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El tabaquismo, primera causa de muerte evitable

  • Dejar el tabaco es la medida más básica para conservar la salud. Fumar se relaciona directamente con enfermedades cardiovasculares, respiratorias y muchos tipos de cáncer.

Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, el consumo de cigarrillos será la causa de muerte de la mitad de los fumadores. En el año 2.000 murieron 4,8 millones de personas en el mundo murieron de enfermedades relacionadas con el tabaco. Este dato aumentó a 4,9 millones en 2002.

Aunque en el pasado la mortalidad causada por el tabaco era muy superior en los países desarrollados en relación a los países en vías de desarrollo, en el año 2000 se igualaron las tasas de mortalidad entre ambos. Esto representa un aumento exponencial en la mortalidad asociada al tabaco en los países en desarrollo, con un aumento desde niveles imperceptibles en el año 1950 a 0,2 millones en 1975 y 2,4 millones en el año 2000.

En Andalucía, representa la causa directa del 14,6% de muertes, una quinta parte de las muertes que se producen en el territorio nacional por este motivo. Alrededor de 10.000 personas mueren anualmente en nuestra Comunidad como consecuencia directa del tabaco.

Fumar presenta una relación causal con una serie de enfermedades cardiovasculares, respiratorias, del aparato reproductor y otras enfermedades, así como muchos tipos de cáncer. Las 3 primeras causas de muerte atribuibles al tabaco en los Estados Unidos son el cáncer de pulmón, enfermedad cardíaca isquémica y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

En el año 2004  la Asociación Americana Surgeon General publicó un informe de los efectos que tenía fumar sobre la salud, centrándose específicamente en la evidencia de una relación causal entre el consumo de tabaco, las enfermedades y la muerte. Según la investigación presentada en el informe, muchas enfermedades graves son causadas por el tabaco, como enfermedades cardiovasculares, respiratorias, del aparato reproductor y otras enfermedades, así como diversos tipos de cáncer que afectan a distintas partes y órganos del cuerpo. 

El cáncer de pulmón es el más importante. El consumo de tabaco incrementa 50 veces más el riesgo de padecerlo, que si no se fumara. Otros canceres serian el de cavidad oral y faringe, de laringe, de esófago, de estómago, de páncreas, de riñón, de vejiga, de cuello de útero y leucemias (leucemia mieloblastica aguda, linfoblastica aguda y linfoide crónica).

En cuanto a las cardiovasculares destacan: enfermedad cardiaca isquémica, infarto cerebral, demencia vascular, enfermedad vascular periférica y aneurisma aórtico abdominal.

Las respiratorias más frecuentes son la Enfermedad Pulmonar Obstructiva crónica (EPOC), neumonía y asma. Del aparato reproductor podemos señalar el bajo peso al nacer, complicaciones en el embarazo, disminución de la fertilidad y muerte súbita del lactante. Otras enfermedades serían complicaciones quirúrgicas y de  cicatrización, fractura de cadera, baja densidad ósea, cataratas y úlcera péptica.

En el tabaquismo, como en cualquier otra patología, las políticas de prevención son siempre las más deseables y eficaces desde el punto de vista sanitario y económico.  La experiencia internacional demuestra que el incremento del precio de los cigarrillos, la prohibición total de fumar en recintos públicos y legislación que regule a las tabaqueras, son las tres medidas más eficaces para prevenir el tabaquismo.

Por cada 10% que sube el precio de venta al público de las cajetillas, disminuye la prevalencia de tabaquismo en los adolescentes entre un 7 y un 10%. La aprobación de la nueva Ley antitabaco, con la consiguiente prohibición total de fumar en los espacios públicos, ha supuesto un avance notable en nuestro país, con una clara inflexión en el consumo reflejado en las últimas estadísticas.

Hay que reforzar con una legislación internacional más severa para que las tabaqueras informen de la composición exacta de los cigarrillos, y particularmente de las sustancias añadidas de forma artificial para modificar sus propiedades, sustancias que hoy están protegidas como secreto industrial. En las que investigaciones realizadas en Estados  Unidos  han detectado aditivos para aumentar el grado de absorción de la nicotina, y por tanto, de adicción tabáquica, así como sustancias que aceleran la combustión y sustancias  radioactivas como el Polonio, cuya radiación ejerce un importante efecto sinérgico con otros carcinógenos químicos del tabaco.

Claves sobre los beneficios de abandonar el cigarrillo

Conocer la adicción. Una dependencia difícil de superar

La adicción a la nicotina se ha considerado tradicionalmente una de las dependencias más difíciles de superar. Según, el informe de 1988 del Surgeon General, deben cumplirse una serie de criterios antes de que una droga pueda clasificarse como adictiva. Los criterios principales son: consumo muy controlado o  compulsivo, efectos psicoactivos (placer) y conducta de refuerzo por consumo de la droga. Otros criterios adicionales son: comportamiento adictivo (es decir, patrones estereotipados de consumo, consumo pese a que la droga tenga efectos dañinos conocidos, recaídas una vez que se ha interrumpido el consumo y necesidad/ansias recurrentes de consumo); efectos que producen dependencia (es decir, tolerancia, dependencia física y efectos placenteros (euforia).

Beneficios inmediatos. En dos semanas la función pulmonar mejora

En un plazo de dos semanas a tres meses sin fumar, la función pulmonar debe comenzar a mejorar, con una disminución notable de la tos, congestión nasal, fatiga y disnea. Cuando transcurran  10 años, la recuperación de la función pulmonar es a  niveles de las personas que nunca han fumador, reduciendo con ello el riesgo de EPOC.

A medio plazo. Efectos sobre el riesgo cardiovascular

Después de un año, el riesgo de enfermedad cardiovascular disminuye al dejar de fumar hasta reducir en un 50 % el exceso de riesgo y continúa descendiendo con el paso del tiempo. Después de entre 5 y 15 años de dejar de fumar, el riesgo de infarto cerebral para los ex fumadores es igual al de una persona que nunca ha fumado.

A largo plazo. Disminución del riesgo de cáncer de pulmón

Otros beneficios potenciales son: el riesgo de cáncer de pulmón, la primera causa de muerte por cáncer en Estados Unidos, se reduce paulatinamente al dejar de fumar, y después de 10 años es entre un 30 y un 50 % del que tienen los que siguen fumando. Además, también puede reducir el riesgo de padecer cáncer de laringe, cavidad oral, esófago, páncreas, vejiga urinaria y el riesgo de úlcera péptica o duodenal.

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