El tiempo de glorias se detiene en Antonio Machín con la Pastora de Capuchinos
Como cada último domingo de mayo la Pastora recorrió el entorno del convento de Capuchinos
Entró pasada la medianoche del ya Lunes de Pentecostés
La lluvia respetó las procesiones de gloria en este último sábado de mayo
Ni el vuelco electoral ni la Romería del Rocío. Ningún factor externo y circunstancial desplaza o ensombrece uno de los episodios capitales del tiempo de glorias en nuestra ciudad: la procesión de la Pastora de Capuchinos. Como cada último domingo de mayo, fieles a sus reglas y a la tradición, y tras la Novena consagrada en su honor, la Pastora de Capuchinos recorrió en la tarde-noche de este domingo las calles de su feligresía.
A las siete en punto de la tarde, sin demoras ni preocupaciones meteorológicas, se puso en la calle este cortejo que estuvo en todo momento arropado por decenas de cofrades que no faltaron a una de las citas clave del calendario. La Virgen estrenaba unas mangas bordadas por Manuela Rey que vinieron a completar el terno con la saya confeccionado para este mismo año y que ha sido donado por una familia de la hermandad. Además, portó un rosario de filigrana de plata donado por la familia de Concepción de Montes Zamora a título póstumo. El Divino Pastorcito estrenó unos nuevos pantalones a partir de antiguos bordados que han sido ejecutados por el taller de la hermandad.
Tras visitar las inmediaciones de San Julián, y discurrir por calles emblemáticas como Maestro Quiroga o Sorda, la comitiva se adentró en el entorno más "capuchinero", donde viven muchos de sus hermanos y otros tantos se reencuentran. Pasadas las diez y media de la noche, con todo escrutado en las urnas, el tiempo volvió a detenerse en la calle Antonio Machín: petadalas, fuegos artificiales y cantes para acompañar a la Divina Pastora y a una ingente multitud que se agolpaba en las costuras de una calle que se ajusta, milagrosamente, al milagro de la religiosidad sevillana.
María Jesús Pedrosa, del grupo Sal y son, cantó varios temas al paso de la Virgen y todo sucumbió a la devoción pastoreña, que hunde sus raíces y su génesis en este convento sevillano que exportó, para todo el planeta, la imagen de María como Pastora. A las doce y media en punto de la noche los zancos se posaron en el interior del templo, poniendo el broche de oro a un mes de mayo glorioso en nuestra ciudad. Es Lunes de Pentecostés. Y en Antonio Machín consagra la primavera.
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