Así se rehízo el Miércoles Santo de Sevilla tras la lluvia
El Carmen, El Buen Fin, la Lanzada y el Baratillo regresaron a sus templos tras refugiarse de la lluvia.
Las Siete Palabras llegaba con celeridad a la Plaza de la Campana, ocupando el espacio que había dejado el Cristo de Burgos, que había suspendido su estación de penitencia. Con un incesante chispeo, la cruz de guía que se acercaba desde la calle Alfonso XII a la Plaza del Duque, donde se detuvo unos instantes. "Es la cola del frente, y en diez minutos pasa", le comentaban al diputado mayor de gobierno. No fue así. La cofradía de San Vicente le echó valor y metió su cruz de guía y el paso del Nazareno de la Misericordia en la Campana. Apretaba la lluvia. Revuelo en torno al palquillo del Consejo. "¿Y qué hacemos con el Nazareno entonces?" preguntaba el presidente del Consejo, Francisco Vélez, al diputado mayor de gobierno de las Siete Palabras. Se confirmaba por tanto que las Siete Palabras se daba la vuelta enfilando hacia el Duque hacia Cardenal Cisneros, y que la cruz de guía y el Nazareno andarían sobre sus pasos.
En ese momento, en torno a las diez menos cuarto de la noche, se sucedían las noticias. La Lanzada se partía en dos: el paso de misterio al Salvador; el palio regresaba a la Catedral, donde se encontraban las hermandades del Carmen y el Baratillo. El Buen Fin buscó cobijo en la Anunciación. Mientras tanto, las hermandades de la Sed y San Bernardo se aproximaban a sus templos con celeridad, acortando sus recorridos.
Cesaba la lluvia pasadas las diez y media de la noche, y todo hacía indicar que estas cuatro cofradías regresarían a sus templos por el camino más corto. Se quedaban una noche apacible, sin viento y con agradable temperatura. En el interior de la Santa Iglesia Catedral convivían los nazarenos de tres hermandades: el Carmen, el Baratillo y la Lanzada. De ésta última sólo un tramo, el último de palio para acompañar a la María Santísima del Buen Fin.
Escasos minutos antes de las once se anunciaba que el el Baratillo saldría de la Catedral por la Puerta de San Miguel; que el palio de la Lanzada saldría por la de los Palos hacia Alemanes, Avenida, Ayuntamiento y Granada en busca del Salvador, para unirse al cortejo del Cristo, que saldría en breves de la Colegial; que el Carmen, tras casi seis horas en la Catedral, saldría tras el palio de la Lanzada para tomar la Avenida, Plaza Nueva y Tetuán, retornando a la calle Feria. A ritmo apresurado, la Hermandad del Buen Fin abandonaba la Iglesia de la Anunciación para dejar expedito el camino a la Lanzada y el Carmen.
A las dos de la madrugada entraba en San Martín el palio de la Lanzada. Ismael Vargas, capataz general de la cofradía, no pudo concluir su labor al sufrir una bajada de tensión en el interior del Salvador, donde fue atendido por la Cruz Roja y trasladado en ambulancia al Hospital Macarena. Ya se encuentra en buen estado de salud.
Casi una decena de marchas interpretó el Carmen de Salteras tras la Virgen de la Caridad en su Soledad, de la Hermandad del Baratillo, en su regreso a la calle Adriano, en un breve recorrido: Avenida de la Constitución, Almirantazgo, Postigo del Aceite, Arfe y calle Adriano. A las 2:06 hacía su entrada el palio en la Capilla del Baratillo.
La última en hacer su entrada fue la Hermandad del Carmen, que tuvo tiempo para el lucimiento en su recorrido de vuelta. Las cuadrillas que mandan los Gallego se recrearon en cada chicotá. Hasta las 2:55 no culminó su estación de penitencia la cofradía de la calle Feria, haciendo su entrada en la calle Iglesia de Omnium Sanctorum más de tres horas después de lo previsto en su horario oficial.
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