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Simón Lubián López · Isabel Benavente

Neonatólogos del Hospital Puerta del Mar y miembros de la Fundación NeNe

¿Quién cuida la salud mental de las madres de bebés prematuros?

Los autores reflexionan sobre las consecuencias que la falta de atención a la salud mental de los padres de niños ingresados por prematuridad puede tener en ellos mismos a largo plazo y en el neurodesarrollo de los niños

¿Quién cuida la salud mental de las madres de bebés prematuros?

¿Quién cuida la salud mental de las madres de bebés prematuros?

Podemos afirmar con rotundidad que, hoy en día, el principal reto en la atención a los prematuros es reducir su tasa de discapacidad futura. Esto implica actuar sobre todos los elementos que aumentan el riesgo de discapacidad en estos niños: las enfermedades asociadas a la prematuridad; factores ambientales, como las características o el funcionamiento de las unidades de Neonatología; el nivel socioeconómico familiar o la salud mental materna.

Actualmente, en España nacen 330.000 niños al año, de los que más de 20.000 son prematuros (6%). Anualmente, nacen en el mundo 15 millones de prematuros (antes de las 37 semanas de gestación). En las últimas dos décadas, se viene observando un constante aumento de la tasa de prematuridad en casi todos los países del mundo. En Europa nacen anualmente 250.000 niños prematuros (5-7% de los nacidos vivos).

Los avances en el cuidado ofrecido en las Unidades de Neonatología han conseguido un considerable aumento de la supervivencia de los recién nacidos prematuros. Sin embargo, el nacimiento prematuro continúa siendo una de las principales causas de discapacidad. Entre un 5% y un 15% de estos niños presenta secuelas motoras, cognitivas, sensoriales y/o conductuales, lo que condiciona una elevada necesidad de apoyo escolar e impacta en su calidad de vida. Estos problemas persisten en la vida adulta y tienen un considerable impacto en todos los ámbitos de la vida, desde el funcionamiento familiar al empleo.

Este año, la Fundación NeNe quiere centrar la atención en las consecuencias que la falta de atención a la salud mental de los padres de niños ingresados en las unidades de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), especialmente de los nacidos prematuros, puede tener en la salud mental a largo plazo de los padres y las familias, y en el neurodesarrollo de los niños.

El parto se asocia a un riesgo de aparición o recurrencia de problemas en la salud mental de las madres. La depresión y la ansiedad son los problemas de salud mental más comunes durante el embarazo y el postparto: hasta el 18% de las embarazadas padecen depresión, el 30% ansiedad y muchas experimentan ambas. Con frecuencia la depresión materna postparto va precedida, durante la primera semana postparto, de una forma más leve de síndrome depresivo descrito como "tristeza o melancolía postparto". Este estado de melancolía puede agravarse y convertirse en depresión materna postparto. Los síntomas depresivos pueden interferir en la capacidad de los padres para estar emocionalmente disponibles y ser sensibles a las necesidades del niño, por lo que aumenta el riesgo de consecuencias negativas en la relación padre/madre-hijo y en el desarrollo del niño.

Estos problemas de salud mental de la madre durante el embarazo se han asociado a un mayor riesgo de aborto espontáneo, preeclampsia, parto prematuro y un menor peso del recién nacido. Además, y no menos importante, los hijos de madres con problemas de salud mental durante la gestación y/o el postparto tienen un mayor riesgo de presentar dificultades en el aprendizaje, trastornos conductuales (déficit de atención con o sin hiperactividad, trastorno de espectro autista,…), disfunciones neuropsiquiátricas e, incluso, alteraciones de la función inmunitaria.

En el caso de que el parto se produzca antes de tiempo, el ingreso de un bebé prematuro en la UCIN puede producir sentimientos de conmoción, culpa, miedo, tristeza e impotencia en los padres. La experiencia en la UCIN aumenta la frecuencia de problemas de la salud mental entre los progenitores de UCIN en comparación con la población general.

Así, en un estudio realizado por la Fundación NeNe hemos encontrado que las madres de los bebés prematuros presentan con frecuencia problemas de su salud mental: ansiedad (42%), depresión (38%) y estrés postraumático (45%), cifras, como vemos, mucho más elevadas que entre las madres de nacidos a término. Además, hemos observado que, en comparación con los padres, las madres presentan mayores niveles de ansiedad durante los dos primeros meses del postparto.

Como hemos comentado, estos problemas de salud mental en la madre van a tener un impacto directo en el neurodesarrollo de sus hijos, con una mayor frecuencia de trastornos conductuales como trastornos de déficit de atención con hiperactividad, agresividad, síntomas emocionales y ansiedad de separación. En un intento de encontrar los fundamentos neurobiológicos de estos trastornos conductuales observados en hijos de madres con problemas de salud mental, en los últimos años se han descrito diferencias en el desarrollo cerebral de estos niños. Así, se ha observado en estos pequeños, además de alteraciones en la estructura y conectividad cerebral, un menor perímetro cefálico, un menor volumen de materia gris cerebral y del cerebelo, y alteraciones en el tamaño de estructuras cerebrales (hipocampo y amígdala) involucradas en la memoria, el aprendizaje, y el procesamiento de las emociones. Estas alteraciones de la estructura cerebral se han observado en niños y niñas de hasta 10 años cuyas madres presentaron depresión durante la gestación y/o el periodo postnatal.

Estos datos ponen de manifiesto la importancia de identificar precozmente aquellos padres y madres más vulnerables a sufrir problemas de salud mental debido a un parto prematuro. Esta identificación precoz permitiría la aplicación de intervenciones especializadas dirigidas a los progenitores, tanto para reducir la sintomatología como para apoyar su función parental. Así, se ha demostrado, por ejemplo, que los programas de intervención centrados en reducir el estrés de los progenitores de bebés prematuros también reducen el riesgo de depresión materna posparto y, con ello, mejoraría el neurodesarrollo de estos niños.

En resumen, la presencia de problemas de salud mental en las madres de los recién nacidos prematuros condiciona sus capacidades cognitivas y aumenta la posibilidad de aparición de trastornos de conducta. Por ello, desde la Fundación NeNe instamos, en el Día Mundial de la Prematuridad, a que se implanten en las Unidades de Neonatología programas de identificación precoz de problemas de salud mental en las madres de todos los bebés prematuros, y que se posibilite el tratamiento y seguimiento psicológico de las madres con estos problemas. Con ello se conseguirá optimizar el neurodesarrollo de estos niños y niñas y disminuir la incidencia de trastornos conductuales, con la consiguiente mejora en su rendimiento escolar e integración social.

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