Una provincia bajo el antifaz

Semana Santa en Estepa y Herrera: Entre pachones, demandantes y rostrillos

  • Las celebraciones en la Sierra Sur reciben influencias de Córdoba y Málaga

  • En Estepa hay una cofradía de San Pedro y otra del Niño 'Perdío'

  • En Herrera tienen especial protagonismo las corporaciones de romanos, santos y profetas

El Niño 'Perdío', cofradía que sale el Miércoles Santo en Estepa.

El Niño 'Perdío', cofradía que sale el Miércoles Santo en Estepa. / Miguel Ángel Carmona

Hoy nos trasladamos a la Sierra Sur, comarca sevillana que sirve de frontera con Córdoba y Málaga, de ahí que su Semana Santa resulte una mezcolanza de estilos de las tres provincias andaluzas, una situación que enriquece las cofradías y tradiciones que pueden contemplarse durante los días santos. El visitante que acuda a los municipios que a continuación detallamos encontrará costumbres bastante distintas a las que suele ver en la capital. 

En este capítulo nos centraremos en dos localidades. La primera de ella es Estepa, que adquirió el título de ciudad en 1886. Famosa por su aceite y mantecados, se trata de una urbe que conserva una importante arquitectura barroca, lo que la convierte en escenario perfecto para el desfile de sus cofradías. De todas con las que cuenta -nueve en total- nos detendremos en tres por las peculiaridades que presentan. 

La primera es la de San Pedro, que en circunstancias normales saldría a la calle la tarde del Martes Santo. Es llamada también la cofradía del Príncipe de los Apóstoles, puesto que, al contrario de lo que ocurre en la mayoría de los cortejos penitenciales que pueden verse estas fechas en Andalucía, aquí no hay paso de Cristo, sino un santo. Se trata de la imagen de San Pedro, una valiosa talla -atribuida a Pedro de Mena (último tercio del siglo XVII)- que representa el desconsuelo del primer Papa de la cristiandad tras haber negado por tres veces a Cristo. 

Cuando el gallo canta

Goza de gran devoción en Estepa, donde la Semana Santa cuenta con personajes peculiares como son las figuras de los demandantes y los pachones. Las primeras son las personas que se encargan de pedir limosna para costear la cofradía. Quienes desempeñan esta función visten túnica corta (hasta la rodilla) y no llevan ni capirote ni antifaz. Acuden en grupo de tres y portan una demanda donde se deposita el dinero. 

San Pedro y el gallo por las calles de Estepa el Martes Santo. San Pedro y el gallo por las calles de Estepa el Martes Santo.

San Pedro y el gallo por las calles de Estepa el Martes Santo. / Miguel Ángel Carmona

La otra figura, la de los pachones, la encarnan niños que llevan la túnica de su cofradía (que no sea de corte serio) y se caracterizan por el tocado de estilo egipcio que envuelve sus cabezas hasta llegar a los codos. Su función principal es avisar de la salida del cortejo penitencial al son de una campanita. Lo hacen dos veces. La primera, por la mañana, y la segunda, por la tarde, cuando ya está la hermandad en la calle y se sitúan delante de la cruz de guía.  

Otra de las cofradías peculiares de Estepa es la del Niño Perdío, nombre que recibe por representar una escena que alude al tercer dolor que padeció la Virgen. En el primer paso se escenifica el momento en el que Jesús, con 12 años, desaparece del lado de María y José y lo encuentran en el templo, hablando con los doctores. Es de los escasos vestigios -junto con el de Marchena- que ha quedado en la provincia de hermandades que en Semana Santa sacaban una imagen del Divino Infante, algo habitual siglos atrás y que en Sevilla capital se mantuvo hasta el siglo XX con el Dulce Nombre de Jesús, de la Quinta Angustia. 

La leyenda del orbe

Esta cofradía sale la tarde del Miércoles Santo. La imagen del Niño Jesús es obra atribuida al vallisoletano Luis Salvador Carmona (siglo XVIII). Luce cabellera de pelo natural y el globo terráqueo en la mano izquierda. Una leyenda asegura que si en algún momento de la procesión se le cayera el orbe, el mundo se acabaría. De ahí la expectación que se origina cada vez que se levanta este paso de misterio. 

La tercera cofradía a la que nos referimos en Estepa supone una rotunda diferencia con las dos descritas hasta ahora. Se trata de los Estudiantes, que sale a las 2:00 de la madrugada del Miércoles Santo en pleno silencio, mientras sus nazarenos (que portan faroles y no cirios para evitar que la luz la apague el viento de la sierra) rezan, de rodillas, cada una de las 14 estaciones del vía crucis. El Cristo del Amor, su titular, es un crucificado del siglo XVIII atribuido a Diego Márquez, referente de la escuela antequerena. 

Silencio absoluto la madrugada del Miércoles Santo, en Estepa, con los Estudiantes. Silencio absoluto la madrugada del Miércoles Santo, en Estepa, con los Estudiantes.

Silencio absoluto la madrugada del Miércoles Santo, en Estepa, con los Estudiantes. / Quino Castro

Y de Estepa nos marchamos a una localidad muy cercana, Herrera, que sirve de frontera con la subbética cordobesa, lo que explica las innumerables influencias que recibe de su Semana Santa, en especial de Puente Genil, donde adquieren gran protagonismo durante la cuaresma los cuarteles. Se trata de agrupaciones civiles que representan distintos personajes vinculados a la Pasión de Cristo, y que en el caso del municipio sevillano se denominan corporaciones, aunque en este caso sólo salen en Semana Santa. 

Las corporaciones de Herrera

Seis son las corporaciones que posee Herrera. De ellas, cinco mantienen el carácter civil y sólo una está integrada en una hermandad, la de los Defensores de Jesús. Participan en misas y actos desde el Jueves Santo al Domingo de Resurrección. Además de la mencionada, se encuentran la de los Romanos (la más popular), los Apóstoles, los Profetas, las Marías y los Defensores del Templo. Son también reliquias del pasado, ya que los componentes de estas asociaciones encarnan a personajes pasionistas. Era la denominada Biblia de los Pobres.

La corporación de los Defensores de Jesús, con sus ropajes, símbolos alusivos y los característicos rostrillos. La corporación de los Defensores de Jesús, con  sus ropajes, símbolos alusivos y los característicos rostrillos.

La corporación de los Defensores de Jesús, con sus ropajes, símbolos alusivos y los característicos rostrillos. / Segundo Cabezas

Además de ropajes alusivos al papel que desempeñan, cubren sus caras con los denominados rostrillos (realizados con cartón piedra o con resina de poliéster) en los que sólo cuentan con dos pequeños orificios (como la punta de un alfiler) para ver. Una singularidad que merece ser vista, al menos, una vez en la vida. Apúntela para 2021.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios