el mejor de los casos porque todo haya ido "bien" ya que hay muchas posibilidades de que el bebé pierda la vida en sus primeras semanas, debido al alto riesgo al que ha sido sometido durante el embarazo.

Tratamiento para la pregorexia

La pregorexia es un problema de la salud mental, por lo que puede ser tratada. El embarazo es un proceso que, de forma natural, se caracteriza por cambios fisiológicos que implican ganancia de peso en el que influyen el crecimiento del propio bebé, la placenta, el líquido amniótico, el aumento del tejido mamario, el útero y el volumen sanguíneo ya supone de por sí un incremento notable del peso de la madre.

Pero para una persona con TCA, no es fácil encajar que el aumento de peso es natural y que hay un proceso de transformación del cuerpo por una cuestión biológica, por lo que muchas veces se necesita ayuda psicológica y, en los casos más graves, psiquiátrica. "La alimentación de la mujer durante el embarazo es importantísima y debe ser supervisada. Si la familia observa comportamientos extraños en la alimentación, o desarrollo de una actividad física exagerada en una mujer embarazada, se debe dar la voz de alarma", advierte la doctora Navarro.

Llevar un embarazo saludable implica llevar una alimentación saludablealimentación saludable con alimentos de calidad y hacer ejercicio, pero esto nada tiene que ver con la restricción, el control y la delgadez. De hecho hacer ejercicio durante el embarazo, adaptado a las necesidades y circunstancias de cada embarazada, es más que beneficioso tanto para la madre como para la salud del feto y del futuro bebé: ayuda a sentirse mejor, a llevar mejor los dolores, fortalece las articulaciones que se desgastan en el embarazo, aporta energía y mejora la postura y la circulación, entre otros.

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