En el Polígono Industrial La Red XXI, pasando Torreblanca, también hay ecos de Semana Santa. Lejos de las tabernas cofradieras y las parroquias más antiguas está el taller de Francis Verdugo, un hermano del Cerro del Águila que está tallando en madera de cedro el nuevo paso de su hermandad para el Nazareno de la Humildad. Tras un concurso de ideas que reunió a nueve candidatos, y cuatro fueron los finalistas allá por junio de 2015. De ese póquer de diseños ganó (con 196 votos frente a 63 de los tres restantes) este tallista de 43 años afincado en Montequinto que reconoce estar ante algo grande e irrepetible cuando habla de este trabajo que está viviendo intensamente y que supera las expectativas que él mismo tenía cuando lo imaginó en el papel.

Ahora, aunque lo compagine con otras creaciones, disfruta día a día de este reto mientras da lo máximo en el proceso de creación en el que se encuentra inmerso. Verdugo, que empezó tarde en este mundo de la talla (en 1995, con casi 22 años, de la mano de Manuel Durán), muestra orgulloso su obra mientras explica el efecto piramidal que ha querido conseguir. Empezando por una base inusualmente grande para una iconografía de nazareno que se recoge en un canasto de más de medio metro y se corona en la cabeza o en las potencias de la imagen.

La hermandad reconoce que con el tercer paso tendría que adelantar su salida

Más de dos metros y medio de ancho y casi cinco metros de largo para albergar a 35 costaleros que, si los plazos estipulados se cumplen, podrían estar llevándolo bajo las trabajaderas el próximo 2018. Tanto Francis Verdugo como José de Anca, hermano mayor de la hermandad, así lo esperan. No obstante, ambos supeditan esta fecha a que esté totalmente terminado, alejando la presión que la Semana Santa del próximo año les puede poner. Precisamente De Anca explica preocupado que con este nuevo paso el Cerro "necesitará más tiempo de paso en la carrera oficial" y probablemente les obligue a salir de su templo antes de la hora a la que lo viene haciendo en los últimos Martes Santo.

Verdugo revela que tiene prácticamente finalizado el frontal del respiradero y se encuentra, junto a su equipo, tallando piezas de la parte trasera y del canasto, que, según asegura, es el que imprime personalidad al paso. Para ello, explica minuciosamente sus elementos haciendo hincapié en los cuatro ángeles mancebos situados en las esquinas que portan los cuatro elementos del escudo de la corporación del Cerro del Águila. Figuras que forman parte de un diseño que él comenzó a crear hace tres años, pero que "ya tenía en la cabeza desde que el titular tallado por Juan Manuel Miñarro se incorporó a la hermandad en 2005". Por ello, concibió un boceto que "mantuviera el sello de la hermandad en la calle" y que guardara una relación con los otros dos pasos existentes, algo que fue valorado por la junta de gobierno. En esa línea, el artista pensó en las maniguetas redondas (como las del primer paso) con tapizados en terciopelo morado, al igual que los faldones bordados en hilo de oro en los que se representa el mismo dibujo que tiene el techo del palio de la Virgen de los Dolores.

Otra decisión que tuvo clara Verdugo en su diseño es que este paso de estilo barroco "no fuera dorado, sino barnizado y con la orfebrería en tono bronce". Barniz que le dará el último efecto a la madera del ebanista palaciego Enrique Gonzálvez, encargado de la carpintería del paso y motivador de la maqueta (a escala 1:5) que mostró Verdugo en su presentación a la hermandad. Ahora el modelo en miniatura preside el despacho del tallista, al que le sirve de gran utilidad como referencia para hacerse una idea de como será el resultado final. Aunque matiza que ni él lo sabe, pues desde que ganó el concurso hasta hoy ha habido muchas modificaciones y prevé que sigan produciéndose en pos de un trabajo histórico que le emociona al intentar explicar que significa para él tallar el próximo paso de su hermandad.