Así regresa el Cristo Yacente del Santo Entierro tras su restauración

La imagen ha permanecido retirada del culto durante los últimos ocho meses

Ha sido intervenida por José Joaquín Fijo y Almudena Fernández

El retablo mayor de la Catedral de Sevilla como nunca se había visto

La imagen presidirá el próximo lunes 10 de marzo el Vía Crucis de las Hermandades
La imagen presidirá el próximo lunes 10 de marzo el Vía Crucis de las Hermandades / Jaime Rodríguez

Una auténtica obra de arte cargada de unción que vuelve a ofrecernos su estado óptimo. El Santísimo Cristo Yacente de la hermandad del Santo Entierro ha regresado al culto en la tarde de este jueves, toda vez que han terminado las tareas de restauración practicadas sobre la imagen en los últimos ocho meses.

Tras la celebración de una misa de acción de gracias a las 20:30 en San Gregorio, los devotos y hermanos de esta corporación se han reencontrado con su titular, que ha levantado la expectación y el asombro de todos los cofrades. Es, en efecto, una de las grandes tallas de la Semana Santa hispalense, que el próximo lunes 10 de marzo presidirá el Vía Crucis de las Hermandades de Sevilla.

La portentosa imagen del Cristo Yacente
La portentosa imagen del Cristo Yacente / Jaime Rodríguez

Las tareas de restauración, llevadas a cabo por Almudena Fernández y José Joaquín Fijo, se han centrado en la encarnadura que le proporcionó José María Domínguez Bécquer en el siglo XIX, y que es la que se ha decidido conservar en base a su buena calidad. Desde entonces, la imagen no se había vuelto a intervenir y la pretensión ha sido devolverle el aspecto que este autor le imprimió, porque apenas quedan restos de la anterior, es decir, la primitiva. También se ha aprovechado para someterlo a una limpieza y reparar algunas piezas de la anatomía dañadas con motivo de las labores propias de priostía, principalmente traslados a la urna. Estructuralmente, la imagen se halla en perfecto estado.

Durante el proceso de restauración, como ya se anunció, se confirmó la autoría de Juan de Mesa sobre esta portentosa imagen, quien la ejecutó en el año 1619, al haberse hallado en un recodo del sudario un documento acreditativo, que fue encontrado gracias a una cámara endoscópica y que volvió a ser introducido en el lugar que decidió el autor cordobés.

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