La levantá perfecta, sin lesiones
salud
La postura idónea del costalero evita problemas de columna
Los problemas de salud más frecuentes y graves que sufren los costaleros son las lesiones en la columna lumbar, especialmente hernias y lesiones degenerativas de disco. Otras afecciones frecuentes, pero de menor gravedad, son las erosiones, callos y rojeces, e inflamación en charnela cervicodorsal, la zona donde se apoya la trabajadera. También pueden aparecer roturas fibrilares musculares, especialmente en cuádriceps, esguinces de tobillo y lesiones en los hombros. Mantener una posición idónea durante la estación de penitencia, especialmente en los momentos de la levantá, es clave para evitar estos problemas de salud.
El doctor Manuel Rovira, traumatólogo jefe de la Unidad de Columna en el Hospital Macarena y costalero durante diez años en la Hermandad de la Vera Cruz de Coria del Río, describe la postura perfecta del costalero: "La pierna izquierda retrasada respecto a la derecha, rodillas semiflexionadas y riñones metidos; es decir, aumentar la lordosis lumbar (curvatura lumbar)". Esta postura permite al costalero soportar la carga utilizando los cuádriceps, sin que la columna vertebral quede afectada. Ante una levantá lenta, "es recomendable que los costaleros mantengan la postura, con la morcilla del costal como amortiguadora entre la columna y la trabajadera, y que tensen el cuerpo entre el suelo y esta. En el momento en que reciban la orden, que estiren lentamente las rodillas".
Para una levantá rápida, la misma postura y, ante la orden del capataz, salto. Los movimientos debajo del paso requieren hileras de hombres de estatura similar y la colocación de los más fuertes en los laterales. El perfil ideal de un costalero se corresponde con el de un hombre de mediana edad, entre los 20 y 50 años, musculado y entrenado. "No es recomendable ser costalero cuando se ha cumplido los 50 años", asevera.
Durante una década, el doctor Rovira ha formado parte de la cuadrilla de costaleros Hermandad de la Vera Cruz de Coria del Río, como también lo fue su padre, José Rovira. "Mi padre era estibador del muelle y trabajó en un almacén de aceitunas en Coria. Como costalero no sufría lesiones de espalda, ni él ni otros estibadores, acostumbrados por el trabajo a soportar cargas. Ellos conocen perfectamente cómo cargar", explica el especialista. Es recomendable el entrenamiento constante del costalero para afrontar una estación de penitencia sin problemas.
"La distribución del peso se logra mediante el costal, cuyo origen está en los sacos que se utilizaban para conservar los cereales. El costal se dobla en tres veces y se revierte sobre sí mismo sobre la llamada morcilla y se apoya entre la columna (charnela cervicodorsal) y la trabajadera, y sirve como de amortiguación" , añade.
El peso de cada paso se distribuye de modo que cada costalero soporte entre unos 30 y unos 50 kilos. La posición fisiológica de cada uno de ellos en las trabajaderas es fundamental para que estas cargas no les afecten.
Los 33 escalones de la ermita de San Juan Bautista
La salida de la Vera Cruz de Coria del Río es un auténtico desafío para los costaleros. "Al salir de la ermita del Cerro de San Juan hay una escalinata con 33 escalones, la edad de Cristo, y los costaleros no pueden parar porque no hay ningún punto para posar", explica el doctor Manuel Rovira, que durante diez años ha formado parte de la cuadrilla de esta hermandad. Un desnivel de 100 metros, 33 escalones, 1.200 kilos de carga y 30 costaleros. El paso discurre inclinado por la escalinata. La estructura musculo-esquelética de ser humano puede llegar a soportar, como máximo, 80 kilos sin sufrir lesiones, en el caso de hombres entrenados. Más allá de este peso, los problemas están asegurados, especialmente en la columna. No obstante, "mantener cargas durante horas debilita el anillo fibroso del disco intervertebral", recuerda el especialista. Para afrontar con salud la estación de penitencia, además de mantener una postura correcta bajo el paso, la alimentación y la hidratación son esenciales. Momentos antes del esfuerzo lo ideal es comida poco copiosa basada en hidratos de carbono; durante el esfuerzo, suficiente agua. Y después de la estación de penitencia es conveniente realizar ejercicios de estiramiento y acudir a sesiones de fisioterapia.
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