Un cambio de fecha para la Semana Santa de Sevilla
El obispo auxiliar, Ramón Valdivia, anuncia un intento de acuerdo con los ortodoxos, que se rigen por el calendario juliano
La Iglesia espera que las hermandades "se amolden" a lo que decida la Santa Sede
De Nicea a Trento: ¿Por qué cambia tanto de fecha la Semana Santa?
Una fecha fija para la Semana Santa
El obispo auxiliar de Sevilla, Ramón Valdivia, anuncia un cambio de postura de la Iglesia, a nivel universal, que podría tener importantes consecuencias en la principal fiesta de Sevilla, la Semana Santa. En calidad de presidente de la Subcomisión Episcopal para la Relaciones Interconfesionales y el Diálogo Interreligioso de la Conferencia Episcopal Española (CEE), ha asegurado que la Iglesia católica está "abierta" a aceptar una nueva fecha para celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo con el fin de alcanzar un acuerdo con los ortodoxos, dentro de la línea ecuménica emprendida por los anteriores pontífices y que mantiene el actual papa León XIV. Un consenso nada fácil, pero que de ser factible supondría una notable alteración en el calendario religioso de la ciudad y en el principal culto externo de las cofradías. Llegado el caso, la CEE confía en que estas corporaciones, como han hecho a lo largo de su historia, se "amolden" a lo que decida el Vaticano.
"La Iglesia católica no tendría ningún problema en aceptar la fecha de la Pascua que propusieran los ortodoxos, aunque plantearía cuestiones difíciles", ha referido este miércoles monseñor Valdivia, quien ha asegurado que "no hay un sentido de hostilidad hacia ese punto, ni muchísimo menos".
Como bien es sabido, la Semana Santa en la Iglesia católica cambia cada año, al estar condicionada por el ciclo lunar. La Pascua de Resurrección, culmen de toda la celebración, tiene lugar el domingo después de la primera luna llena de primavera. Es la tópica Luna de Nisán -o del Parasceve- que aparece en miles de pregones y actos similares que colmatan la cuaresma (y ya prácticamente el año entero). Este hecho provoca que la principal fiesta religiosa de Sevilla pueda celebrarse en el intervalo de un mes, desde terminar un 22 de marzo, como muy pronto, hasta hacerlo en la segunda quincena de abril, como ha ocurrido este 2025.
El Congreso de Nicea
La determinación de esta fecha (la primera luna de la primavera) tuvo lugar en el Concilio de Nicea, del que se conmemoran 1.700 años. Entonces el calendario que regía era el juliano, establecido por Julio César 46 años antes de que naciera Cristo. Hasta ahí hubo consenso. La división temporal en la conmemoración de la Pascua llegó bastantes siglos después, en 1582, en pleno Concilio de Trento (como respuesta al protestantismo), cuando los católicos optaron por el calendario gregoriano, lo que provoca que normalmente haya varias semanas de diferencia en esta celebración por parte de las dos iglesias, aunque también puede ocurrir, como en el presente ejercicio, que coincidan. En otros casos existe mayor espacio temporal. Así sucedió en 2024, cuando la Pascua ortodoxa se celebró a principios de mayo, mientras que la católica tuvo lugar a finales de marzo.
Según el obispo auxiliar de Sevilla, las diferencias con la Iglesias ortodoxas a la hora de conmemorar la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo "son más de calendario que teológicas", lo que invita a "estar dialogando continuamente sobre este tema" con el ánimo de llegar a un acuerdo. Declaraciones realizadas en vísperas de la celebración ecuménica en la catedral madrileña de la Almudena por el aniversario del Concilio de Nicea, que dio origen a la fecha de la Semana Santa.
En la rueda de prensa celebrada en la CEE previa a este encuentro, no se ha pasado por alto la repercusión que este cambio, de llevarse a cabo, tendría en las cofradías, corporaciones que salen en estación de penitencia y que tanta importancia tienen en el tejido social de ciudades como Sevilla, donde también se han convertido en un gran reclamo turístico. Conocedor de esta realidad de la Iglesia, monseñor Valdivia ha expresado que "las cofradías se han amoldado siempre" a los distintos cambios, lo que les ha permitido mantenerse hasta la actualidad. "No resistiremos como Numancia", ha insistido el obispo auxiliar de Sevilla, como muestra de la obediencia que las hermandades mostrarían a la decisión que adoptara la Santa Sede.
Una idea que viene de largo
El intento de acuerdo con los ortodoxos para establecer una fecha fija de la Semana Santa viene de largo. En 2015 el papa Francisco expresó este deseo de consenso. Se barajó entonces que la Pascua de Resurrección fuera siempre el segundo domingo de abril, por lo que el Domingo de Ramos sería el primero, en un intervalo de días que irían del 1 al 7 de abril. La principal fiesta de Sevilla se desarrollaría en un arco temporal mucho más limitado que el actual, en el que el arranque puede fluctuar entre el 15 de marzo y el 18 de abril.
Una de las principales consecuencias de este nuevo calendario es que no habría más Semanas Santas en marzo, con el consiguiente efecto en el turismo y la economía de la ciudad que celebra sus dos fiestas principales durante la primavera y que al estar más separadas en el tiempo generan más ingresos en todos los sectores. Con el hipotético nuevo escenario, la Semana Santa se celebraría siempre a primeros de abril y la Feria a final de mes. Se descartaría, como ha sucedido este año, que la semana de farolillos se retrase a mayo para dejar los 15 días de separación que marca la ordenanza municipal.
La fecha de celebración del Domingo de Resurrección también afectaría, evidentemente, al inicio de la cuaresma, y por consiguiente a los cultos de muchas hermandades. Repercutiría, de igual modo, en otras fiestas, como el Rocío (el Lunes de Pentecostés se celebra 50 días después de la Pascua); o el Corpus Christi, que tiene lugar en Sevilla a los 10 días de Pentecostés.
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