La O restaura y recupera el esplendor decimonónico de los bordados de las Antúnez

Patrimonio

Las piezas del primitivo terno negro han sido pasadas a nuevo soporte para evitar su deterioro

Además se han utilizado diferentes colores: morado para el manto y marfil para la saya

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Los bordados en nuevo soporte, en este caso terciopelo morado, para el manto
Los bordados en nuevo soporte, en este caso terciopelo morado, para el manto / Manuel Fdez. Rando

Una apuesta ambiciosa con resultado exitoso. Para el bien de la hermandad y el de toda la Sevilla cofradiera. La hermandad de la O ha presentado recientemente los trabajos de restauración y recuperación del conocido como terno negro de la dolorosa, cuyos bordados -los más antiguos que custodia la corporación- se deben al diseño de Manuel Beltrán y fueron ejecutados por las hermanas Antúnez. Estos bordados, originariamente, formaron parte de la extraordinaria túnica bordada de Jesús Nazareno, pero la carestía de la posguerra obligó a "reciclar" parte de estos bordados y utilizarlos para el ajuar de la Virgen de Castillo.

Acto de presentación del terno
Acto de presentación del terno / Jaime Rodríguez

Estas piezas permanecieron así en uso durante ocho décadas integrando, entre otras piezas el llamado terno negro, que poco a poco y debido al uso y el paso del tiempo fue deteriorándose, llegando hasta nosotros en unas condiciones de conservación tales que en ocasiones se desaconsejó su uso, dando casi por perdidos estos importantes bordados. Conscientes del valor que éstos atesoran, y de la importancia no sólo artística y material sino histórica de los mismos, se empezó a poner de manifiesto en el seno de la Hermandad la imperiosa necesidad de evitar la desaparición definitiva de los bordados.

Tras varias consultas a diversos profesionales, y de plantear todas las opciones posibles, en la tarde del jueves 6 de abril de 2022, tuvo lugar la firma del contrato con Carla Elena Meléndez, responsable del taller de sucesores de Elena Caro, para la recuperación de los bordados que hasta ahora han decorado el conjunto de color negro con que tradicionalmente recibe culto la bendita imagen de María Santísima de La O durante el mes de noviembre.

Resultado del manto tras su restauración
Resultado del manto tras su restauración / Manuel Fdez. Rando

De las diferentes variables que se barajaron, se optó por tratar de recuperar y respetar el máximo posible de los bordados originales, pasándolos a un nuevo terciopelo, dado el deterioro y los defectos que presentaban.

Nuevo color y soporte

A partir de esto, el cambio de soporte textil se justifica en el irreversible estado del tejido base y el carácter secundario en relación con la ornamentación bordada, planteándose por tanto la necesidad de su restitución para recuperar la correcta lectura de la obra y mantener el uso para el que fue concebida en la segunda etapa de vida de los mismos, que ha sido la más prolongada y sobre todo la que ha llegado a nosotros después de ochenta años de uso ininterrumpido. De este modo se ha optado por un terciopelo morado para el manto y terciopelo marfil para la saya, lo que amplía la posibilidad de uso durante todo el año y no sólo en el mes de noviembre cuando únicamente se usa el color negro para ataviar la bendita imagen de María Santísima de La O.

Estado actual de la saya tras la restauración
Estado actual de la saya tras la restauración / Manuel Fdez. Rando

El proceso de recuperación de los bordados se ha realizado aunando dos premisas: la continuidad en los procedimientos y técnicas tradicionales del bordado erudito sevillano y el empleo de los criterios científicos vigentes en materia de conservación y restauración de textiles. De igual modo se ha tenido como punto de partida la prioridad de uso de los bordados que justifica la naturaleza y alcance de las actuaciones que se han seguido. En consecuencia, se ha actuado buscando los principios de respeto máximo al original, mínima intervención y uso de materiales y técnicas tradicionales así como compatibles con la obra, buscando la recuperación de su uso dentro del ajuar de la imagen de María Santísima de La O y no sola y exclusivamente su conservación.

Detalle de los bordados recuperados
Detalle de los bordados recuperados / Manuel Fdez. Rando

Tras un completo examen y diagnóstico del estado de conservación del terno, se pudo constatar el nivel de deterioro y cual era el grado de afección y sobre todo el alcance de las alteraciones presentes en la obra. En función de esto se levantaron mapas y dibujos a escala natural para conservar escrupulosamente la disposición de los bordados sobre el soporte.

Con un carácter general, las actuaciones han tratado de mantener cuanto ha sido posible del original, pese a que estuviera parcialmente deteriorado, conservando así las pérdidas de envoltorio metálico, y sólo reintegrándose con oro nuevo aquellas zonas donde el hilo se había perdido completamente. En este punto es preciso señalar que el criterio de mínima intervención ha exigido que sólo se restituyan aquellas puntadas y zonas que se habían perdido, sin retirar nada de lo que se conservaba, cuando lo usual en este tipo de piezas es sustituir las pasadas de hilo completas cuando una parte de estas está deteriorada.

Exposición a los hermanos del proceso de restauración
Exposición a los hermanos del proceso de restauración / Jaime Rodríguez

Para actuar de este modo ha sido clave la previa ordenación y recolocado de aquellos hilos que habían perdido su unión al soporte y se encontraban sueltos, permitiendo así delimitar las lagunas de hilo de oro más exactamente. Las piezas que conservaban el hilo de oro se han sometido a un proceso de limpieza con medios químicos inocuos hasta recuperar en lo posible y sin alteraciones el brillo original.

Se han realizado de nueva factura en hilo de oro fino todas las ramas, tallos y espirales, los característicos “caracolillos” que el obrador de Guillermo Carrasquilla incorporó para dar coherencia a la reordenación de las piezas bordadas procedentes de la túnica y que originalmente habían sido ejecutados en giraspe amarillo, material que aparte de encontrarse muy deteriorado, se ha considerado desmerecía del original. De igual modo se ha realizado completamente de nueva factura toda la cenefa, que aunque era la original de la túnica de Nuestro Padre Jesús Nazareno, había llegado a nosotros en un estado irrecuperable.

Cabe destacar que durante el proceso de recuperación se han podido documentar ampliamente las técnicas, puntos de bordado, composición y naturaleza de los rellenos y proceso de construcción de las piezas, lo que aporta un conocimiento esencial para la correcta puesta en valor de la obra, así como la extraordinaria riqueza y calidad de la decoración bordada. Especialmente laborioso ha sido el proceso de restauración y recolocación de las lentejuelas y otros adornos que habían desaparecido casi completamente de algunas piezas. Recuperación que ha sido posible gracias a la documentación fotográfica histórica y al exhaustivo análisis de la misma.

Una vez concluidas las operaciones de restauración, se han colocado las piezas bordadas sobre el nuevo soporte de terciopelo siguiendo los mapas levantados antes del desmontaje de la obra. Todo el proceso ha sido intensa y minuciosamente documentado con fotografías, lo que permite un exacto y permanente conocimiento de la naturaleza y alcance de las actuaciones.

En conclusión, "puede afirmarse que este proceso de recuperación de los bordados del terno de las hermanas Antúnez no sólo supone el renacer y puesta en valor de unas piezas de incalculable valor histórico, artístico y en definitiva cultural de nuestro patrimonio, sino que también suponen una aportación al evolutivo desarrollo de los criterios de intervención en materia de conservación y restauración de textiles", anota la cofradía.

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