contrapunto

Barrio de San Lorenzo: Rubicón de tiempo y espacio

  • Lo bautizaron en la misma iglesia que Bucarelli, Bécquer y Manolo Caracol

  • El mariscal Soult y la Revolución Gloriosa determinaron una serie de mudanzas de las hermandades

Ramón Cañizares, en San Lorenzo.

Ramón Cañizares, en San Lorenzo. / Belén Vargas

Lo bautizaron en la parroquia de San Lorenzo, igual que al virrey de México Antonio María Bucarelli, al poeta Gustavo Adolfo Bécquer o al cantaor Manolo Caracol. En el Rubicón de la Semana Santa, Ramón Cañizares Japón (Sevilla, 1964), en el centro temporal de la Pasión, este sevillano nacido en la calle Juan Rabadán desgrana desde el centro geográfico del Gran Momento todas sus inquietudes. Un abanico que nace en un barrio al que convierte en centro del mundo.

En San Lorenzo vivió Velázquez y tiene calle Rubens. Si algún día se decidiera el papa Francisco a visitar España, ya hay un sitio inexcusable. Seguidor del San Lorenzo de Almagro, aquí tiene la plaza, la iglesia y el santo que se celebra en agosto y de Almagro, la ciudad manchega del Corral de Comedias, vino con meses el padre de Ramón Cañizares. "Llegó a Sevilla en 1928 porque su padre, maestro de profesión, venía buscando el porvenir de una ciudad que se preparaba para la Exposición de 1929".

Contabiliza en su libro 19 hermandades y las 79 riadas que vivió la Alameda hasta 1961

Ni Arturo Pérez-Reverte ha conseguido dejar tanta gente fuera en la presentación de cualquiera de sus libros. Es lo que le ocurrió a Ramón Cañizares cuando zamarreó su memoria de personajes y lugares y los plasmó en un libro editado por él pero protagonizado por mucha gente.

Esta plaza es donde dice Iñaki Gabilondo que deberían buscarlo si algún día se pierde. La anécdota del periodista donostiarra es digna de una reedición. "Dicen que una peluquera de la calle Marqués de la Mina se ha quejado porque no está en el libro. Y un carnicero. Si el libro es de ochocientos años".

Lo bautizaron delante del Señor "poco antes de que lo trasladaran a la basílica que diseñaron Delgado Roig y Balbontín", un sacramento que recibió en la palanganita de don Marcelo. Don Marcelo Spínola llegó a cardenal, pero antes fue abogado, párroco de San Lorenzo y hermano mayor honorario de la Soledad de San Lorenzo. Nacido en San Fernando, el último obispo andaluz de la diócesis.

"No sé por qué / cuando imagino a Bécquer en Sevilla /le veo siempre en su barrio, / atravesando el aire mágico de la plaza de San Lorenzo...". Con esos versos de Rafael Montesinos empieza su libro. ¿Cómo se imagina a Rafael Montesinos? En su casa natal de la calle Santa Clara siempre hay una palma. "Las palmas siempre se queman antes de cuaresma, es un rito de santidad y martirio. Las quema siempre Paquito, el sacristán de San Lorenzo, y es la ceniza que después pone el cura en la frente de los feligreses".

En San Lorenzo viven unos cuantos novelistas: Paco Gallardo, el entrenador Pepe Mel, el peluquero de la calle Cardenal Spínola. Y si no viven ambientan en esta plaza alguna de sus novelas, como José Luis del Corral. Hay misterios de la Semana Santa: la relación de la extinguida Hermandad de los Siete Dolores con la capilla de Montserrat; las circunstancias que convirtieron a la Veracruz en una de las grandes hermandades, lo que muchos después serían la Macarena y el Gran Poder, tan complementarias pese a ser una de capa y música y otra de silencio.

El libro le ha reportado muchas satisfacciones: la más gozosa, el reconocimiento de muchos vecinos a los que el destino o la necesidad exilió a otros barrios. Hay exilios más lejanos, como el de Máximo Meyer, que colaboró con la hermandad y se fue al destierro como secretario de Diego Martínez Barrio. Un sobrino de Meyer ha muerto como hermano número uno de la Soledad. "Tenía una imprenta en la calle Baños". Cañizares relata el auge que a la Soledad de San Lorenzo le dieron tres personas: Antonio Petit, José de Rueda y Joaquín Romero Murube, que fue pregonero de la Semana Santa de 1944.

El mariscal Soult y la Revolución Gloriosa de 1868 determinaron la ubicación o la supervivencia de más de una hermandad. La Carretería permaneció durante 169 años en el barrio, en los Jesuitas. La Soledad de San Lorenzo cumplirá el año próximo 150 años en el barrio. Cincuenta más que la soledad de la novela de Gabriel García Márquez, que murió un Jueves Santo. "No llegué a terminarla", dice Cañizares, ingeniero que trabaja de autónomo.

19 hermandades y 79 riadas. Todas las contabiliza. La última riada en 1961, el año de la del Tamarguillo. "La Alameda es la cota más baja de Sevilla". Convirtió el agua en vino con sus patrocinadores: Ramón López de Tejada, Sixto Tovar y Fernando Rodríguez Galisteo; es decir, la Abacería, el Eslava y la antigua Bodega de San Lorenzo.

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