El Palquillo

El Cristo de las Almas, la Hermandad de los Javieres y su consolidación actual

El imponente Cristo de las Almas

El imponente Cristo de las Almas / Pedro Sánchez

El movimiento -y el crecimiento- se demuestran andando, y sin duda la Hermandad de los Javieres, a base de trabajo, esfuerzo y entrega, crece y madura de manera exponencial durante toda esta década. El sacerdote José Luis Díez encarga, el 11 de abril de 1945 al escultor José Luis Pires Azcárraga, la ejecución de un crucificado para una futura cofradía nacida en el seno de la iglesia del Sagrado Corazón, custodiada por la compañía de Jesús. Desde entonces, el Cristo de las Almas sirvió como eje vertebrador de esta cofradía del Martes Santo, y su sola presencia conmueve y sobrecoge. 

El Cristo de las Almas preparado para el Vía Crucis El Cristo de las Almas preparado para el Vía Crucis

El Cristo de las Almas preparado para el Vía Crucis / Hermandad

El Consejo de Hermandades designó el pasado mes de octubre a esta talla para que presidiera el Vía Crucis penitencial de las cofradías de Sevilla, que se celebra cada primer lunes de Cuaresma en la Catedral de Sevilla. En cuestión de horas, en concreto a las 16:45 de la tarde, se pondrá en la calle el cortejo que habrá de formar parte de los traslados a la Catedral. El Cristo de las Almas ocupa sus andas desde hace ya varios días -se ha celebrado incluso el quinario aprovechando esta estampa memorable para la cofradía-, unas andas cedidas por la Hermandad de Montserrat para que el crucificado pudiera ser dispuesto de manera vertical, para favorecer su contemplación y conexión con el público. 

Primera salida del Cristo de las Almas Primera salida del Cristo de las Almas

Primera salida del Cristo de las Almas

Un crucificado que, sin duda, destaca e imprime severidad por su factura grave y profunda, y aunque bebe del barroco sevillano, esta obra de Pires Azcárraga se nos muestra aún más tenebrosa y dura. Sevilla, en aquel 1945, permanece marcada -como todo el país- por tiempos de posguerra y, además, por la propia Guerra Mundial. La compañía de Jesús encarga la talla en madera de pino de flandes, considerada no como una de las más idóneas, pero la carestía y las bajas posibilidades económicas obligaban a tomar tales decisiones. Tanto es así que hubo problemas con los pagos: hasta 1947 no llega la imagen a la calle Jesús del Gran Poder, a la sede de la compañía, que llegó incluso a desarrollar numerosas actividades en lugares tan inhóspitos como el poblado del Vacie. 

El Cristo de las Almas y la Virgen de Gracia y Amparo en el mismo paso El Cristo de las Almas y la Virgen de Gracia y Amparo en el mismo paso

El Cristo de las Almas y la Virgen de Gracia y Amparo en el mismo paso

En primera instancia, se supone que el crucificado estaba destinado a ocupar y a presidir los cultos internos de los congregantes jesuitas antes de instaurarse la hermandad de penitencia. Es por ello que al poco de recibir la talla, Espinosa de los Monteros acomete una leve restauración de ajuste de la cruz para que la imagen pueda procesionar. La imagen fue también restaurada por Jesús Santos en 1989 -la intervención más profunda- cuando fue atacada en el transcurso de un robo en la capilla de los Cervantes. 

Desde entonces, la cofradía ha girado en torno a la imagen del Cristo de las Almas, que estuvo incluso acompañado por la dolorosa de Gracia y Amparo antes de la inclusión del paso de palio en el cortejo del Martes Santo. Un crucificado, una cofradía y un concepto que casan perfectamente en la Semana Santa del hoy y que servirá de epicentro para el rezo conjunto de todas las hermandades sevillanas. 

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