Santa Misión

Sevilla da las gracias al Gran Poder

Monseñor Saiz Meneses y el cardenal Amigo, a su derecha, durante la misa en acción de gracias del Gran Poder.

Monseñor Saiz Meneses y el cardenal Amigo, a su derecha, durante la misa en acción de gracias del Gran Poder. / José Ángel García

Jesu, meine Freude. Jesús, alegría de los hombres. Johann Sebastian Bach acompañó la entrada del cortejo religioso a la misa en honor al Señor del Gran Poder y en acción de gracias por los frutos de la Santa Misión Evangelizadora. Una celebración que pone el broche tres semanas históricas de estancia en Tres Barrios y que estuvo presidida por monseñor Saiz Meneses. El cardenal Amigo la concelebró con él, ya que monseñor Asenjo causó baja de última hora. Los últimos cuarenta años de arzobispado en Sevilla iban a estar reunidos en el Altar del Jubileo junto al Señor del Gran Poder, que ya tiene más de 400.

Su ex hermano mayor, Félix Ríos, y su actual, Ignacio Soro, realizaron las lecturas. La última década de la corporación de la Madrugada reunida en la liturgia de la palabra. Constatación del simbolismo de esta esperada misa en la Catedral, que albergó a diferentes personalidades de la ciudad. Militares, policías, políticos y representantes de instituciones de toda índole estuvieron presentes entre el coro y el retablo mayor. En el resto de naves, cientos de fieles junto a pantallas que acercaban lo que ocurría en el ambón y la mesa del altar, trasladada desde la Capilla Real para la ocasión. Desde ella realizó monseñor Saiz Meneses su homilía. Comenzó recordando que "Dios es omnipotente y misericordioso, es refugio del oprimido, y no olvida el grito de los pobres". Una clara alusión a la misión del Gran Poder en los barrios más pobres de la ciudad, la cual afirma que "está siendo un Kairós, un tiempo de gracia y salvación para todos". El actual prelado de la Archidiócesis de Sevilla, que saludó cordialmente a los presentes en su discurso, dijo que "esta Misión nos ayuda a recordar que el Señor nos ha ido salvando y protegiendo en los momentos difíciles de nuestra vida, y nos sigue sosteniendo con su gracia y amor". Un mensaje que enlazó con los momentos vividos aludiendo a que "el Señor del Gran Poder ha venido a visitarnos, y eso nos llena de alegría".

Monseñor Saiz Meneses ora ante el paso del Señor del Gran Poder. Monseñor Saiz Meneses ora ante el paso del Señor del Gran Poder.

Monseñor Saiz Meneses ora ante el paso del Señor del Gran Poder. / José Ángel García

La segunda parte de su intervención recordó los orígenes del evento, cuando Félix Ríos expuso la idea a don Juan José Asenjo, a la sazón Arzobispo hispalense, que "la recibió con entusiasmo". Don José Ángel explicó cuál es la misión de Jesús: "Su Misión es cumplir la voluntad del Padre, llevar a cabo la obra de la salvación de los hombres". Y citó el evangelio de San Marcos al decir que "Él no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos". Para esto aseguró que ha ido el Gran Poder a Tres Barrios y ha recorrido tantas calles y plazas de nuestra ciudad. Una talla que alabó, calificándola de la "representación más sublime de Jesucristo". El teólogo conquense también habló de renovación de la sociedad. "El Señor del Gran Poder nos pregunta: ¿dónde está tu hermano?". Una cuestión que le sirvió para versar sobre los pecados contra el amor al prójimo o contra la justicia en las relaciones interpersonales, contra los derechos de la persona humana, ya sea contra la vida, la libertad, la dignidad y el honor del prójimo. Por ello, aseguró que "El Señor del Gran Poder nos llama a colaborar en la construcción de su Reino aquí en la tierra, para que en una sociedad que se caracteriza por el ansia de riqueza y de poder, se construya su Reino de justicia y de paz, de verdad y amor".

Por último, monseñor Saiz Meneses, que manifestó que "esta misión pasará, sin duda, a la gran historia de nuestra ciudad de Sevilla", dijo que "de nosotros depende que se quede en un bello recuerdo sin apenas influencia transformadora o que marque un antes y un después en el corazón de las personas y de nuestras organizaciones y entidades, así como de las administraciones; una transformación que pueda generar soluciones concretas para resolver las problemáticas más acuciantes". Tras la intervención arzobispal, se realizó una oración de los fieles con cuatro lectores, uno de cada parroquia protagonista en la misión y otro de la Hermandad del Gran Poder. Su hermano mayor subió al altar y reflexionó en voz alta acerca de la "aventura" realizada. Soro, además de loar a su titular, dio gracias. Desde las autoridades hasta el último devoto, pasando por los párrocos, instituciones colaboradoras de la Bolsa de Caridad o el propio Señor del Gran Poder. Resumió su agradecimiento con una frase que bien podría resumir la hora y media de misa ocurria en la Catedral: "Gracias, Sevilla".

Ignacio Soro, hermano mayor del Gran Poder, hablando desde el ambón de la Catedral. Ignacio Soro, hermano mayor del Gran Poder, hablando desde el ambón de la Catedral.

Ignacio Soro, hermano mayor del Gran Poder, hablando desde el ambón de la Catedral. / José Ángel García

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