Predecir cómo se va a comportar la meteorología tan "lejos" aún de la Semana Santa supone un desafío al que ningún experto quiere arriesgarse, de ahí que cuando se le pregunte por el tiempo durante la fiesta principal de Sevilla a Luis Fernando López Cotín, delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Andalucía, ponga muchas premisas a sus declaraciones.

Lo cierto es que esta pregunta se ha convertido en un clásico cuando el organismo público hace balance del invierno y apunta predicciones para la primavera. 

Por ahora, todo lo que puede avanzarse se basa en los modelos meteorológicos que maneja la Aemet de cara a la próxima estación. La primavera, en este sentido, se moverá en "valores normales".

¿Qué significa esta expresión? Pues que será como siempre se ha conocido, con las características propias, lo que incluye precipitaciones. 

El tiempo previsto para la Semana Santa

Por tanto, y partiendo de esta predicción, López Cotín ha apuntado que para la Semana Santa, que se celebra del 10 al 17 de abril, no se descarta la aparición de tormentas aisladas, algo bastante habitual en los meses de abril y mayo. Se trataría, en todo caso, de precipitaciones no demasiado abundantes en lluvias, aisladas y muy locales, pero suficientes para dar al traste con los cortejos penitenciales, que llevan dos años sin salir a la calle a consecuencia de la pandemia del Covid. 

La última con procesiones, también lluviosa

En este punto conviene recordar que la última Semana Santa con cofradías, la de 2019, también estuvo marcada por la lluvia, desde el Miércoles Santo. Las jornadas más afectadas por las precipitaciones fueron la del Viernes Santo (en la que no salió ningún cortejo) y la del Jueves Santo, cuando en las primeras horas de la tarde se produjo una granizada muy abundante, que a punto estuvo de anegar varios templos. 

Esta situación, según los modelos detallados por el delegado de la Aemet en Andalucía, son "habituales" en la primavera sevillana, ya que las precipitaciones son productos de Danas, pero este hecho no se traduce en que necesariamente tengan que producirse en el periodo comprendido para la celebración de la Semana Santa, bastante tardía este año.

Por ahora, este pronóstico sólo se puede aplicar a los tres meses que dura la próxima estación meteorológica, sin poderse concretar el avance por semanas o provincias. 

Lo que queda claro es que, a diferencia de lo ocurrido con el invierno, en el que un anticiclón ha impedido la llegada de las lluvias durante enero y febrero, no se prevé una circunstancia similar los próximos meses, lo que reduciría considerablemente la llegada de nuevas precipitaciones.

Por ahora, la entrada de nuevas borrascas deja el tiempo marcado por el agua. Los avisos naranjas y amarillos por fuertes aguaceros y tormentas son también propios de esta época del año en la que cofrades y no tanto miran de reojo al cielo y su predicción.