La actualización de las previsiones meteorológicas no hacen sino corroborar las previsiones, ya a corto plazo, de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). La Semana Santa de 2024 apunta a pasada por agua en Sevilla.

Tras unas vísperas marcadas aún por el calor, seguirán unos días en los que la inestabilidad será la nota dominante, junto a una bajada de las temperaturas. Y aún queda la incertidumbre para la segunda mitad de la fiesta religiosa. 

La Aemet ya vaticina, con bastante grado de confianza, cómo se comportará el tiempo durante los primeros días de la Semana Santa. De este modo, para el Viernes de Dolores y el Sábado de Pasión se prevén cielos despejados, sin riesgo de lluvia y unas temperaturas que rozarán los 30 grados.

La situación se complica bastante de cara al Lunes Santo. En la madrugada de esa jornada entrará una borrasca, que eleva el porcentaje de lluvia al 905, cifra que sí supone un riesgo considerable para las cofradías que se pongan en la calle ese día.

El meteorólogo José Antonio Salado, incluso, no descarta que se produjera alguna precipitación las últimas horas del Domingo de Ramos. 

En el Martes Santo ese riesgo sube de nuevo y ahora se sitúa en un 85%. El Miércoles Santo por su parte se queda aún entre dos aguas con un 50% de probabilidad de lluvia en Sevilla.

El modelo más fiable que maneja la AEMET en estos días previos indica que, desde el lunes 25 al miércoles 27 de marzo, pese a que existe "una alta incertidumbre" en este periodo, el escenario más probable contempla la penetración de sucesivos frentes, lo que dejaría cielos nubosos y precipitaciones abundantes y generalizadas.

Para la segunda parte de la Semana Santa, del jueves 28 de marzo al sábado 30 de marzo, la AEMET precisa que persiste "cierto grado de incertidumbre", aunque avanza que "es probable que continúe el tiempo inestable en la Península", debido al paso de sucesivos frentes que dejarían cielos nubosos y precipitaciones generalizadas.

Otro de los aspectos más destacados por los meteorólogos de la EMET es la bajada de las temperaturas. De los 30 grados del fin de semana se pasará a los 19, una máxima más propia del invierno que ya se había dejado atrás.