¿Qué es la zigomicosis y por qué es tan peligrosa?

Investigación y Tecnología

Uno de los aspectos más alarmantes de la zigomicosis es su rápida progresión

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Zigomicosis
Zigomicosis / Freepik

La zigomicosis, también conocida como mucormicosis, es una infección micótica grave y poco común que ha despertado una creciente preocupación entre profesionales de la salud. Esta enfermedad es causada por hongos del orden Mucorales, que normalmente se encuentran en el medio ambiente, sobre todo en el suelo, materia orgánica en descomposición y polvo. Aunque estos hongos son inofensivos para la mayoría de las personas, pueden convertirse en una amenaza letal para pacientes inmunodeprimidos, entendiendo por estos los que tienen diabetes mellitus mal controlada, cáncer, trasplantes de órganos o aquellos que reciben terapias inmunosupresoras.

Uno de los aspectos más alarmantes de la zigomicosis es su rápida progresión. La infección puede comenzar en los senos paranasales o los pulmones y extenderse rápidamente al cerebro, con una alta tasa de mortalidad, si no se detecta y se trata de inmediato.

Factores de riesgo y desarrollo de la enfermedad

La zigomicosis afecta principalmente a personas con sistemas inmunitarios comprometidos. Según un estudio publicado en la revista Elsevier, la diabetes mellitus, especialmente con cetoacidosis, es uno de los factores predisponentes más frecuentes. Los hongos mucorales aprovechan la acidez y el alto contenido de hierro libre en el cuerpo, condiciones comunes en esta complicación diabética, para proliferar rápidamente. Otros factores de riesgo incluyen tratamientos con quimioterapia, trasplante de médula ósea, y uso prolongado de esteroides, como evidenció un informe del Journal of Fungi (Jeong et al., 2019), que también destacó un incremento en la incidencia global de la enfermedad en las últimas décadas.

Además, la vía de entrada del hongo varía según la forma clínica de la infección: puede ser inhalado, ingerido o introducirse a través de heridas en la piel. La forma rinocerebral, una de las más agresivas, suele iniciarse en los senos nasales y expandirse al cerebro en pocos días. Esta rapidez de diseminación exige un diagnóstico clínico y microbiológico urgente. Las imágenes por tomografía computarizada (TC) y resonancia magnética (RM) son esenciales para detectar el avance del hongo, mientras que el diagnóstico definitivo se basa en una biopsia con tinción y cultivo.

Tratamiento, prevención y pronóstico

El tratamiento de esta enfermedad requiere un enfoque integral que combine cirugía, antifúngicos y control de la enfermedad subyacente que favoreció la infección. La cirugía es especialmente útil cuando la infección está localizada, aunque los casos en los que esta modalidad resulta curativa por sí sola son excepcionales. En cuanto al tratamiento farmacológico, según consta en una publicación sobre la zigomicosis en Scielo, la Anfotericina B es el agente de elección gracias a su acción sobre la membrana celular del hongo y su capacidad de activar mecanismos inmunitarios. No obstante, su uso puede verse limitado por efectos adversos, especialmente daño renal, aunque su formulación liposomal permite mayores dosis con menor toxicidad.

Es importante destacar que los azoles no deben utilizarse debido a la comprobada ineficacia frente a este tipo de hongos. El oxígeno hiperbárico ha sido explorado como una terapia complementaria, sobre todo en las formas rinocerebrales de la enfermedad. Se supone que mejora la función de los neutrófilos y ejerce una acción antifúngica directa a altas presiones de oxígeno, aunque los resultados clínicos aún no son concluyentes. Finalmente, el tratamiento eficaz de la enfermedad subyacente es esencial, ya que constituye la causa que permite el desarrollo de esta infección. Su corrección no solo mejora el pronóstico, sino que también reduce el riesgo de recurrencia o progresión del cuadro clínico, por lo que ignorar este aspecto comprometería gravemente la efectividad del resto de las estrategias terapéuticas.

La prevención pasa por un control riguroso de las enfermedades subyacentes, especialmente la diabetes, y la limitación del uso indiscriminado de esteroides. En entornos hospitalarios, mantener una higiene adecuada, el uso de sistemas de ventilación con filtros HEPA y la atención temprana a síntomas como congestión nasal persistente, fiebre, dolor facial y visión borrosa son claves para evitar el avance de la infección. A pesar de ser una enfermedad poco frecuente, la zigomicosis representa un reto médico serio cuya letalidad exige mayor difusión, investigación y preparación clínica para proteger a las poblaciones más vulnerables.

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