Los Seises de Sevilla también bailan por Carnaval
Tradiciones
Lo harán hasta el martes en la Catedral como desagravio por estas fiestas
El triduo previo a la cuaresma se instituyó en 1695
Galería gráfica del baile de los Seises en el Triduo de Carnaval
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No todo es pagano en Carnaval. Aunque el nombre de la fiesta lleve a pensar que nada tiene que ver con lo religioso (no digamos ya con lo espiritual), algunos templos de Sevilla mantienen cultos vinculados a los días que preceden a la cuaresma. Sin ir más lejos, la propia Catedral conserva un rito para el que ofrece su baile más particular, el de los Niños Seises, que desde este domingo hasta el próximo martes danzan ante el Santísimo para reparar los excesos cometidos en estas fechas.
El Triduo de Carnaval quizás sea el baile menos conocido de los Seises. Frente a la fama que tienen la Octava del Corpus y la Inmaculada, cuando la ciudad se viste de juncia y romero o una bandera celeste ondea en lo alto de la Giralda, este culto sólo reúne a minorías que acuden desde la tarde del Domingo de Carnestolendas al templo metropolitano. Son los tres días que preceden al Miércoles de Ceniza. Periodo de transición que sirve para dejar a un lado los excesos cometidos, de ahí su nombre: retirada de la carne para preparar cuerpo y alma para los 40 días que anteceden a la Semana Santa.
Este culto tiene su historia. Se creó en 1695, cuando el Cabildo Catedral recibió el legado de Francisco de Contreras y Chávez, caballero veinticuatro de la ciudad (algo así como un concejal de la época). En su testamento dejaba dinero para sufragar este ceremonial ante el Santísimo. Desde entonces, los diez niños danzantes (aunque el nombre de Seises pueda inducir a equívoco) bailan ante Jesús Sacramento con sus ropajes blancos y rojos. Sonidos de castañuelas en estos días en los que la ciudad ya se prepara para la temporada alta cofradiera, aunque tal término –como ocurre con las rebajas invernales de antaño– ha caído ya en desuso, pues en temporada alta están las cofradías todo el año, habida cuenta del elevado número de procesiones extraordinarias que jalonan el calendario.
Quienes deseen acudir al Triduo de Carnaval, deben saber que se celebra durante los tres días previos al inicio de la cuaresma, a las 17:30, en el altar mayor de la Catedral. Pero no sólo en el principal templo de la archidiciócesis (lo de seo lo dejamos para los cursis) tiene lugar este culto. Otras iglesias también lo celebran. Sin ir más lejos, en la cercana parroquia de Santa Cruz, la Congregación de Luz y Vela expone al Santísimo “en reparación y desagravio”por las fiestas de don Carnal, las cuales, por cierto, tienen escaso recorrido en la capital.
Entre los ritos que preceden al nuevo tiempo litúrgico que se inaugura el miércoles, no debe olvidarse otro que aún conservan algunos templos: el entierro del Aleluya, que no volverá a entonarse hasta la misa de la Vigilia Pascual, el domingo en que acaba la Semana Santa.
Vísperas de la gran víspera, la que dura seis semanas, esto es, 40 días. Síntesis de un fin de semana en el que la ciudad ha empezado a revestirse con las prendas propias de estos días. Los cultos de las hermandades se suceden. Función principal en la Amargura, traslado del Cristo de las Tres Caídas (con banda incluida) en Triana y traslado de la Soledad de San Lorenzo desde su capilla al altar mayor de la parroquia, con el que se ponía fin a su besamanos. Más besamanos: el de Jesús con la Cruz al Hombro, en el Valle. Y besapiés, el del Calvario y del Cristo de la Misericordia, del Baratillo. Diversas maneras de meter el cuerpo (y el alma) en cuaresma. Las primeras torrijas pueblan los escaparates. Pero hasta el martes, bailan los Seises.
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