Escoltas de la Guardia Civil, una tradición más que centenaria: "Salir con mi padre es un sueño"

Más de 500 agentes del instituto armado participan esta Semana Santa en 77 hermandades

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La tradición de los escoltas de la Guardia Civil en la Semana Santa de Sevilla / Antonio Pizarro

Las primeras imágenes en movimiento de la Semana Santa de Sevilla son de una película de los hermanos Lumière del año 1898, sólo tres después de que inventaran el cinematógrafo. El vídeo dura apenas un minuto y en él se ve el paso de Jesús de las Penas, de la hermandad de La Estrella. Le precede una guardia romana y un policía aparta a unos niños de la cámara. Cuando llega el paso, a su izquierda, desfila junto a él un guardia civil, con uniforme oscuro (debía ser azul marino), con su bigote reglamentario y, al hombro, un fusil tipo mosquetón con la bayoneta calada.

Es el primer documento gráfico de una escolta de la Guardia Civil en una procesión de Semana Santa en Sevilla. La vinculación entre el benemérito cuerpo y las cofradías, no sólo de Sevilla sino en toda España, debió existir prácticamente desde la fundación de la Guardia Civil, obra del duque de Ahumada en 1844. Por entonces, a falta de sistemas de seguridad y de vigilantes privados, los guardias pernoctaban en las iglesias custodiando los pasos y, sobre todo, las joyas de las vírgenes. Luego desfilaban junto a ellos en la procesión.

Francisco Cazorla, Silvia Morillo, Andrés Gago y Miguel Cazorla.
Francisco Cazorla, Silvia Morillo, Andrés Gago y Miguel Cazorla. / Antonio Pizarro

Casi dos siglos después, la vinculación sigue existiendo, ya más convertida en representación que en una labor de seguridad propiamente dicha. Eso no quita para que, si hace falta, los guardias tenga que emplearse a fondo ante un altercado, un robo o cualquier elemento que pueda alterar el normal desarrollo del cortejo. Verbigracia, lo ocurrido hace unos años en la salida del Museo, cuando los guardias de la escolta redujeron y detuvieron a un hombre que pretendía desplegar una pancarta delante del Cristo de la Expiración. "Y hemos detenido a carteristas, hemos prestado auxilio...", dice Andrés Gago, guardia civil encargado de la coordinación de los servicios de escolta en Sevilla, que además se estrena este año en esta labor tras el pase a la reserva del guardia Lucas.

"Estamos para lo que nos requiera la hermandad. Los diputados mayores de gobierno a veces nos piden que quitemos gente de una esquina y lo hacemos. La mayoría de los guardias civiles que van de escolta somos sevillanos y cofrades, tenemos mano izquierda para esta labor, estamos acostumbrados a la bulla y al cangrejeo. No podemos imponernos, porque también somos cofrades y mañana seremos nosotros los que estemos viendo la procesión. Pero también se nos puede ver levantando los faldones del paso en un día de calor, para que le entre aire a los costaleros, o en cualquier otra función. Estamos para un roto y para un descosido", cuenta Gago, que ha sido durante muchos años costalero de Santa Cruz. Este año escolta su hermandad y La Mortaja.

El guardia civil Francisco Cazorla, en la parroquia de San Vicente.
El guardia civil Francisco Cazorla, en la parroquia de San Vicente. / Antonio Pizarro

En esta Semana Santa, son 533 los agentes que participarán en 77 hermandades, sólo en la capital andaluza. Ha tenido que dejar a gente fuera, pues le han llegado 800 solicitudes. Ante la fuerte demanda, la Guardia Civil ha establecido un sistema de baremación, que funciona de forma similar a un concurso de méritos para que sea lo más justo y equilibrado posible. Lógicamente, las hermandades más solicitadas son las que tienen imágenes con mayor devoción. "Hay hermandades para las que llegan 40 solicitudes. La Macarena, la Esperanza de Triana, Santa Genoveva o San Gonzalo son algunas de las más demandadas. Pero generalmente sólo hay ocho plazas".

El sistema funciona de la siguiente manera. Cada guardia civil recibe diez puntos por una escolta de una procesión de gloria durante el año. Puede obtener hasta treinta por participar en un máximo de tres cortejos. De esta forma se premia un servicio que no siempre es demandado, y que además a veces coincide con la época de vacaciones o fines de semana. "Por ejemplo, el próximo 27 de abril, domingo a las siete de la mañana, tenemos una procesión de impedidos en la que van dos guardias".

Cada agente recibe otros cuatro puntos por ser hermano de la hermandad que escolta, cuatro más por llevar al menos cuatro años escoltando las mismas imágenes y otros cuatro por estar destinado en la Comandancia de Sevilla. Todos esos puntos se suman, y el que más tenga irá en el sitio que ha solicitado. "Es un sistema justo y milimetrado, en el que cada uno sabe sus puntos".

Andrés Gago, coordinador de los servicios de escolta de la Guardia Civil en la Semana Santa de Sevilla.
Andrés Gago, coordinador de los servicios de escolta de la Guardia Civil en la Semana Santa de Sevilla. / A

Justo es destacar que los guardias civiles desempeñan estos servicios de escolta de manera completamente voluntaria. No reciben ninguna remuneración económica, ni de la Guardia Civil ni de las hermandades. Ni siquiera días libres. "Hay guardias que han terminado de trabajar, se han puesto su guerrera y se han ido a escoltar".

La tradición de las escoltas también pasa de padres a hijos en la Guardia Civil. Miguel Cazorla es un subteniente destinado en el grupo marítimo del Estrecho, que este año irá en la Esperanza de Triana junto con su hijo Francisco, también guardia civil destinado en Sevilla. Ambos han sido durante muchos años componentes de la banda de cornetas y tambores del Cristo de las Tres Caídas.

El padre ingresó en la Guardia Civil en 1989, el hijo lleva dos años en el cuerpo. "Lo principal es que tenemos una gran devoción. Yo he sido músico de las Tres Caídas treinta años y él unos diez o quince. De ahí parte nuestra devoción. Siempre he escoltado la Esperanza de Triana y también salgo en otras hermandades menos demandadas, en los que no hay solicitantes, para así conseguir puntos en el baremo", explica Miguel, que este año procesiona en Bellavista, la Milagrosa (aquí coincide con su hijo) y la Cena y lleva saliendo de escolta desde mediados de los años noventa.

Miguel Cazorla, con sus hijos delante del Cristo de las Tres Caídas, en una imagen de hace unas dos décadas.
Miguel Cazorla, con sus hijos delante del Cristo de las Tres Caídas, en una imagen de hace unas dos décadas. / Cedida por la familia Cazorla

"En la Esperanza de Triana hay que ir ayudando al cortejo a que avance. No sólo hay cangrejeros, sino también gente que va detrás del paso para escuchar a la banda", cuenta Miguel. Su hijo, Francisco, además de guardia civil es licenciado en Bellas Artes. Ha pintado el cartel del 45 aniversario de la banda de las Tres Caídas, y este año irá de escolta con su padre en la Madrugada. También se verán en la Milagrosa. "Es una hermandad que hemos visto crecer y es un orgullo. Y luego iremos en la Esperanza de Triana, que es nuestra hermandad desde pequeños. Es un paso más, tras haber estado en la banda, cambiamos de uniforme y es una experiencia distinta. Salir con mi padre es un sueño, porque me ha tenido en brazos de uniforme y siempre he soñado con salir delante de la Esperanza de Triana".

Ambos atienden a este periódico en la parroquia de San Vicente, donde tiene su sede canónica la hermandad de las Siete Palabras, donde va una nutrida representación de la Guardia Civil, vinculada histórica a la Virgen de la Cabeza por un episodio de la Guerra Civil en el Santuario de dicha virgen en Andújar. Les acompaña Silvia Morillo, que ha salido años atrás de escolta en varias cofradías sevillanas.

"Es algo que te llama desde pequeña. Empecé a escoltar estando en la Academia, no era ni guardia. Pedí autorización y me la concedieron, para escoltar a mi hermandad de los Muchachos de Consolación, en Utrera. Iba con los galones de guardia alumno. Y después he escoltado muchos años en Sevilla, la que más la Virgen del Buen Fin, de la Lanzada, la Estrella, el Sentencia y la Virgen del Sol. De cada salida te llevas algo, son momentos que vives y se quedan", explica esta agente, que estuvo años fuera de Sevilla y venía para escoltar en Semana Santa.

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