En el día más largo y más especial
Cruz y Guía
Jueves Santo: Estamos en el día más grande de la celebración, con mañana, tarde, noche y excelsa Madrugada para una sucesión de sensaciones que conforman el cénit de una celebración incomparable
Jueves Santo, llegamos al culmen de la representación. Tras el planteamiento y el nudo, amanece un desenlace que durará hasta que en el ocaso del Sábado Santo la Soledad se recoja en San Lorenzo para ponerle el último punto a la Pasión según Sevilla. Hoy es el día más largo, ese día en que la mañana termina con la tarde y ésta dura lo que tarda en llegar la noche. Mañana, tarde, noche y una madrugada como no hay otra en una concatenación de sensaciones que arranca con la visita matinal por los templos.
Colas en Pureza, interminables en San Lorenzo y hasta la Resolana colmada para ver a la Madre de Dios, colas en Pureza, colas, colas, colas... en una mañana llena de luminosidad y de gozo por lo que está por llegar. Y habrá habido también colas en Carmen Benítez para ver los pasos de la cofradía que inicia esta sucesión de emociones, la de los Negritos. Santísimo Cristo de la Fundación y Nuestra Señora de los Ángeles, un espectáculo cuando por Águilas enfila la plaza de Pilatos en su regreso a una hora en que la ciudad ya no puede más de expectación con lo que le queda por delante.
Tarde de Jueves Santo y recuerdos de los Caballos bajando por Gerona, esa calle que hace un siglo hubo que alfombrar de paja y arena para que el ruido de los carros no perturbase la agonía de Varelito en su lucha con la gangrena gaseosa. Como son recuerdos de las Cigarreras en la Fábrica de Tabacos antes de que fuese Universidad y que este año ya sale de Los Terceros para volver mediante monumental rodeo por los Jardines de Murillo. Recuerdos que se desempolvan en la visión de lo único que no ha cambiado, los pasos y sus imágenes. ¿O es que ha cambiado algo en el de la Quinta Angustia con su trágico bamboleo así que aparece en San Pablo?
Tarde de Jueves Santo que avanza morosa, que no tiene solución de continuidad y que tras el formidable misterio de la Quinta Angustia nos va a traer a una Virgen de ojos verdes que va hartita de llorar camino de una tragedia que a estas alturas está a punto de desencadenarse sin vuelta atrás. Virgen del Valle de connotaciones románticas y... Pasión.
Si el Gran Poder mueve a la atrición, Nuestro Padre Jesús de la Pasión nos lleva a un acto de sincera contrición. Obra cumbre de Martínez Montañés que luce inconmensurable cuando baja por la rampa del Salvador a una hora en que la Virgen del Rosario sonaba al tintineo de sus varales subiendo por la Cuesta del Bacalao, vulgo Argote de Molina, ¿o es al revés?
Hora en que la Virgen de las Lágrimas se va viniendo arriba escalando Villegas y la Cuesta del Rosario para encontrarse con su gente en la Alfalfa. Es una noche sin fin que no va ni por la mitad. Y es que cuando Pasión está aún en la Catedral, cinco nazarenos negros se habrán postrado a los pies de la Madre de Dios para renovar una concordia centenaria. Visión como de otro mundo cuando estos emisarios del Gran Poder llaman a la Basílica de la Macarena en una ceremonia que nos lleva a un tiempo perdido y que reaparece de forma anual ante la Señora que está en San Gil. Ya por entonces se había llenado Conde de Barajas de un mar de plumeros blancos para adorar al Señor de Sevilla.
Todo avanza según el íntimo reloj de la Pasión según Sevilla, ya se ha recogido la del Valle en la Anunciación y Pasión en el Salvador cuando suena el silencio químicamente puro. Es el silencio del Silencio en la calle El Silencio, antes General Moscardó. Una saeta a la Cruz de Guía anuncia un cortejo hierático, lleno de resortes crípticos, cirios tiniebla que no se alzan hasta que el Señor no ve la calle, conteras de goma en todas las insignias... La Madrugada ha comenzado, ya no sale el Gran Poder al compás de las dos en todos los relojes de San Lorenzo, sino una hora antes, y Sevilla se estremece porque ya está el Señor en sus calles.
Mientras, por Ancha la Feria viene un cortejo en loor de multitud con la Centuria formando un lío y el Sentencia de costero a costero antecediendo a la Esperanza rumbo a Relator y la Alameda. Los del bronce se arremolinan al paso de sus imágenes por Dueñas, en el Altozano no se cabe cuando aparece el caballo y un Cristo muerto sale de la Magdalena para llegar a Campana sin ruido y por el camino más corto. Bueno, pues con todo esto, lo mejor está por llegar cuando el alba haya caído sobre esta Jerusalén tan efímera. Cuando los vencejos empiecen a revolotear en San Lorenzo, el alba se da prisa por ver cómo el señor vuelve a casa, el Silencio ya ha entrado, viene el crujío del Calvario crujiendo por Castelar y Molviedro, la Esperanza trianera anda por el Postigo y se la espera en el Baratillo, los gitanos están con su Señor de la Salud y su Virgen de las Angustias por la esquina del Bacalao y la Macarena enfila la Macarena sin prisa alguna, es viernes desde hace muchas horas y esto no hay quien lo pare. Viernes Santo de Sevilla, casi nada.
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