Aún más cercano e imponente, si cabe. El Santísimo Cristo de las Tres Caídas, de la Hermandad de la Esperanza de Triana, ya ha sido trasladado a su nueva ubicación provisional con motivo de la intervención y reforma de la nave sacramental de la Capilla de los Marineros. En concreto, la imagen ha sido trasladada a la nave de la Epístola, al altar que ocupa normalmente el Señor de la Humildad y Paciencia. 

De este modo, se inicia uno de los propósitos principales de la corporación respecto a la reforma del altar del Señor: la disminución de la altura a la que se encuentra ubicada la talla, para fomentar y potenciar la cercanía con los fieles. El Cristo de las Tres Caídas porta la túnica realizada en el Convento de Santa Isabel en la década de los cincuenta del pasado siglo, y que ha sido recientemente restaurada. 

La Virgen de la Esperanza

Por su parte, la Virgen de la Esperanza, ubicada en el presbiterio de la Capilla, luce la saya y toca bordadas por Benjamín Pérez, donadas por Vicente Acosta y Elisa Carriazo, y manto blanco realizado con piezas del mismo autor, procedentes de los antiguos faldones del paso de palio y completado con otras de nuevo cuño.

El tocado de la dolorosa está conformado por un tejido de hilos de plata tejida y un encaje de oro. Porta la corona de Jesús Domínguez y el puñal y el ancla de orfebrería Triana. 

La Esperanza de Triana en el presbiterio de la Capilla

Viste de blanco por el tiempo Pascual

La reforma 

Las obras de intervención y reestructuración de la nave sacramental han comenzado este mismo viernes, un proyecto que ha aprobado la cofradía "para dotarla de una nueva disposición, ornamentación y una mejor accesibilidad". Los trabajos se desarrollarán bajo la dirección artística de los hermanos de la corporación Francisco Javier Sánchez de los Reyes y José Ignacio Sánchez Rico, y con la dirección técnica de los arquitectos Aurelio Gómez de Terreros Guardiola y Rafael Galiano Rodríguez.

Constará de varias fases, entre ellas, la retirada y el desmontaje del retablo para dorarlo en oro fino, la ejecución por parte de Encarnación Hurtado de dos imágenes estofadas de San Jacinto y San Francisco de Paula, y una intervención en el camarín dle Cristo de las Tres Caídas, para dotarlo de mayores condiciones de seguridad.